Bridgetown – La mayoría de los líderes de la Comunidad del Caribe (Caricom) se mostraron este jueves dispuestos a aceptar a sus ciudadanos que sean deportados desde Estados Unidos por la política migratoria del presidente estadounidense, Donald Trump.
«La posición de Santa Lucía es: ¿tenemos ciudadanos en EE.UU. que están allí ilegalmente? Santa Lucía cooperará con EE.UU. en lo que a eso se refiere», manifestó a EFE el primer ministro santalucense, Phillip J Pierre.
En la misma línea, su homólogo de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, aseguró que su deber es aceptar a sus ciudadanos porque no quiere convertirlos en «apátridas».
«Solo tenemos que asegurarnos de que haya colaboración a nivel regional para garantizar que los implicados en actividades delictivas no tengan la oportunidad de viajar libremente por el espacio de Caricom», aseveró Browne.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de San Cristóbal y Nieves, Denzil Douglas, pidió que «se establezcan y se sigan los protocolos públicos» y los «nombres de los inmigrantes» se envíen previamente a las autoridades.
El primer ministro de Montserrat, Reuben Meade, propuso a los líderes caribeños fomentar el turismo de otras potencias mundiales como Europa, Canadá, China o la India, y no de EE.UU.
Meade comentó a EFE que el Caribe sigue «preocupándose demasiado por EE.UU. cuando, en realidad, hay otros actores en el mundo».
«Si los chinos son los que están proporcionando los recursos, ¿por qué vamos a decirles a los chinos que no? Especialmente cuando EE.UU. ha retirado sus recursos», agregó, en alusión a lo sucedido con USAID.
Trump dio ayer un paso más en su política de mano dura contra la inmigración ilegal, que ha llevado a la detención masiva de personas indocumentadas en EE.UU. y su posterior deportación a sus países de origen.
Se trata de una orden ejecutiva para eliminar las prestaciones federales dirigidas a migrantes indocumentados y mejorar los criterios de verificación para la obtención de esas ayudas. EFE
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