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Mensaje de politicos sin mensaje

Pedro Gómez Nieto

El desarrollo de las redes sociales ha traído la segmentación del mensaje perdiendo su universalidad. Mientras en los medios, principalmente televisión, el mensaje se generaliza para abarcar al mayor espectro de población posible, en las redes sería un error hacer lo mismo. Las plataformas están diseñadas para sectores diferenciados según características: edad, aficiones, formación académica… Los que utilizan habitualmente Signal, Messenger o Twitter para chatear, por ejemplo, tienen perfiles singulares. El “consumidor” de las redes se fragmenta, circunstancia a la que no se le presta la debida atención en las campañas electorales. Para una plataforma como Facebook, que permite no solo la relación social sino también laboral, empresarial, la firma Cambridge Analytica estudió a más de 50M de titulares estableciendo perfiles según afinidades. La información fue utilizada por el equipo de Donald Trump, en la anterior campaña electoral, para enviarles mensajes personalizados, propaganda abierta y subliminal. Es necesario manipular los estados de opinión para mover la masa en la dirección adecuada.

Si al mensaje lo consideramos “propaganda”, el emisor, en este caso el político que lo genera, es la “marca” que pretende ofrecer respeto al consumidor, el destinatario. No importa la excelencia del mensaje si la marca no es confiable, atributo que se adquiere con tiempo y entrega. La política es una profesión de servicio, vocacional. Si la marca es solo fachada, continente, el mensaje, contenido, no es creíble. Hay políticos que practican el “timo del tocomocho”, ofrecer lo que el cliente nunca recibe, presentando después una justificación que los libera de responsabilidades. Hay presidentes de partidos políticos que hace cuatro años comprometieron su palabra ante terceros si los resultados lectorales les favorecían, y todavía no han sido capaces de honrarla. ¿De qué van? Tenemos una elite política desprestigiada, sin marca por falta de honestidad, sin mensaje por ausencia de credibilidad.

Escuchamos el mensaje recurrente de políticos fracasados asegurando que solo la unidad de la oposición sacará al Partido Nacional del poder. Nos toman por subnormales. En 34 meses no han podido desprenderse del ego que los aplasta para articular un frente común; no han sido capaces de presentar al electorado una agenda con propuestas integradoras, no obstante, exigen del gobierno que implemente la segunda vuelta como si fuese el “Santo Grial” de la democracia. Nacieron espabilados. Practican la apología del odio, injurian y calumnian a los diputados, a la institucionalidad del Congreso: “nido de ratas, cucarachas, pandoros corruptos, delincuentes, narcos, ladrones que no representan al pueblo…”, pero ahora,¡milagro!, conceden legitimidad a los diputados presionándoles para que aprueben la segunda vuelta, una reforma constitucional que afectará al pueblo cuando están denunciando que no lo representan. Cinismo sublime. Plebiscito y referéndum son mecanismos constitucionales para la consulta popular. El balotaje es una reforma que afectará el marco democrático de convivencia, el pueblo no puede delegar esa responsabilidad en un Congreso que ellos desprestigian. “Cosechan lo que sembraron”; “Donde las dan, las toman; refranero popular.

El mensaje será efectivo cuando afecte las emociones, puenteando la razón. Cuando la emoción desaparece perdura el sentimiento. El voto siempre es más emocional que racional. Próceres y pesebristas, políticos fracasados, tienen una deuda con el pueblo al que manipularon y utilizaron como herramienta de presión política. Semana sí, semana también, durante toda la legislatura esparcieron basura en medios y redes anunciando la inminente “salida de JOH”. La sociedad ha transitado desde la expectante incertidumbre al hartazgo y actual rechazo. Comprometieron su palabra asegurando manejar información procedente del Departamento de Estado, de diferentes profesionales en el extranjero, de policías y militares depurados, incluso del entorno de los narcos extraditados (por la política del gobierno): “Tómenme la palabra”; “Mas pronto que tarde”; “Es un hecho”; “Es inminente su salida”; “Créanme, se los aseguro”; “Tienen los días contados”… muletillas habituales durante sus defecaciones verbales. ¿Repararon que ya no las utilizan?

Burdo montaje. Fingieron disponer de contactos de alto nivel e información privilegiada, manipularon emocionalmente la opinión pública, y colateralmente subieron perfil. El prócer que salvará a Honduras justifica el fracaso con uno de sus memes comodín: “JOH los tiene a todos comprados”. La tontera del mensaje confirma los atributos de la marca. Cuando JOH entregue la banda presidencial, junto a la enésima derrota que llaman “fraude” por indecencia política, les aguarda el síndrome de abstinencia.     

“Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros”. -Groucho Marx-

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