Por: Armando Euceda
Así como lo está leyendo: “Los marcianos llegaron ya…¡Y llegaron bailando cha cha cha!” Y, no se asombre: la cara y el cuerpo de los marcianos -hombres y mujeres- es como la suya y como la mía.
Son atléticos y sanos y bien parecidos, porque solo así pudieron resistir el viaje desde Marte hasta la Tierra.
Es más, la probabilidad no es baja de que sean hijos suyos o nietos míos. Esto está ocurriendo en la década de 2030.
No, no es mi fantasía, ni tampoco he empezado a pensar, hablar y escribir disparates. Si no me cree lea la nota que, el martes 11 de octubre del 2016, CNN publicó en sus noticas en línea y en la que se le atribuye la noticia al presidente Obama. “América (EEUU) tomará el gran salto a Marte”, ha dicho el presidente, para luego agregar: “Hemos establecido un peligro vital para el siguiente capítulo de la historia de Estados Unidos en el espacio: enviar humanos a Marte por la década de 2030 y que regresen a salvo a la Tierra, con la máxima ambición de algún día permanecer allí durante un tiempo prolongado.”
Barack Obama cuenta que uno de los primeros recuerdos de su niñez es aquel en el que su abuelo lo sentó sobre sus hombros, mientras agitaba una bandera tal como lo hacían los astronautas que regresaban a Hawai. Con el paso de los años el hombre llegó a la Luna, construyó la Estación Espacial Experimental (ISS) y un coche (el Rover) pisó sin problemas técnicos la superficie de Marte.
El año en el que “el hombre llegó a la Luna”, 1969, yo llegué a Tegucigalpa procedente de Puerto Cortés. En ese año -lo recuerdo sin traición de mi memoria- el 8 de junio en Tegucigalpa, Honduras le ganó en futbol a El Salvador 1-0 y una semana después nos ganaron 3-0 en el Flor Blanca (fue la primera vez que salí del país). Y vino la erróneamente llamada Guerra del Fútbol. El desempate fue en el Azteca (3-2) y nos quedamos fuera del mundial de México. La guerra entre Honduras y el Salvador duró 4 días y finalizó el 18 de julio. Dos días después, cuando en Tegucigalpa eran las 2:17 p.m., Neil Armstrong, el primer humano en pisar la Luna, exclamaba ”Houston,…, el Águila ha alunizado”.
No dejo de impresionarme por la ISS, esa ingeniería espacial maravillosa. Una gran nave que cada 90 minutos le da una vuelta a nuestro planeta. Está actualmente habitada. La ISS es una vedette mediática. Si tiene a mano una computadora la puede localizar fácilmente utilizando el programa gratuito Wolfram Alpha (simplemente escribe ISS). Es un verdadero espectáculo que mis alumnos en la universidad disfrutan mucho.
Cada vez que la ISS pasa por Tegucigalpa recibo un correo electrónico de la NASA. La última vez que pasó fue el sábado 24 de septiembre: HQ-spotthestation@mail.nasa.gov / Para: Armando Euceda /SpotTheStation / Time: Sat Sep 24 6:50 PM, Visible: 3 min, Max Height: 78°, Appears: 10° above SSW, Disappears: 71° above ENE/
Y la fiesta sigue: (¡Mientras escribo este artículo la NASA acaba de publicar una linda imagen de promoción del viaje a Marte!) en febrero del 2021 la NASA pondrá un carro en el Planeta Rojo. El viaje espacial durará siete meses y podremos oír en la Tierra los primeros sonidos emitidos debidos al “primer aterrizaje” en la superficie marciana.
Créame, es altamente probable que un hijo o hija suya, que hoy tiene unos 10 años, viaje en la primera expedición tripulada a Marte en algún momento de la década de 2030. Qué espera, ¡enséñele a bailar cha, cha, cha,…! Más de Armando Euceda. Aquí…
