Durante la ceremonia, realizada durante la semana de la Santa Convocación, que concluye hoy, el pastor de la Luz del Mundo, Samuel Joaquín Flores, evocó la última noche de Jesucristo en la tierra.
Apoyado por cien obispos y decenas de diáconos, el líder repartió pan y 2.500 litros de jugo de uva no fermentado entre los 15.000 fieles que se congregaron desde temprano en el templo principal, así como entre los cientos de miles de peregrinos apostados en las calles alrededor de las 14 sedes alternas de esta Iglesia.
A pesar de la lluvia que por momentos cayó sobre la ciudad, los peregrinos de todas las edades observaron la ceremonia en grandes pantallas que fueron dispuestas afuera de la entrada principal de los templos.
Además, el pan y el vino fueron repartidos simultáneamente a unos 300 presos recluidos en un penal del estado de Jalisco, los cuales recientemente se convirtieron a esta religión.
En el marco de la ceremonia fueron consagrados doce nuevos diáconos provenientes de Costa Rica, Estados Unidos, Francia, Honduras, El Salvador y México.
Las mismas fuentes señalaron que la asistencia de fieles superó las expectativas, pues en los dos últimos días llegaron a esta ciudad 10.000 peregrinos más de los esperados.
La ceremonia, que duró unas seis horas y terminó a medianoche, estuvo resguardada por agentes de Policía y un helicóptero de la Unidad Estatal de Protección Civil de Jalisco, que sobrevoló la zona.
La Iglesia de la Luz del Mundo cuenta con unos 5 millones de fieles en todo el mundo.
La semana de la Santa Convocación comenzó el pasado 9 de agosto y concluye el hoy con la despedida de los peregrinos que viajaron desde diversos puntos del planeta para presenciar la fiesta más importante de su congregación.