La sonda que orbita el Sol descubre mini chorros de los que podría surgir el viento solar

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Redacción ciencia – La nave espacial Solar Orbiter ha descubierto lo que podría ser el buscado origen del viento solar, unos diminutos chorros de material que emanan del Sol, duran entre 20 y 100 segundos y expulsan plasma a unos 100 km/s.

El viento solar, formado por plasma o partículas cargadas, sale de la atmósfera (o corona) solar y viaja por el espacio, chocando con todo lo que encuentra a su paso. Cuando atraviesa el campo magnético terrestre, genera las auroras boreales.

Comprender cómo y dónde se genera el viento solar ha sido objeto de estudio desde hace décadas. Ahora, la sonda Solar Orbiter de la ESA y la NASA ha hecho un importante descubrimiento cuyos detalles se han publicado este jueves en la revista Science.

En marzo de 2022, el instrumento EUI (Extreme Ultraviolet Imager) del Solar Orbiter, que observa el plasma solar a una longitud de onda de 17,4 nanómetros, captó unas imágenes del polo sur del Sol que mostraban multitud de diminutos chorros de plasma que escapaban de la atmósfera solar.

Desde hace décadas se sabe que una parte significativa del viento solar está asociada los agujeros coronales, regiones en las que el campo magnético del Sol no se repliega hacia el interior del astro sino que se dirige al Sistema Solar.

Pero ¿qué es lo que lanza el plasma?. La hipótesis tradicional dice que como la corona está caliente, se expande de forma natural y una parte escapa a lo largo de su campo magnético pero las observaciones de Solar Orbiter han desafiado la suposición de que el viento solar solo se produce en un flujo continuo y estable.

«Uno de los resultados obtenidos aquí es que, en gran medida, este flujo no es realmente uniforme, la ubicuidad de los chorros sugiere que el viento solar procedente de los agujeros coronales podría originarse como un flujo de salida muy intermitente», explica Andrei Zhukov, del Real Observatorio de Bélgica, colaborador en el trabajo.

La energía asociada a cada chorro individual es pequeña: las más grandes son las llamaradas solares de clase X y las más pequeñas son las nano llamaradas.

Los diminutos chorros descubiertos por Solar Orbiter son incluso menos energéticos que las nano llamaradas y contienen unas mil veces menos energía que estas últimas.

Sin embargo, la omnipresencia de estos chorros sugiere que están expulsando una parte sustancial del material del viento solar. Y podría haber eventos aún más pequeños y frecuentes que aporten aún más, según los autores.

«Creo que es un paso importante encontrar algo en el disco que sin duda contribuye al viento solar», afirma David Berghmans, del Real Observatorio de Bélgica, e investigador principal del instrumento EUI.

En la actualidad, Solar Orbiter se encuentra cerca del ecuador del Sol pero a medida que avance la misión, la nave se inclinará hacia las regiones polares a la vez que la actividad del Sol avanzará a lo largo del ciclo solar y los agujeros coronales empezarán a aparecer en muchas latitudes diferentes, y eso dará una nueva perspectiva única.

«Dentro de unos años veremos estos chorros desde una perspectiva diferente a la de cualquier otro telescopio u observatorio, por lo que todo ello junto debería ayudar mucho», afirma Daniel Müller, científico del Solar Orbiter de la ESA.

Y dado que el sol es una estrella, es probable que el mismo proceso suceda en otras, por tanto, estas observaciones pueden ser el descubrimiento de un proceso astrofísico fundamental, concluyen los autores. EFE

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