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Dago Luján, su narrativa privilegiada y el periodismo deportivo apasionado

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Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Alejandro García) – Con más de 40 años de experiencia en el periodismo deportivo, Dagoberto Luján más conocido como “El Tigre” sigue siendo uno de los comunicadores icónicos en las transmisiones de partidos de fútbol en la radio.

Este veterano periodista y locutor deportivo, relata sus vivencias profesionales y deja claramente establecida la añoranza de las coberturas en vivo, ahora sustituidas en gran parte por las entrevistas virtuales.

Igualmente, habla de cómo la prensa deportiva ha sido menguada en cuanto al acceso libre a cualquier protagonista de las jornadas deportivas, desde un técnico, futbolista u otro actor clave. Dagoberto Luján, mira con algo de tristeza como son los clubes los que seleccionan a un jugador o un miembro del cuerpo técnico para que sea el encargado de ofrecer declaraciones y como la prensa se ha adaptado a tener versiones comunes, sin la ansiada exclusividad.

Luján es apasionado por ello cuando habla relaciona como su padre falleció en plena trasmisión cuando celebraba un gol, allá en la liga local de la zona caribeña del país.

Memorias

Desde temprana edad estuvo involucrado con el fútbol porque su padre era dirigente de uno de los equipos del sector de Planes, municipio de Sonaguera, departamento de Colón.

Pese a que su niñez estuvo marcada por la muerte de su padre el día de su cumpleaños, no se desligó del fútbol y decidió continuar con la pasión de su progenitor.

Luján relató que su padre sufrió de un ataque cardíaco mientras celebraba un gol del equipo, cuando él tenía 10 años.

Luján acompañado con el presentador de televisión, Fernando Fiore.

Por ese hecho, el narrador deportivo argumentó que no ha vuelto a celebrar un cumpleaños, y que, gracias a la pasión de su padre por el fútbol, decidió seguir sus pasos desde el mundo del periodismo deportivo.

La escuela de Dagoberto Luján se forjó al lado de destacados profesionales del periodismo deportivo como los hermanos Servando y Diógenes Cruz.

Inicios

Dagoberto Lujan inició en la profesión cuando en Olanchito, Yoro, a donde se había traslado junto a su familia, le abrieron una oportunidad en la estación radial de la localidad para trabajar de conserje de la radioemisora, posterior a ello, empezó como locutor de música y comerciales.

Adicionó que fue su padre quien le dio la oportunidad de transmitir los partidos de fútbol local por la radio

El locutor de HRN reveló a Proceso Digital sus anécdotas, experiencias y comparaciones de su amplia carrera.

“Nos gustaba lo del fútbol y empezamos a transmitir los partidos de la ciudad y tirábamos cables por todo el pueblo hasta llegar a la cancha”, rememoró.

Tras esos primeros pasos en la comunicación deportiva, Dagoberto Luján se trasladó a Tegucigalpa en la búsqueda de una oportunidad en una estación radial capitalina.

Recordó que su primera oportunidad laboral fue en una estación radial ubicada en el barrio Guanacaste. Poco fue el tiempo que tardó en llegarle la oportunidad de formar parte del staff de la HRN.

El «Tigre» Luján ha dado centenares de coberturas a partidos de la Liga Nacional en sus 40 años de laborar en la «N».

Ya en la “N”, Luján se introdujo como locutor de comerciales en 1977, hasta que un día se encontró con los hermanos Oscar, Diógenes y Servando Cruz en la cabina, quienes eran los encargados de los programas deportivos.

Rememoró que los hermanos Cruz le invitaron a participar en una audición para ser locutor deportivo en los partidos de fútbol que transmitía la estación radial.

“Dije este es el momento” y fue así como este periodista deportivo dio un paso cualificado en su vida profesional.

Diógenes Cruz, el controversial periodista que marcó su carrera

Dagoberto Luján también relató sus experiencias y anécdotas con el legendario periodista Diógenes Cruz.

“Trabajar con Diógenes Cruz era bastante difícil, en aquel tiempo el haber trabajado con Diógenes me imprimió primeramente la responsabilidad, la forma de trabajar, el orden en lo que hacía”, recordó.

Definió que Diógenes Cruz como “un hombre carismático, una persona que era querido y odiado, se dedicaba a enseñar el verdadero trabajo, le gustaba el respeto y la disciplina laboral”.

“Era una persona estricta a la que le gustaba que un reportero llevara una entrevista a la radio con cinco a seis preguntas exclusivas”, recuerda.

Dago Luján junto al controversial periodista Diógenes Cruz.

Indicó que, “sí uno no le cumplía a Diógenes, lo regañaba o lo mandaba a descansar a su casa para que al regreso estuviera activado”.

Comparó las transformaciones que ha sufrido el periodismo deportivo y conjeturó que a Diógenes Cruz le habría sido compleja esta etapa en la que las entrevistas y las ruedas de prensa se hacen, en muchos casos, de forma virtual.

En paralelo con lo que ocurría hace 40 años, cuando a Diógenes le gustaba que un reportero estuviera en el punto de la noticia y “le decía que fuera al entrenamiento del Motagua o del Olimpia, (por ejemplo), y me trae la entrevista con fulano de tales cosas, ahora la realidad totalmente distinta”.

“Ahora se escucha que la entrevista de un fulano está en varios medios como si fuera cadena nacional, los equipos solo prestan ahora a un jugador, técnico o solo habla el gerente, con la misma pregunta porque lo hacen como conferencia”, analizó en una franca realidad que consume la exclusividad y la cada vez más restringida libertad con la que se ejerce el periodismo, aún en el campo deportivo.

Recordó que antes un periodista llegaba a los entrenamientos y tenía la facilidad de entrevistar a cualquiera porque los directores técnicos daban el tiempo necesario para las preguntas que la prensa quisiera realizar, sin agendas previas.

“El Tigre Luján”

A Luján se le conoce en el ámbito deportivo como “El Tigre Luján”, un sobrenombre que nació por un incidente que ocurrió en un partido entre Olimpia-Motagua en el Estadio Nacional de Tegucigalpa. Prosiguió su relato contando que él se encontraba en aquella ocasión en el sector de silla y, en la parte alta sucedió un incidente entre aficionados que se pelearon.

“Yo todavía recuerdo bien el incidente en el que se pusieron a discutir (aficionados); Diógenes desde cabina me consultó sobre lo que ocurría y le respondí que alguien (una persona de camisa anaranjada), había sacado una pistola. Él me dijo que yo tenía ojo de tigre y desde entonces me bautizó como “El Tigre Lujan”, básicamente por la mirada aguda”, recuerda.

 “Han pasado más de 40 años y la gente me conoce más como “Tigre Luján” que por mi nombre de Dagoberto”, puntualizó.

Anécdotas

Luján compartió que pese a tener la oportunidad de trabajar en la radio Monumental de Costa Rica, la oferta fue bloqueada por su jefe inmediato.

Otra anécdota contada por Luján fue cuando junto a su colega Marvin Cabrera, en Canadá, les tocó transmitir un partido de la selección nacional de Honduras, desde un teléfono público, ubicado en las graderías, por señas, ya que no se habían percatado de la pérdida de un cable en el partido anterior.

Reveló que uno de sus sueños no cumplidos ha sido no pode rrelatar un gol de sus hijos.

En ese sentido, recordó que optaron por utilizar el teléfono público de las graderías para narrar el partido mediante señas durante 22 minutos, lo que les conllevó a ponerse de acuerdo en el lenguaje que utilizarían.

Recordó que, debido a su peculiar trasmisión y a sus gestos, un periódico canadiense les hizo un reportaje relacionada a esa singular experiencia.

Detalló que la compañía de teléfono llegó 20 minutos después de haber iniciado el partido para que pudieran transmitir desde la cabina.

El “Tigre Luján” lamentó que hasta la fecha no tiene un conteo de los  goles que ha narrado en sus 40 años de carrera como locutor.

No obstante, reveló que uno de los goles que narró con tanta alegría fue el de Carlo Costly con la selección de Honduras ante México, en el conocido “Aztecazo”, para las eliminatorias hacia el mundial de 2014.

Al cierre de la conversación dijo que uno de sus deseos es narrar un gol de uno de sus descendientes, de un nieto, un hecho que para él marcará lo más entrañable de sus memorias. (AG)

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