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La quimera de Kellyn, una casita para abrigar a sus hijas y nietas

Tegucigalpa (Proceso Digital / Por Isis Rubio) – Kellyn Yolibeth Flores Martínez, tiene 46 años, se gana la vida vendiendo dulces, galletas, golosinas diversas y frutas de la temporada en las afueras de la icónica escuela de Ensayo Dionisio de Herrera, en el barrio Lempira de Comayagüela, ciudad gemela de Tegucigalpa, capital hondureña.

De tez morena, pelo rizado, luciendo vestimenta cómoda para soportar las largas jornadas de pie que van de siete de la mañana a seis de la tarde, atendiendo a los estudiantes, profesores y trabajadores de la escuela, Kellyn Yolibeth Flores Martínez mantiene su buen carácter y su espíritu de lucha frente a la vida. Ella lleva tres décadas al frente de su pequeño negocio.

Es madre soltera de dos jóvenes mujeres y abuela de dos niñas, ella relata que “he tenido mala suerte en el amor, pero es mejor estar sólo con Dios que gracias a él estamos aquí luchando, tratando de pasar el día a día, porque acá en este país está dura la cosa, si uno no trabaja no sobrevive y en este país no hay trabajo, hay que buscar el comercio al menos para la comida del día”.

Kellyn Flores lleva tres décadas al frente de su pequeño negocio.

En el país al menos el 55% de la fuerza laboral se desempeña en empleos informales, según cifras oficiales.

Esta vendedora informal, rememora que desde que ella era una niña se ha dedicado a vender y detalla que su puesto de venta era de un pariente al que ella asistía, cuando la escuela de ensayo era aledaña a los mercados de Comayagüela, después se trasladaron a la sede actual donde ha permanecido hasta hoy día.

De acuerdo con la encuesta nacional de trabajo infantil del estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Honduras poco más de 1.5 millones de menores realizan algún trabajo. El estudio recoge que de más de 2.5 millones de menores entre 5 y 17 años, más de 1.6 millones de infantes realizan tareas laborales.

Diariamente vende un promedio de 300 lempiras de los cuales ahorra para pagar su alquiler, la comida y surtir su pequeño negocio.

Kellyn Yolibeth Flores Martínez reside en la colonia Arturo Quezada donde alquila una pequeña habitación. Las ventas le garantizan un ingreso diario de alrededor de 300 lempiras de los cuales ahorra para el pago del alquiler, la comida y volver a surtir el negocio.

Relató con desánimo  que “estuve yendo a un programa que se llama emprendimiento, del gobierno, a recibir unas charlas, me pidieron el número de teléfono, la identidad, pero nunca me llamaron para que me dieran un préstamo y surtir el negocio, esta gente sólo le mienten a uno, porque no ayudan ni con un bono, ni con un préstamo. El gobierno está jugando con las personas y la gente emprendedora, nosotros no vivimos de mentiras, necesitamos ayuda, y como digo un préstamo por poco que sea a nosotros los que vendemos en la calle nos ayudaría mucho”, expresó.

Kellyn Yolibeth no solo tiene preocupaciones económicas, como trabajadora que cada día enfrenta la realidad de las calles de zonas populosas como el lugar donde trabaja o el sector donde modestamente vive, dijo que otro reto en la ciudad es la creciente inseguridad. “Esto está pésimo, la vida no vale nada, uno sale a la calle a trabajar pidiéndole a Dios que le aparte de todo mal, da miedo salir a trabajar por la gran delincuencia”, externó.

En medio de la política antiinmigrante que se implementa en los EEUU, ella no ha descartado emprender la ruta migratoria para poder realizar sus sueños.

Con palabras claras dijo que los políticos no le inspiran confianza y duda que las elecciones generales que se realizarán en noviembre próximo, vayan a ser pacíficas y transparentes, “yo ejerzo el voto porque soy ciudadana y es mi deber y cuando uno coloca el voto está clamando por sus derechos, no lo hago porque algún diputado o presidentes me hayan ayudado porque nunca he recibido nada de ningún político”, arguyó.

Su anhelo, dice Kellyn Yolibeth, es poder tener una pequeña vivienda propia, donde además quepan sus hijas y sus nietas, incluso, en medio de la política antiinmigrante que se implementa en los Estados Unidos, ella no ha descartado emprender la ruta migratoria para poder realizar sus sueños. En Honduras el déficit habitacional alcanza los 1.6 millones de viviendas según datos del INE.

Con sus años vividos en una lucha constante, esta hondureña también debe enfrentar la realidad de los periodos de vacaciones escolares y temporadas de feriados, es entonces cuando su puesto de ventas se queda sin clientes; es una época en la que ella busca servir como aseadora y siempre encuentra que hacer, emprende, lucha y vuelve a batallar con la vida. Para ella no hay barreras. Los años le dificultan los espacios aún en tareas elementales del servicio, pero Kellyn Yolibeth Flores Martínez, siempre piensa en que algún día tendrá su casita soñada…IR

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