Tegucigalpa – Las instancias estatales dicen que prohibieron el funcionamiento de las minas en El Hilón, San Juan Arriba, El Corpus, donde hoy están atrapados 11 mineros no profesionales, obreros aldeanos, hijos de la necesidad de subsistencia. Las prohibiciones no valieron.
Todos ellos expían culpas e indican que emitieron resoluciones ejecutivas, negaron permisos o prohibieron la operación de las minas pero, ninguno expone por qué esas decisiones no contaron con la fuerza necesaria para hacerlas efectivas.
Los gobiernos locales también son corresponsables en la explotación indebida de las minas.
El alcalde de El Corpus Luis Andrés Rueda Bellino, recuerda mientras conversa con periodistas en declaraciones a periodistas que en la zona hay cerca de un centenar de túneles que se explotan desde la colonia española y a los que acuden los pobladores ante lo precario de la situación para subsistir en el sur.
El edil explica que la minería artesanal deja empleos en el sector por lo menos a cuatro mil pobladores y justifica que las cosechas de granos básicos dependen de las lluvias que irregularmente les favorecen.
Ahonda en la precaria situación al destacar la dificultad para el riego en las siembras por la escasez del agua.
Y se consuela diciendo que esta es la primera tragedia de grandes magnitudes aunque no deja de mencionar otro caso que en la zona cobró dos vidas en 2013.
Así, los mineros en El Hilón, San Juan Arriba, siguen soterrados. Con tres de ellos se ha tenido algún tipo de contacto, del resto no se sabe nada.
Expertos hacen esfuerzos por mantener ventilada la parte interna de la mina con ventiladores especiales. La profundidad del derrumbe afecto unos 48 metros dicen los entendidos.
Un voluntario que colabora en las labores de rescate ha pedido que los curiosos que ocupan el lugar desalojen. Temen que la carga del peso humano pueda provocar otro derrumbe.
