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Los periódicos digitales a la vanguardia, el papel muere cada día

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Proceso Digital / Por Alejandro García

Tegucigalpa – Los periódicos de papel pasan poco a poco a mejor vida, los digitales les sustituyen y la tendencia no solo es palpable en el primer mundo, ocurre en Honduras, donde los jóvenes cada vez se alejan de los diarios hondureños, la tinta no les es atractiva y leer en una tableta o en un dispositivo móvil es la norma.

Mientras las viejas generaciones contemplan el fenómeno con alguna nostalgia, intentando, en muchos casos, ponerse a tono para hacerle frente a los desafíos del S XXI, otros, prefieren contemplar las innovaciones y hacerse a un lado, la era digital los rebasó.

En medio de la era bit nace en Tegucigalpa, hace 13 años, Proceso Digital, y la vorágine de las tecnologías le orilla a plantear desafíos comunicacionales en Honduras, usar la multimedia, la interactividad e informar haciendo uso de las libertades que la red permite y que demandan usos responsables.

A propósito de su aniversario, Proceso Digital salió a las calles del centro histórico de Tegucigalpa para conversar con los canillitas, esos hombres, mujeres y niños que se ganan la vida a cuenta de la venta de los diarios de papel, un ingreso que cada vez es menor.

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Medio siglo vendiendo diarios impresos

En el Paseo Liquidámbar en el centro de la capital, fue interesante conversar con José Antonio Flores, de 62 años, un hombre que ha dedicado medio siglo de su vida a vender periódicos.

Empezó en la actividad cuando estaba próximo a cumplir 12 años y desde entonces su labor ha sido ininterrumpida, detalla al tiempo que recuerda cuando ofrecía en su kiosko El Cronista, uno de los diarios icónicos del país y que desapareció en los años 80, luego de ser influyente desde su fundación a inicios de la segunda década del Siglo XX. Los diarios de mayor influencia en el país han sido parte obligada de su oferta a los lectores.

Con la venta de los diarios José Antonio ha forjado a su familia y ha logrado vivir con modestia, pero dignamente.

“Vendíamos con otros amigos diario La Prensa, El Cronista, El Día y los sábados El Semáforo, que lo compraban los señores que buscaban la lotería. Posteriormente salió La Tribuna y El Tiempo”, narró, hasta referirse a los últimos periódicos de papel, El Heraldo y el diario deportivo Diez, así como El País en San Pedro Sula, que a contracorriente con el momento, salió al mercado hace menos de un año.

El canillita lamentó que el surgimiento de las redes sociales y los periódicos digitales hayan perjudicado la venta de los diarios, provocando una reducción del 40% y hasta más.

“Las redes han provocado que nos bajen un 40% de las ventas y sabemos que la tecnología avanza a pasos agigantados, pero nosotros dependemos de las ventas”, expresó con una preocupación manifiesta.

El porcentaje del que habla lo deduce de su experiencia diaria, ya que dice que antes vendía 150 periódicos al día pero que actualmente “sería un milagro si vendo 80 en un día”.

José Antonio Flores señaló que a los estudiantes no les gusta leer en general y mucho menos los periódicos, los que solo buscan cuando son asignados en los centros educativos para hacer una tarea y necesitan algún dato del editorial.

A él la tecnología le genera fobia porque le ha dañado su patrimonio y en ese sentido dice que “yo utilizo un teléfono sencillo, no tengo Facebook, ni absolutamente nada de Internet y no me ha dado las ganas de agarrar un teléfono para manosearlo como lo hacen los jóvenes hoy en día”, exclamó.

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Vendo noticias de ayer que ya todos conocen

Mientras en otra área del centro de la capital hondureña conversamos con María Elena Cruz Ávila, una mujer de 60 años que le ha dedicado 32 a la venta de los periódicos junto con su esposo.

“Mi esposo es canillita y empecé a trabajar como canillita porque no hallaba trabajo, lo hice porque mis hijos estaban en la escuela y quería que se graduaran y que asistieran a la universidad”, contó.

María Elena dijo que el negocio ha sido bueno pero que poco a poco ha decaído.

“Es mi fuente de ganancia, pero he empezado a tener problemas porque ahora todo lo mandan por WhatsApp, en la mañana la gente ya ha visto las noticias y cuando vienen a comprar el periódico dicen que ya lo vieron en las redes sociales y en los noticieros de televisión”, lamentó.
Añadió que estas tendencias le están perjudicando a ella y a su esposo porque sufren terribles bajones en la venta, hay días que no se venden todos los diarios y se pierden clientes.

Admitió que sus hijos le adelantan las noticias que traerá el periódico al día siguiente y que ella deberá vender, algo que le genera un nivel de desaliento.

“Mis hijos se dan cuenta de las noticias en las redes sociales y me dicen ¡Mire mami tal cosa paso!, y al día siguiente que venimos a distribuirlo en la mañana, la gente ya sabe y algunos lo compran ya sea por los deportes, costumbre o saber más de la nota”, reconoció.

Pero María Elena Cruz se mantiene de pie todos los días, ella no quiere que los periódicos impresos desparezcan, son su modus vivendi, aunque el tiempo y las tecnologías son inexorables.

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