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La tumba de Lorca en Uruguay, ¿enigma o disparate?

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Montevideo, Uruguay.- «Soy un sicario de los libros, la gente que tiene historias reales sabe que estoy dispuesto a meterme en líos». Así, sin tapujos, se define el escritor peruano Santiago Roncagliolo, considerado uno de los valores más seguros de la nueva narrativa latinoamericana.
 

La última polémica en la que se ha visto envuelto el literato es un libro en el que asegura que el escritor uruguayo Enrique Amorim (1900-1960) fue amante del poeta español Federico García Lorca (1898-1936) y enterró sus restos en Uruguay.

«El amante uruguayo. Una historia real» fue presentado con éxito en la Península Ibérica a principios de año pero ha sido acogido con reparos en el país sudamericano por los intelectuales y críticos literarios, que lo cuestionan por su falta de rigor y lo llegan a calificar de disparate, mientras los familiares de Amorim se muestran sorprendidos y hasta indignados.

Frente a las quejas, Roncagliolo reta a sus detractores: sugiere excavar en el lugar en que supuestamente fueron sepultados los restos, junto al primer monumento a Lorca en el mundo, erigido en 1953 en la ciudad uruguaya de Salto por iniciativa de Amorim.

AMORES FUGACES

«El amante uruguayo. Una historia verdadera» traslada al lector de la vida bohemia de los intelectuales del Buenos Aires de la primera mitad del siglo XX, a las conspiraciones de la Europa de las guerras mundiales y del auge del comunismo internacional bajo el influjo de la Unión Soviética, pasando por la España de la Guerra Civil y el Franquismo, con la vida de Lorca como telón de fondo.

«La historia que me parecía fascinante era cómo este grupo de artistas que se juntan en el Buenos Aires de los años treinta -Lorca, Amorim, Pablo Neruda- son unos bohemios con ganas de divertirse y, cuando muere Lorca, sienten que les han matado a un amigo.

Es personal el tema, se van viendo arrastrados por la historia todos los personajes», explicó en una entrevista con Efe en Montevideo Roncagliolo.

El hilo argumental del libro es la justificación del supuesto romance de Amorim con Lorca, fruto de un fugaz viaje del andaluz a Uruguay en 1934, y las sorprendentes consecuencias que de él se derivan.

Según el autor, que vive desde hace doce años en España y es hijo del ministro de Relaciones Exteriores peruano, las pocas semanas en que el poeta español visitó el país sudamericano aquel año para escribir el tercer acto de su obra teatral «Yerma», fueron «de tal frenesí social que no le fue posible» hacerlo.

«Amorim lo secuestró, lo llevó a la playa, de carnaval, vivía en un cuarto en el mismo hotel», el Hotel Casino Carrasco, uno de los legados de la llamada «Suiza de América», como llegó a conocerse al próspero Uruguay de principios del XX. Y supuestamente allí surgió la pasión.

EL “ZELIG” URUGUAYO

Para Roncagliolo, Amorim fue algo así como el personaje de «Zelig», la famosa película de Woody Allen. Nacido en el seno de una rica familia ganadera de origen portugués afincada en Salto, ciudad fronteriza con Argentina y situada a unos 500 kilómetros al noroeste de Montevideo, desarrolló una intensa carrera artística que le llevó a escribir varias novelas, libros de cuentos, poemarios, obras teatrales y hasta guiones de cine.

Además edificó «Las Nubes», una casa diseñada bajo el estilo de Le Corbusier. Pero, sobre todo, logró codearse con la flor y nata, no solo de la vecina Buenos Aires que adoraba y donde murió, sino también del Viejo Continente e incluso de Hollywood.

«Es un personaje brillante, es un tipo talentosísimo que inventó el marketing, que descubrió cosas de los medios de comunicación cuando empezaban a nacer. Fue un gran estratega de los medios que llegó a vender cuatro veces el mismo libro, tenía treinta seudónimos y miles de personalidades», pues era «comunista y millonario, casado y homosexual, uruguayo pero argentino», narra el peruano, que se declara «fascinado» con él.

Esta visión contradice en parte la opinión de Manuel Olarreaga, un eminente salteño que en el pasado fue coordinador de la secretaría del MERCOSUR: «Enrique Amorín habría disfrutado del dislate del libro de Santiago Roncagliolo», opina.

«Él pensaría con un deje de amargura que es mejor ésto y no la ignorancia silenciosa de las autoridades uruguayas, en el año 2000, al conmemorarse el centenario de su nacimiento», agregó a Efe con ironía.

Para el veterano diplomático, que llegó a tomar el té con Amorim y su esposa, Ether Haedo, en su casa, el libro es un «deleznable producto del marketing literario, que llega a forzar los límites éticos del género».

«Conocí a Enrique Amorín y me duele que alguien escriba algo semejante sobre él y su obra». Olarreaga fue uno de los asistentes a la controvertida presentación del libro de Roncagliolo en Montevideo en octubre pasado , a la que también acudió el sobrino del escritor y albacea de su viuda Esther, Pelayo Amorim, que tampoco se quedó corto en sus críticas.

«Lo peor es que lo deja como una mala persona», afirma un Pelayo «decepcionado» porque, cuando el peruano lo entrevistó para el libro, no se imaginaba que la obra iba a presentar así a su protagonista.

EL HIPOTÉTICO ENTIERRO

Según Roncagliolo, Amorim quedó tan fascinado por Lorca que, además de escribirle cartas amorosas que nunca tuvieron respuesta y que supuestamente estarían en manos de la familia del poeta andaluz, dos décadas después habría viajado a España para recuperar sus restos mortales y los habría trasladado a Salto para enterrarlos allí en 1953.

Eso sucedió presuntamente al inaugurar el primer monumento en memoria de Lorca en el mundo, un acto al que asistió la actriz catalana exiliada en Uruguay, Margarita Xirgu, musa del dramaturgo andaluz.

Ese día Amorim leyó un «sospechoso» discurso alegórico y en el monumento se inscribieron unos versos de Machado en recuerdo del granadino, narra el libro, antes de subrayar como argumento que el escritor uruguayo ya había logrado años antes el traslado a Salto de las cenizas de su colega y coterráneo Horacio Quiroga (1878-1937).

Asimismo la obra presenta una fotografía del «entierro» de Lorca donde se ve una misteriosa caja blanca que, según Roncagliolo, contenía el osario del autor del «Romancero Gitano» y fue sepultada en el lugar.

Olarreaga asegura haber asistido de joven a aquella ceremonia y no recuerda aquel episodio. «Yo no vi ninguna caja ni nadie habló de ninguna caja», indica. Además, subraya que uno de los principales estudiosos de Lorca, el historiador británico Ian Gibson, ya dijo que la teoría del peruano «es impensable» pues «una operación de tal envergadura habría sido imposible de silenciar».

Por su parte, Pelayo Amorim considera igualmente «impensable» que su tío «sacara de la España franquista los restos de Lorca» pues por sus convicciones políticas -era comunista- ya había sido «expulsado de Francia y Argentina».

Además, sugiere que «si finalmente algún español se los vendió pudo haberlo engañado» y se pregunta por qué Xirgu mantuvo en secreto todo aquello, si es que realmente sucedió y fue informada de ello.

El escritor y crítico literario uruguayo Ruben Loza también es escéptico. «La hermana de Lorca, Isabel, que murió a los 90 años, estuvo en Uruguay y yo mismo la recibí en el Museo de AGADU (Asociación General de Autores del Uruguay), que visitó para ver dibujos de su hermano, que se conservaban junto a la máscara mortuoria de Margarita Xirgú. Nunca dijo que el cadáver de su hermano pudiera estar aquí ni preguntó nada», manifiesta.

En respuesta Roncagliolo confiesa que «no hay ningún testimonio» que apoye directamente su tesis y admite que «las posibilidades de que en el monumento no haya nada son altísimas», pero sugiere a las autoridades uruguayas excavar el lugar para despejar la incógnita.

La «gran historia» de Amorim «es su vida y él lo sabe», dice. «Los artistas que ha visto, lo que ha conocido, es la mejor historia que puede contar, pero esto está lleno de temas de los que no puede hablar: la homosexualidad de García Lorca, las internas del Partido Comunista, y él no confía en nadie», agrega. Por eso, el escritor peruano cree que «Amorim dejó todo para que alguien contara la historia después, porque sabía que no podía contarla en su tiempo».

QUE HABLEN

Roncagliolo nunca ha rehuido la controversia. La polémica planeó sobre sus libros «Abril rojo» (2006), donde destapó la violencia y la corrupción del mandato del presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), y «La cuarta espada» (2007), que narra la historia de Abimael Guzmán, el fundador y dirigente del grupo armado peruano Sendero Luminoso.

Y luego volvió a asomarse con «Memorias de una dama» (2009), en la que recrea la vida de Diana Minetti, una excéntrica millonaria cuya familia estaba vinculada a las mafias que, de los años treinta a los sesenta del siglo XX, dominaron el Caribe.

La novela no cayó bien en algunos sectores de la República Dominicana para los que la protagonista del libro está basada en un personaje real de la «jet set» local y, según algunos medios de comunicación, eso llevó a Alfaguara a no publicarla en el país caribeño, algo que la editorial española negó.

En el caso de «El amante uruguayo. Una historia real», Roncagliolo confiesa que es un «libro por encargo» de la editorial Alcalá (también española) y que las personas que lo contactaron «eran muy cercanas al partido socialista».

Le llamaron porque tenían «muchos indicios» de haber dado con el cadáver de Lorca y, tras analizarlos, decidió encarar una investigación que duró dos años y le obligó a consultar miles de documentos en tres idiomas (español, francés e inglés), entre cartas, diarios, fotos, memorias y libros, y a viajar a cinco países (España, Uruguay, Argentina, Chile y Francia).

«Lo que me motivó era saber que había algo más que una caja. En un momento pensé ‘tenemos el cadáver’, porque al seguir al personaje encontré que llenó de indicios falsos y de trampas su historia», explicó.

Roncagliolo revela incluso que, al visitar Salto, estuvo tentado de excavar en la hipotética tumba pero prefirió no arriesgarse.

Respecto a esa posibilidad, el director de Cultura de la Intendencia de Salto, Mario Kroeff, explicó a Efe que «para excavar allí tendría que haber un proceso con las autoridades de Patrimonio, historiadores, arqueólogos y antropólogos».

«Si está enterrado García Lorca al final sería hasta un problema político y diplomático», agregó Kroeff, para quien «lo mejor que puede pasar es que no se descubra nada» pues las autoridades salteñas no tienen presupuesto para poner un vigilante en el lugar, apartado del centro de la ciudad y donde ha comenzado a aumentar la afluencia de turistas atraídos por el enigma.

Pase lo que pase en adelante con el enigma, lo único cierto es que el libro se está vendiendo muy bien y ha sido presentado en Argentina, Uruguay, Chile y Miami, además de España.

«Si los libros salen mucho en prensa mejor, si la gente los compra mejor», se defiende Roncagliolo que, por ahora, ha logrado con su obra que dos novelas de Amorim,»La carreta» y «El paisano Aguilar», lleguen a las librerías españolas publicadas por la Editorial Alcalá.

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%2B%2B%2B Frente a las quejas, Roncagliolo reta a sus detractores: sugiere excavar en el lugar en que supuestamente fueron sepultados los restos, junto al primer monumento a Lorca en el mundo, erigido en 1953 en la ciudad uruguaya de Salto por iniciativa de Amorim.

%2B%2B%2BSegún el autor, que vive desde hace doce años en España y es hijo del ministro de Relaciones Exteriores peruano, en las pocas semanas en que el poeta español visitó Uruguay, «Amorim lo secuestró, lo llevó a la playa, de carnaval, vivía en un cuarto en el mismo hotel». Y supuestamente allí surgió la pasión.

%2B%2B%2B Manuel Olarreaga, salteño que en el pasado fue coordinador de la secretaría del MERCOSUR asegura que uno de los principales estudiosos de Lorca, el historiador británico Ian Gibson, ya dijo que la teoría del peruano «es impensable» pues «una operación de tal envergadura habría sido imposible de silenciar».

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