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Las presidenciales francesas barren del mapa a los partidos tradicionales

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París – La derecha tradicional y el Partido Socialista desaparecieron de la primera línea del mapa político francés en la primera vuelta de las presidenciales francesas, en las que sus respectivas candidatas, ambas surgidas de París, firmaron los peores resultados de su historia.

Al igual que hace cinco años, los partidos que se repartieron el poder hasta la irrupción en 2017 de Emmanuel Macron, estarán ausentes de la segunda vuelta, reducidos a la nada en la repetición del duelo entre el actual presidente y la ultraderechista Marine Le Pen.

La presidenta de la región de París, Valérie Pécresse, candidata de la derecha moderada, y la alcaldesa de la capital, la franco-española Anne Hidalgo, la baza socialista para lograr el Elíseo, no lograron situarse entre los cinco mejores del primer turno.

Resignadas, ambas apelaron a votar, con más o menos convicción, por el actual presidente en la segunda vuelta del próximo día 24, al tiempo que tomaron posiciones para las legislativas de junio próximo.

Pécresse, que fue ministra de Nicolas Sarkozy y que se impuso en unas primarias internas en su partido, ronda el 5 % de los sufragios, mientras que Hidalgo, que apenas tuvo rival dentro de su partido para lograr la candidatura, se quedó en el 2 %, según las proyecciones hechas a partir de los primeros votos escrutados.

En el caso de la primera, esperará a que se cuente hasta el último voto, porque si supera el 5 % de los votos salvará al partido Los Republicanos de tener que pagar su campaña, puesto que ese es el hito impuesto por la ley para que el Estado devuelva los gastos electorales.

Su campaña ha ido en caída permanente, hasta haber logrado incluso un resultado peor del que le auguraban los últimos sondeos, que le situaban en el 9 %, codo a codo con el ultraderechista Éric Zemmour.

En ese descenso a los infiernos dejó escapar un 15 % de los sufragios que hace cinco años logró el exprimer ministro François Fillon, que acorralado por un escándalo de corrupción superó el 20 % pero que fue insuficiente para acceder a la segunda vuelta.

Pécresse ha visto como buena parte de los votantes partían en dos direcciones: Macron, que con sus propuestas liberales ha ido seduciendo a los electores más moderados de Los Republicanos, y Éric Zemmour, que se ha hecho con los votantes más radicales y superó el 7 % en la primera vuelta.

La propia candidata lo reconoció en el discurso en el que reconoció su derrota: «Hemos sido víctimas del voto útil».

Señaló que el futuro de su partido está en las legislativas de junio, cuando aspiran a mejorar este resultado, partiendo de la segunda posición en la Asamblea Nacional que ocupan en la actualidad, por detrás del partido de Macron.

Ahí podrá recuperar el papel central en la política gala que han tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando han sido esenciales en el sistema creado por el general De Gaulle, con presidentes como Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.

Sabedora de que la hegemonía está amenazada por la extrema derecha, apeló a no votar a Le Pen: «Su proximidad con Putin la desacredita para dirigir los intereses de nuestro país, su elección supondría acabar con Francia en la escena internacional».

Su postura no fue unánime en el partido, puesto que el diputado Éric Ciotti, segundo en las primarias de su partido, afirmó que no votará por Macron en la segunda vuelta, lo que augura un difícil debate interno.

DESCALABRO DE HIDALGO

Tampoco se anuncian fáciles las cosas en el PS, que partía de una posición más compleja y acabó en un estado más precario.

Hidalgo, que era el activo electoral más fuerte de los socialistas, se dejó más de dos tercios del ya pésimo resultados de hace cinco años con Benoît Hamon y se descalabró como la tercera peor de los doce candidatos. Solo supera a los dos trostkistas que, tradicionalmente, rondan el 1 % de los votos.

Pero, sobre todo, fue la opción progresista menos votada, muy por detrás del izquierdista Jean-Luc Mélenchon (20 %) y del ecologista Yannik Jadot (5 %).

Un duro golpe para el partido de los presidentes François Mitterrand o François Hollande, que también pidió refugiarse en las legislativas de junio, donde esperan obtener un resultado digno para huir de la quiebra.

El primer secretario del partido, Olivier Faure, cuyo respaldo durante la campaña a Hidalgo fue tibio, reconoció una derrota «histórica» y apeló a la unión de la izquierda para «construir juntos un pacto de justicia social y ecológica».

Su apelación al voto por Macron, para no dejar pasar a la extrema derecha, supone también un pacto tácito con el candidato que les ha absorbido buena parte de su electorado, aunque también han perdido votos por la izquierda en beneficio de Jean-Luc Mélenchon, que acabó tercero de la primera vuelta. JS

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