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Leyes, acosos, censura y polarización, golpean a la prensa en Centroamérica

Tegucigalpa – Si los tiempos de la democracia se ven seriamente amenazados en Centroamérica, el ejercicio de la libertad de expresión y del periodismo, no es la excepción. La prensa centroamericana está siendo fuertemente “golpeada” y hacer periodismo se ha convertido en un acto de tenacidad para no paralizarse frente al miedo. Un miedo que está llevando a muchos periodistas a invocar la autocensura o retirarse de la profesión por protección.

La prensa centroamericana que ha jugado roles decisivos para el retorno a la democracia en la región y avaló con esperanza los acuerdos de paz centroamericanos de Esquipulas en 1987, hoy registra la involución de esos acuerdos y el tránsito de la democracia hacia regímenes autócratas como en El Salvador y Guatemala, además de dictaduras plenas como Nicaragua, mientras Honduras y Costa Rica se mueven bajo populismos. Ese registro de hechos y esa fiscalización a la labor del poder, está generando costos al ejercicio de la libertad de expresión.

“Los costos por ejercer ese tipo de periodismo han aumentado fuertemente al presenciar el cierre de medios, el cierre al acceso de información, el linchamiento por redes, las amenazas, acosos; exilios y encarcelamiento. Nos están pegando duro a los periodistas centroamericanos, pero no estamos cansados, porque hacer periodismo en Centroamérica se ha convertido en un acto de resistencia”, denunció el director del medio digital El Faro, Carlos Dada, en la inauguración del Foro Centroamericano de Periodismo (CAP), efectuado recientemente en la ciudad de Antigua, en Guatemala.

Muchos periodistas, relató, deciden abandonar el oficio por cansancio o por temor, pero otros siguen de pie, luchando, sin dejarse vencer por la parálisis que pretende instalar el miedo.

El Foro CAP reunió a cientos de periodistas de la región para refrescar conocimientos, tomar el pulso a la democracia, a la libertad de expresión, así como a las dinámicas y narrativas que mueven el periodismo, el manejo ético y profesional de los medios y la desinformación. Coincidió con el 25 aniversario de fundación de El Faro, el primer medio digital en Latinoamérica.

Dada recordó el surgimiento de El Faro, a la luz de los acuerdos de paz en San Salvador, que puso fin a una cruenta guerra intestina, y en medio de ese esfuerzo esperanzador, vieron la necesidad de apostar a un medio informativo que apostara por la excelencia periodística y nuevas formas de cobertura periodística. Hoy, 25 años después de esa apuesta, El Faro se ha visto forzado a trasladar sus oficinas administrativas a Costa Rica, ante el acoso y hostigamiento del gobierno del presidente Nayib Bukele.

La tenacidad periodística

“El Faro hoy opera desde Costa Rica ante el hostigamiento que es objeto, nosotros hacemos un periodismo incómodo al poder, y laboramos en un país como El Salvador, donde el ambiente es cada vez más hostil a las voces críticas”, dijo Carlos Dada.

En esa mirada por las amenazas que enfrenta la prensa centroamericana y la libertad de expresión se citó el caso de Guatemala, donde más de una veintena de periodistas han tenido que salir al exilio, se ha visto el cierre forzado de medios como El Periódico y el encarcelamiento de su propietario, el reconocido periodista Rubén Zamora, quien guarda prisión desde hace más de un año. Un tribunal ordenó recientemente repetir el juicio contra Zamora por irregularidades encontradas, mientras la presión hacia las voces críticas y la oposición, la está conduciendo el Ministerio Público por medio de la fiscal general, Consuelo Porras, que emulando a las prácticas orteguistas en Nicaragua ha comenzado a criminalizar también a la oposición política y periodistas que vierten sus opiniones en las redes sociales.

La prensa guatemalteca se encuentra bajo acoso y persecución judicial permanente. En Nicaragua, la libertad de expresión agoniza con el cierre de medios, ONG, universidades, iglesias, encarcelamiento y la expulsión del país y pérdida de la nacionalidad a más de un centenar de opositores políticos, entre ellos periodistas que siguen haciendo su labor desde el exilio. Nicaragua, se asegura, es el ejemplo de dictadura con cientos de periodistas ejerciendo valientemente el periodismo desde el exilio, algunos incluso con la moral en alto, pese al golpe de quitarles la nacionalidad para hacerlos parecer parias.

“Los años de la democracia están terminando en Centroamérica y en consecuencia la libertad de expresión se ve seriamente amenazada. El faro de la democracia que era Costa Rica, hoy se ve seriamente amenazada por el gobierno populista de (Rodrigo) Chaves que ya ataca la libertad de expresión”, dijo el director de El Faro.

Honduras—acotó—el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, y la nueva Corte Suprema de Justicia no han podido judicializar ni un tan solo caso, en dos años en el poder, de las más de 99 muertes de periodistas ocurridas en las últimas dos décadas, al tiempo que ha iniciado un desbaratamiento del sistema de protección de periodistas, como señales preocupantes para el ejercicio de la libertad de expresión.

En su reciente visita a Honduras, la relatora de la ONU para la libertad de opinión y expresión, Irene Khan, emitió una fuerte declaración sobre la situación en el país, al indicar en el caso de los crímenes contra los periodistas la existencia de una impunidad sin precedentes. Khan dijo que, si bien Honduras cuenta con un elaborado sistema de Fiscalías Especiales, las “estadísticas reflejan una colosal falta de voluntad política y un desastroso fracaso del sistema legal y judicial”.

La relatora manifestó que, de acuerdo a datos en poder del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Conadeh, en un período de siete años han registrado 107 denuncias de periodistas desplazados o en riesgo de serlo por amenazas y agresiones, incluyendo intentos de homicidios, y de acuerdo al Conadeh, las denuncias en este año superan a las registradas desde el 2016.

En tanto, sostiene la declaración de la relatora de la ONU, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACNUDH) registró 944 periodistas y defensores de derechos humanos que han sido víctimas de ataques entre enero de 2021 y septiembre de 2023, incluido el asesinato de 36 defensores de los derechos humanos y 4 periodistas.

El llamado de la relatora Khan

La relatora de la ONU para la libertad de opinión y expresión, Irene Khan.

La relatora de la ONU llamó la atención sobre la violencia en línea hacia la prensa y medios de comunicación. La violencia, las amenazas, los ataques en línea, la intimidación, la criminalización y el acoso judicial a personas defensoras de los derechos humanos, periodistas y comunicadores sociales, siguen siendo alarmantemente altos.

“Existe una creciente preocupación por los mensajes contradictorios sobre derechos humanos procedentes de algunos altos funcionarios y una peligrosa tendencia por su parte a atacar a las y los periodistas y catalogar de “fake new” las coberturas críticas”, advierte la relatora Irene Khan, quien abogó en sus recomendaciones por un profunda revisión del mecanismo de protección, la despenalización de los delitos contra el honor, la no criminalización de la libertad de expresión, el acceso a la información pública, y el combate a la desinformación, entre otros puntos.

La mirada de la relatora de la ONU coincide con las preocupaciones expresadas en el Foro CAP de periodistas en Antigua, Guatemala, al señalar que frente a los malos tiempos que enfrenta el periodismo, la apuesta debe centrarse en seguir su labor fiscalizadora del poder, y responder frente a los ataques de los regímenes autócratas, populistas y dictaduras, con más y mejor periodismo, manteniendo una visión crítica ante los excesos del poder.

“Nos están pegando duro a los periodistas centroamericanos, es cierto, estamos cansados, estamos aprendiendo en esta circunstancia, pero no estamos paralizados de miedo, porque tampoco estamos solos”, concluyó Dada, cuyo discurso arrancó cientos de aplausos en el auditorio asistente. (PD).

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