Esta semana, en lo que constituye un hecho histórico, Donald Trump se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en ser acusado formalmente de cargos penales. El expresidente se declaró inocente de 34 cargos relacionados con la falsificación de registros comerciales. Sin embargo, Trump aún no ha sido imputado por el delito mucho más grave de incitar una insurrección e intentar revocar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos. Hasta el momento, la mayoría de los principales dirigentes republicanos se han negado a criticar a Trump por sus presuntos delitos.
La idea tradicional de que el fascismo no puede tener cabida en Estados Unidos parece obsoleta, ya que el Partido Republicano parece cada vez más cómodo con el autoritarismo. Varias de las elecciones que se celebraron esta semana nos recuerdan que el término “democracia” no es un sustantivo, sino un verbo: es el resultado de un esfuerzo colectivo, que no solo se realiza el día de las elecciones, sino todos los días.
El estado de Wisconsin es un excelente ejemplo de esto. Aunque está dividido casi en partes iguales entre liberales y conservadores, los republicanos han manipulado de manera drástica los distritos legislativos y congresuales del estado y han logrado obtener así grandes mayorías tanto en el Senado como en la Asamblea legislativa estatal. La senadora demócrata Tammy Baldwin, que representa a Wisconsin en el Senado federal, dice al respecto: “[De esta manera], son los políticos los que deciden quiénes son sus votantes, en lugar de lo contrario”. La manipulación de los distritos electorales ha permitido a los republicanos aprobar una serie de leyes de corte antidemocrático, entre ellas leyes que limitan la participación electoral y flexibilizan la normativa sobre el financiamiento de campañas, así como también otras que atentan contra los derechos reproductivos y vulneran el derecho de los trabajadores a sindicalizarse.
El periodista Ari Berman es el corresponsal de la revista Mother Jones encargado de seguir los asuntos relacionados con los derechos electorales. En octubre de 2022, poco antes de las cruciales elecciones de mitad de mandato que se celebraron en Estados Unidos, Berman expresó a Democracy Now!: “Wisconsin es un ejemplo de cómo, en la actualidad, los republicanos están desmantelando la democracia en tiempo real. Sin embargo, este proyecto no es algo nuevo, sino que se remonta a más de una década atrás. [Durante todo este tiempo], los republicanos han intentado crear una situación en la que sus mayorías sean a prueba de elecciones y así tener el control del estado, independientemente de lo que suceda en términos políticos”.
Esta semana, mientras se celebraba la elección estatal para cubrir un escaño en la Corte Suprema de Wisconsin, Berman conversó nuevamente con Democracy Now! Sobre estos comicios, en los que se decidía si la composición del alto tribunal de Wisconsin iba a ser de mayoría liberal o conservadora, Berman dijo: “Esta contienda que se está llevando a cabo en Wisconsin es de suma importancia; posiblemente la de mayor importancia de todo el país en el ciclo electoral de 2023”.
Después de que la jueza liberal Janet Protasiewicz ganara la contienda, John Nichols, corresponsal de asuntos nacionales de la revista The Nation, habló con Democracy Now! desde la ciudad de Madison, Wisconsin: “[…] la Corte Suprema de Wisconsin, en mayor medida que casi cualquier otro tribunal del país, ha acogido favorablemente muchas de las iniciativas republicanas destinadas a vulnerar el derecho al voto, restringir la participación electoral y alterar las formas en que se gestionan y manejan las elecciones. Este tribunal estuvo a un voto de respaldar algunas de las impugnaciones que Trump presentó para revocar los resultados de las elecciones de 2020”.
En lo que se esperaba que fuera una contienda muy reñida, Janet Protasiewicz derrotó por una amplia ventaja de once puntos porcentuales a Dan Kelly, un ultraderechista republicano que respaldó la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos. A pesar de los esfuerzos para desalentar la participación electoral y de las cantidades sin precedentes de donaciones de origen desconocido de fuera del estado que se volcaron a la campaña conservadora, la ciudadanía de Wisconsin logró una victoria de vital importancia en la lucha por recuperar su democracia. Los demócratas esperan que la Corte Suprema del estado, con su nueva composición de cuatro jueces liberales y tres jueces conservadores, acoja pronto los recursos que se interpusieron para impugnar la redemarcación de los distritos electorales manipulados a favor de los republicanos, así como también una prohibición casi total del aborto que fue promulgada en el estado en 1849 y volvió a entrar en vigor después de que la Corte Suprema de Estados Unidos revocó en junio de 2022 el fallo del caso “Roe contra Wade” de 1973 en el que se había determinado la legalización del aborto en todo el país.
Mientras tanto, en la vecina ciudad de Chicago, conocida como la “Ciudad de los Vientos” y hogar de 2,8 millones de habitantes, se llevaron a cabo elecciones para elegir a un nuevo alcalde. La actual alcaldesa de la ciudad, Lori Lightfoot, perdió su candidatura a la reelección en febrero, y dos contendientes se volvieron a enfrentar en una segunda vuelta: Paul Vallas, expresidente del sistema de escuelas públicas de Chicago, que contaba con el respaldo del establishment y del sindicato de policías; y el progresista Brandon Johnson, dirigente del sindicato docente de Chicago y comisionado del condado de Cook. Vallas, como funcionario de las direcciones de educación pública de varios de los principales distritos escolares del país, era bien conocido por sus campañas a favor de la privatización y de las escuelas privadas subvencionadas por el Estado. Su programa electoral se basó en la premisa de “ley y orden” y en la promesa de aumentar la fuerza policial de Chicago.
Por su parte, Brandon Johnson se postuló con una plataforma progresista y se comprometió a hacer que “los barrios ricos de la periferia, las compañías aéreas y los ultrarricos paguen la parte que les corresponde”. Johnson propone establecer un “impuesto a las mansiones” y un impuesto sobre las transacciones financieras especulativas para financiar inversiones en transporte público y escuelas. Asimismo, propone un enfoque más amplio para abordar la seguridad pública, en comparación con la promesa de Vallas de simplemente desplegar más policías en las calles de Chicago.
Brandon Johnson demostró que las encuestas se equivocan y ganó las elecciones, aunque por una ajustada mayoría. Su sorpresiva victoria se atribuyó al desarrollo de una amplia coalición multirracial y multiétnica, así como al apoyo táctico y la organización de base de algunos de los sindicatos más grandes de Chicago.
Es posible que se considere que incluir una contienda electoral entre dos sectores del Partido Demócrata en un abordaje sobre la creciente amenaza del fascismo sea exagerado. Sin embargo, los políticos como Paul Vallas, que abogan por un aumento del poder policial, allanan el camino hacia la creación de un Estado policial, que es a menudo un requisito previo para la consolidación del autoritarismo.
El escritor Jeff Sharlet ha comparado la atracción del fascismo con la resaca submarina, capaz de atraer lentamente a la gente. Las victorias electorales por sí solas no detendrán la creciente ola de fascismo. La organización popular es esencial para abordar las desigualdades sistémicas que a menudo son explotadas por los demagogos para fomentar la división. Pero las victorias de esta semana en Wisconsin y Chicago demuestran que el poder del pueblo es todavía una fuerza más poderosa.