Tegucigalpa – La iniciativa de una Ley de Cuidados Paliativos y Atención de Cuidados a Pacientes con Enfermedades Terminales en Honduras está en manos de la comisión de salud del Legislativo y se prevé que su llegada al pleno de la Cámara para ser discutida traerá controversia.
*Para analistas la discusión de esa ley desataría debates intensos como los que se generan en temas como el aborto y la píldora del día después.
* El papa Francisco denunció la existencia de una «falsa compasión» para procurar la eutanasia a un enfermo.
El proyecto contempla la posibilidad de que un paciente que sufra una enfermedad terminal pueda renunciar voluntariamente a su tratamiento curativo.
Asimismo se le concede la posibilidad de usar morfina y otros tratamientos conexos para aliviar dolores y padecimientos que le nieguen calidad de vida, según se contempla en la exposición de motivos de la causa en la que se detalla la posibilidad voluntaria de que una enfermedad evolucione naturalmente, sin alterar con curativos su ritmo hacia el desenlace.
El pasado 24 de octubre, la diputada liberal por Yoro, Maritza Janeth Varela, presentó ante el pleno la iniciativa para crear la citada Ley.
La parlamentaria arguyó que se trata de una norma que ayude al paciente con enfermedad crónica terminal a bien morir y la misma fue turnada para dictamen a la comisión de salud.
Analgésicos opioides
La controversial iniciativa de ley daría acceso a medicamentos para tratar a los pacientes en fase terminal, víctimas de enfermedades crónicas. A su vez les daría el derecho de decidir cuándo suspender el tratamiento médico y tener ayuda asistida.
Al exponerse los motivos que el decreto amerita, se arguye que el 80 por ciento de los pacientes con cáncer, igual porcentaje de los pacientes con VIH-Sida, el 67 por ciento de los pacientes con enfermedades cardiovasculares crónicas y la misma cantidad de los pacientes con neuropatía obstructiva crónica, experimentan dolores moderados o graves en las últimas etapas de la vida.
En ese sentido se añade que en muchos de los casos «el único modo efectivo de tratar ese dolor es con morfina y analgésicos conexos».
De ahí se deriva le necesidad, según la proyectista, de poner a disposición del paciente que los necesite, analgésicos opioides de gran poder.
En otro aparte de la potencial Ley se establece que «el paciente tiene derecho a pedir la suspensión voluntaria del tratamiento curativo y dar inicio al tratamiento o cuidados paliativos adecuados a su enfermedad, necesidades y calidad de vida», lo que deja entrever el permiso para decidir la ruta hacia la muerte.
“La suspensión voluntaria del tratamiento curativo, implica cancelar todo tratamiento que pretenda prolongar inútilmente la vida del enfermo y que se conoce como ensañamiento terapéutico”, se expresa en la potencial legislación.
La ruta establecida permite entonces al enfermo optar por recibir un tratamiento para no sufrir el dolor y deja que su enfermedad evolucione sin que se usen medicamentos curativos.
Para que un paciente pueda tener acceso a su decisión solo deberá llenar una forma establecida y contemplada en la potencial Ley a fin de cumplir y cubrir los espacios de derecho. Igualmente la decisión puede ser suspendida cuando el paciente cambie de opinión como una garantía de que la regulación es garantizada por el enfermo en torno a que toda acción médica y sanitaria cuenta con su consentimiento o el de su representante.
El proyecto prevé que la Secretaría de Salud, a través de la Dirección de Regulación Sanitaria, será la garante del abastecimiento, la disponibilidad y el acceso de los fármacos en los diferentes establecimientos de salud de la red, tanto pública como privada, todo bajo un reglamento de control especial.
Este derecho sería reservado a las personas con enfermedad terminal, crónica, degenerativas e irreversibles a la atención en cuidados paliativos para darles una calidad de vida, tanto a los pacientes que afrontan tales afecciones, como de sus familias, mediante un tratamiento integral del dolor, el alivio del sufrimiento y otros síntomas, teniendo en cuenta sus aspectos psicopatológicos, físicos, emocionales, sociales y espirituales de acuerdo con las guías de práctica clínica que establezca la Secretaría de Salud para cada patología.
Debate en Estados Unidos
La propuesta fue presentada en medio de la conmoción mundial cuando una mujer californiana de 29 añoscon un tumor cerebral que decidió mudarse a Oregón para usar la ley ‘Death with Dignity Act’, murió tal como lo había planificado.
Brittany Maynard eligió el pasado 1 de noviembre como último el día de su vida porque dijo que quería celebrar por última vez el cumpleaños de su esposo el 30 de octubre. La noticia fue anunciada en la cuenta de Facebook de la organización ‘Compassion & Choices’.
Maynard y su esposo se mudaron de California a Oregón, uno de los cinco estados en Estados Unidos en los que el suicidio asistido por doctores está permitido. Una vez que estableció allí su residencia y probó que le quedaban menos de seis meses de vida, obtuvo las medicinas para morir.
En 1997, Oregón se convirtió en el primer estado de EEUU en legalizar el «derecho a morir dignamente», sin embargo, la historia de Maynard ha reabierto el debate en Estados Unidos sobre la moralidad del suicidio asistido.
Los pacientes terminales en pleno uso de razón pueden solicitar la muerte asistida a un doctor.
Diputada defiende su propuesta
No obstante, la diputada proyectista Maritza Varela, quien también es profesional de la medicina, aclaró que no se trata de poner en vigencia en el país la eutanasia, que es asistir la muerte del enfermo, sino de proveerle a éste la oportunidad de decidir por su propia voluntad ponerle fin al manejo médico de su caso.
Iniciativa es inhumana
El tema ha generado opiniones divididas, sobre todo cuando surgen reflexiones en el sentido que no se puede dejar de la mano a los pacientes con enfermedades que no tienen opción de vida o que ya están desahuciados.
Uno de los que abiertamente ha manifestado su oposición a ese proyecto de ley es el ex ministro de Salud y vicepresidente de la comisión dictaminadora, Arturo Bendaña, quien ha argumentado que “Dios es quien decide el momento en que le pone fin a la vida de un ser humano y, por lo tanto, es obligatorio proveerle a éste toda la atención pertinente y realizar los esfuerzos que estén al alcance de la ciencia hasta el último momento de vida del enfermo”.
Indicó que va a externar esa opinión en el momento que se decida abordar la iniciativa al interior de la comisión pues todavía no ha sido conocida para su dictamen.
Añadió que “no podemos decirle al paciente que porque ya se va a morir, te mando a tu casa y allá anda morí, no se trata de eso”, arguyó Bendaña quien señaló que el proyecto de ley ni siquiera debe someterse a socialización para negociar con la sociedad una ley de ese tipo y mucho menos introducirlo al pleno de la Cámara Legislativa.
Aunque sus opiniones son a título personal, Bendaña no cree que haya ambiente en la Cámara Legislativa para aprobar esa iniciativa.
Opiniones
Por su parte, el oncólogo y también ex titular de Salud, Mario Noé Villafranca, manifestó que en primer lugar hay que considerar que en el país no existen unidades de atención paliativa y, en segundo lugar, no está de acuerdo con abandonar al enfermo, no importa si éste se encuentra en la fase última de su existencia.
“La vida de un ser humano no tiene precio”, agregó el especialista quien subrayó que el tema de la muerte digna, sin sufrimiento, también debe ser visto desde sus implicaciones éticas y religiosas.
De su lado, el ex comisionado de Derechos Humanos, Ramón Custodio, opinó que no hay que confundir los términos referidos a los cuidados paliativos con la eutanasia, porque ello podría dar lugar a la formación de prejuicios en la sociedad hondureña.
La inviolabilidad del derecho a la vida y el mandato de dispensar una atención humanitaria, son principios que deben prevalecer dentro de esta discusión que, de por sí, ha de estar referida a una ley marco de los cuidados paliativos para los enfermos en fase última, argumentó Custodio.
Sobre el tema, lideres tanto de la Iglesia Católica como evangélica, desde ya han expresado su rechazo al anteproyecto de ley por considerar que solamente Dios puede decidir sobre la vida de un paciente aunque esté en la última fase de una enfermedad terminal.
El propio papa Francisco denunció este fin de semana la existencia de una «falsa compasión» para justificar la ayuda para abortar a una mujer o procurar la eutanasia a un enfermo.
En un discurso a la Asociación de Médicos Católicos italianos, Francisco explicó que «existe un pensamiento dominante que propone, a veces, una falsa compasión, que retiene que sea una ayuda a la mujer favorecer el aborto».
También denunció que se considere «un acto de dignidad procurar la eutanasia», así como «una conquista producir un hijo como un derecho, en vez de entenderlo como un don», y «usar vidas humanas como conejillos de indias para salvar presumiblemente otras».