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Los tentáculos del crimen alcanzan al deporte en América Latina

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Redacción Deportes – El caso del ex guardameta mexicano Omar ‘Gato’ Ortiz, quien fue acusado de participar en dos secuestros llevados a cabo por el Cártel del Golfo, puso de nuevo en primera plana la relación entre el crimen en todas sus manifestaciones y el deporte en América Latina.
 

El de Ortiz es solo el nombre más nuevo de la lista de deportistas que han caído en las garras del delito, que va desde el encubrir actos ilícitos hasta el plagio y el asesinato.

Un antecedente de la relación entre el deporte y el narcotráfico se dio en Colombia el 23 de julio de 1993, cuando el ex futbolista Felipe ‘Pipe’ Pérez fue detenido en su casa en Medellín, donde escondía armas y pertrechos para el cártel de esa ciudad.

Pérez fue asesinado tres años después y siempre fue relacionado por las autoridades con John Jairo Arias Tascón, alias ‘Pinina’, jefe de sicarios de la organización delincuencial.

El exportero de la selección colombiana René Higuita visitó el 4 de julio de 1991 al narcotraficante Pablo Escobar cuando se encontraba preso en la casa-cárcel «La Catedral» de Envigado y dos años después fue detenido tras mediar en la liberación de la hija de otro jefe de las drogas que se hallaba secuestrada.

El delantero chileno Luis Núñez pagó prisión cuando en 2003, año en el que jugaba en el Magallanes, prestó su casa para ocultar cocaína perteneciente a «Los Ciprianos», una banda que operaba en el área sur de Santiago.

Su compatriota, el centrocampista Roberto Ávalos, estuvo cuatro años preso tras verse involucrado en un caso de tráfico de drogas también en 2003, del cual siempre aseguró que era inocente.

En Brasil varios jugadores se han visto envueltos recientemente en investigaciones a traficantes de drogas y la Policía citó a varios de ellos para prestar explicaciones, entre ellos Wagner Love, del CSKA de Moscú ruso y Adriano, del Corinthians, pero ninguno ha sido acusado de cometer algún delito.

Adriano admite ser amigo de infancia de algunos narcotraficantes de la favela en la que nació, Vila Cruzeiro, y, aunque fue citado varias veces a declarar, nunca ha sido implicado con los negocios de estas bandas.

La Policía arrestó en 2008 a un narcotraficante en el apartamento de Anderson, del Manchester United inglés, en Porto Alegre, pero el centrocampista tampoco fue implicado con alguna actividad delictiva.

La Policía brasileña detuvo en Sao Paulo en 2008 al colombiano Freddy Rincón, exjugador del Real Madrid y el Corinthians, al ser acusado en Panamá de lavado dinero para una organización de narcotraficantes.

Rincón permaneció detenido 123 días y quedó en libertad a la espera del fallo del Supremo Tribunal Federal, que en ese mismo año negó la extradición por problemas de procedimiento.

Lejos de tener conexiones con el hampa, el portero Bruno Fernandes fue aprehendido en 2010 cuando era el titular y el capitán del Flamengo y va a ser juzgado por el secuestro, asesinato y ocultación del cadáver de una amante.

En El Salvador, el entonces secretario del equipo de primera división Vista Hermosa, Cristóbal Benítez, fue detenido por la Policía junto a otras tres personas como presuntos responsables del delito de narcotráfico el 22 de octubre de 2010 y está bajo proceso judicial desde entonces.

La operación se ejecutó en el municipio de San Carlos, departamento de Morazán (noreste), en la que se decomisaron dos kilos de cocaína, armas y una camioneta tras una investigación de varios meses para desmantelar una red que operaba en esa región.

El árbitro ecuatoriano Byron Moreno, quien se hizo famoso por su polémica labor en el partido de octavos de final del Mundial Corea-Japón 2002 entre Corea del Sur e Italia, fue sentenciado a 30 meses de prisión por tráfico de estupefacientes en Estados Unidos.

Aunque los casos de los futbolistas sean los que más atención mediática reciben, otras disciplinas también han sido afectadas.

El luchador mexicano Lázaro Gurrola, conocido como ‘Estrella Dorada’, fue detenido el 10 de enero pasado por su presunta participación en un secuestro ocurrido a principios de 2011.

Otro luchador, José Alberto Loera Rodríguez, cuyo alias es ‘Voltaje Negro’, fue arrestado en agosto de 2011 como uno de los implicados en el ataque al Casino Royale en Monterrey, con saldo de 52 muertos.


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