También del papel que tienen que jugar como auditores sociales.
“No hay mejor auditor que el pueblo mismo, allí nadie se escapa porque dicen que el dinero no hay forma de esconderlo, igual que la pobreza”, señaló.
Planteó que “el que el Estado decida todo, que niegue la libertad individual no es bueno”, y que tampoco lo es “el capitalismo puro, ese que dice que el mercado se regula solo”.
Frente a ello ¿que nos queda?, cuestionó.
Se respondió diciendo que “tiene que haber justicia social, que tenemos que tener corazón para los que menos tiene, que el Estado existe para impartir justicia porque los hombres a veces se nos olvida que la felicidad nuestra reside en como está el otro”.
No se disfruta ni el plato de comida si está un niño allí al lado o en frente de ustedes que no ha comido, ejemplificó.