spot_img

Magdalena, la cuidadora de tumbas ajenas en el preludio del día de los muertos

Tegucigalpa – “Hay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido…” El magnifico verso de Neruda, contrasta con la rutina de Magdalena, una mujer dedicada a cuidar sus muertos o más bien los ajenos, en el histórico Camposanto General de Tegucigalpa, la capital hondureña.
 

– Imponentes edificaciones se resisten a ceder pese a la indiferencia

– Un busto del poeta Juan Ramón Molina se levanta imponente ante decenas de mausoleos, tumbas y esculturas de fino mármol

Cada domingo, Magdalena llega hasta el Cementerio General para cuidar y limpiar cuatro tumbas que le han sido encomendadas. Son los muertos de familias que prefieren no llegar al histórico lugar por la inseguridad que se respira en la zona.

Sin saber de quien se trata, ella se esmera en el cuidado de la tumba del ex presidente hondureño Alberto Membreño (1915 – 1916). Llega al cementerio armada de valor y con machete en mano, viaja cada semana desde la vulnerable colonia Nueva Suyapa y por horas se dedica a atender a los muertos ajenos.

Por años cuatro familias le han encomendado la tarea. Le pagan mensual o anualmente, pero ella, sin ambages, cumple con las atenciones de rigor.

A las puertas del día de difuntos, una fiesta prehispánica que en varios paises de América matiza colores, sabores y ceremonias propias, en una mezcla pagano – religiosa, la mujer aprovecha el movimiento de gentes que limpian o coronan para poder permanecer más tiempo entre las tumbas y brindar un poco más de espíritu a sus muertos.

Como habitante de la Nueva Suyapa, una de las zonas capitalinas sacudidas en sus entrañas por la criminalidad, Magdalena sabe a lo que se arriesga al permanecer en el Cementerio General. El área está rodeada de indigentes, jóvenes perdidos entre las bolsas plásticas del pegamento que inhalan sin parar, potenciales delincuentes y un sinfín de ladronzuelos. Visitar el lugar es una osadía, más aún, para una mujer sola y un tanto agotada por el paso del tiempo.

“Ahorita estoy aquí porque se acerca el día de finados y me siento con valor para estarme un par de horas limpiando estas cuatro tumbas… para estas fechas viene gente y así no me da miedo”, asegura.

“Mire por ejemplo aquella tumba” – dice mientras señala otra que está a la par – “los familiares tienen más de dos años de no venir, más bien creo que se fueron a vivir a Estados Unidos. Pero, voy a venir en mero día de los muertos, quien quita que vengan a coronar”, dice Magdalena con un brillo de esperanza en sus ojos.

Al consultarle ¿por qué no se dedica a otra cosa?, respondió que “vivo sola y alquilo un cuartito en la Nueva Suyapa, además a esta edad que tengo ya nadie me da trabajo. En la semana veo como me rebusco y los domingos aquí me va a ver limpiando mis tumbitas”, expresa mientras continúa contemplando con esmero las sepulturas.


Un camposanto para la historia

“¡Pobre corral de muertos entre tapias
hechas del mismo barro,
sólo una cruz distingue tu destino
en la desierta soledad del campo!”
(Miguel de Unamuno)

El Cementerio General de Tegucigalpa se empezó a construir en 1882 y fue oficialmente inaugurado en 1884, bajo un estilo de influencia francesa en sus pórticos y entradas.

La obra estuvo a cargo del arquitecto italiano Emilio Montessi, que en aquel tiempo trabajaba con el doctor Marco Aurelio Soto. Al inicio, el camposanto solo poseía 10 manzanas de terreno, actualmente tiene un espacio de 38 manzanas en total.

Con 128 años de historia pura, en su interior yacen los restos de reconocidos hondureños y extranjeros que han marcado la historia nacional.

Reposan allí los restos del general Tiburcio Carias Andino, una de las tumbas más visitadas. Asimismo, Esteban Guardiola, Rafael Ferrari (padre), Miguel R. Dávila, Rafael Coello Ramos, Armando Escalón, Vicente Mejía Colindres, Paulino Valladares, Enrique Gutiérrez, Ramón Rosa, Juan Manuel Gálvez, Froilán Turcios, Vicente Cáceres, Julio Lozano Díaz, la familia Callejas Valentine y los Soto, entre otros.

Gran parte de la colonia china también descansa en el Cementerio General.

Centenares de edificaciones sobreviven al paso de los años en el cementerio que en algún momento representó el “glamour” para las familias de antaño.

Hoy, en el primer día de noviembre, como pasa cada año, las visitas al histórico camposanto abundan. Van gentes de diversas procedencias, en él lugar se conjugan celebridades y humildes ciudadanos. Es la antesala del día de los muertos, una festividad declarada patrimonio inmaterial de la humanidad…..es un día en que la muerte está de cumpleaños….



spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img