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La tierra de “los señores”

Por: Thelma Mejía

Tegucigalpa.- En medio del barullo que si fulano o zutano quiere ser el próximo presidente del país, que si tiene o no tiene bases políticas, que si una nueva fuerza del orden se encarama hoy a los autobuses para dar seguridad

y enviar miedo a los extorsionadores y las maras o pandillas, allá, en el occidente, en la frontera con Guatemala, una comunidad jura lealtad a sus patrones, “los señores”, les dice, porque les suplieron necesidades que no les da el Estado.

Es la tierra del ex alcalde de El Paraíso, Copán, Alexander Ardón, “Chander” como le llama complacientemente el pueblo. Un trabajo periodístico de diario El Heraldo, nos presentó por segunda vez las características de ese pueblo: seguro, próspero y tranquilo. Allí todo mundo sabe quién es el extraño que les visita, se aglomera en los alrededores de una pulpería o una calle para conocerlos o escuchar sus inquietudes. La primera aproximación a este pueblo que parece sacado de  los cuentos de camino real nos la dio el diario La Prensa, con una entrevista al entonces alcalde Ardón que se hacía llamar el “rey del pueblo”.

Y no deja de tener razón. Pedido en extradición  por Estados Unidos por asuntos de narcotráfico, la huella del ex alcalde de El Paraíso, Copán, es por ahora, imborrable. Construyó lealtades y también legitimidad social, uno de los objetivos prioritarios de los barones de la droga.

Alexander Ardón ya no es alcalde, pero sus sucesores son los guardianes de su emporio, afirman los lugareños. Nadie sabe donde se encuentra desde que fue pedido en extradición junto al ex vice alcalde de Gracias, Lempira, el otro territorio de occidente con hijos de la droga, solo que con menos legitimidad social que en El Paraíso, Copán.

De los relatos periodísticos de El Heraldo se desprenden varias conclusiones, la principal es que la autoridad ahí no existe ni manda, al menos así lo confesó un militar de las fuerzas combinadas que operan en la zona. ¿La seguridad en este pueblo es porque ustedes han logrado mantener el orden? Le preguntaron y éste ni corto ni perezoso respondió: “¿nosotros?, aquí no mandamos nosotros, aquí manda Chander”, respondió la autoridad.  

Palabras más o palabras menos, esa es la realidad en El Paraíso, Copán, en donde el trabajo periodístico comprobó también que la frontera sigue siendo paso abierto al narco, el contrabando y el tráfico de armas, entre otros productos no tradicionales de la zona.

También reveló que en esas zonas, los falsos positivos y las estrategias mediáticas no tienen eco. La gente sigue su propia agenda y la autoridad las reglas de la tierra de “los señores”. Son los poblados de los llamados territorios calientes del narcotráfico donde los códigos y los protocolos no son los de la autoridad.

Tráfico de armas, pérdida de armas y reportes falsos, así como historias de lealtades y protección evidencia que el tema de la narcoactividad en esas regiones tiene dos miradas: la de las lealtades y legitimidad social construidas a base de suplir las necesidades que nunca haría el Estado, y la de las estadísticas o apantallamientos de las fuerzas del orden, que una vez en el sitio, ni siquiera se atreven a desafiar el orden de cosas establecido.

Los éxitos que se apuntan las autoridades son la detención de los llamados coyotes o uno que otro grupo de migrantes, la cacería de moda. Para lo otro, la frontera sigue abierta.

Según el reporte fiscal en contra del ex alcalde Ardón, la zona de El Paraíso, Copán, era un importante punto de trasiego de droga por los cuales el líder del llamado cartel “triple AAA” cobraba derecho a piso por tonelada trasegada. Hasta un helipuerto tenía a disposición de las actividades de la droga, incluso se afirma que hasta “el Chapo” Guzmán hacía de esa zona uno de sus sitios de descanso.

La congresista demócrata de Estados Unidos, Norma Torres, reveló recientemente en sus redes sociales, que al menos más de una tonelada de droga diaria se transporta diariamente por territorio hondureño, un dato que manejan también los cuerpos antidroga estadounidenses.

Honduras dejó de ser un país de tránsito de droga como lo fue en los años setenta para convertirse en una nación de paso, comercialización, consumo, transporte y ahora hasta producción de sustancias psicotrópicas según los últimos reportes oficiales.

La lucha contra las drogas se muestra así desigual y, el Estado, contrario a los discursos públicos, tiene enormes desafíos por cumplir, entre ellos, el de comenzar a suplir de necesidades como vivienda, salud, educación, entre otras, en esas zonas calientes de la droga en donde la autoridad parece estar pintada, más allá de las fuerzas especiales y especializadas creadas para inflar los gastos en Defensa y Seguridad. En la tierra de “los señores” estos anuncios solo ven—aseguran—en la televisión, porque donde ellos, la ley y el orden es otra.

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