Bruselas – Los ministros de Defensa de la OTAN acordaron hoy estudiar una propuesta para organizar la Alianza en grupos de países que, liderados por una nación, puedan compartir capacidades militares y prepararse de forma conjunta para actuar en operaciones.
La idea, impulsada por el titular alemán de Defensa, Thomas de Maizière, crearía la figura de la «nación marco», que sería la potencia alrededor de la que se pondría en marcha cada uno de los grupos de socios que trabajarían de forma más estrecha entre ellos.
El objetivo principal de la iniciativa, que ha recibido el respaldo del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, es que los grupos puedan ofrecer de forma conjunta capacidades o desarrollar de manera coordinada otras nuevas, para responder así a las carencias detectadas en los últimos años en la Alianza.
Desde su misión en Libia en 2011, la OTAN ha insistido en numerosas ocasiones en que los miembros europeos deben dotarse de más y mejores equipos militares para dejar de depender de Estados Unidos, con prioridades como el repostado de aviones en vuelo, las tecnologías de inteligencia y las municiones inteligentes.
La idea alemana seguiría, en cierto modo, el modelo utilizado en Afganistán, donde las grandes potencias de la OTAN se reparten la responsabilidad en el país y cada una cuenta con el apoyo de otros Estados más pequeños en su área.
Los ministros discutieron hoy la propuesta por primera vez y acordaron seguir trabajando en ella, indicó Rasmussen en una conferencia de prensa.
Rasmussen aseguró que el plan es «un nuevo ejemplo de cómo los aliados y otros socios pueden cooperar más estrechamente para adquirir y desarrollar capacidades militares muy necesarias».
Sin embargo, admitió que, «obviamente, hay muchas preguntas que deben ser respondidas».
La iniciativa, de hecho, ha sido recibida con escepticismo por algunos países, principalmente Francia, pero también España, según fuentes diplomáticas.
El Gobierno francés teme que una organización en grupos pueda ir contra la soberanía nacional de cada uno de los socios y llevar a una excesiva especialización de sus capacidades, que les dejaría cojos en otras áreas.
Mientras, España tendría dudas, entre otros puntos, sobre el papel que correspondería a los países «medianos» dentro de esas estructuras.
En el grupo de los más favorables, el responsable británico de Defensa, Philip Hammon, aseguró que la propuesta «tiene potencial para evitar algunos de los retrasos que hemos tenido en los procesos de la OTAN en el pasado».
La propuesta de Berlín profundizaría en la estrategia de «Defensa Inteligente» de la OTAN, con la que la organización ya trata de impulsar la cooperación entre sus socios en la compra y desarrollo de costosas capacidades militares.
La discusión se produce en pleno proceso de debate sobre el futuro de la Alianza Atlántica, que a finales del próximo año sufrirá un cambio dramático con el fin de su misión de combate en Afganistán.
Tras años con miles de efectivos desplegados en el país asiático, la OTAN pasará a ser en 2015 una organización que, principalmente, deberá ocuparse de estar lista para actuar con rapidez en caso de necesidad.
La Alianza Atlántica del futuro, según Rasmussen, será una «OTAN que se mantenga preparada para todas las eventualidades».
Para ello, los Estados miembros han acordado intensificar sus ejercicios y trabajos conjuntos, que deben asegurar que los distintos ejércitos siguen siendo capaces de operar de forma coordinada.
El mes próximo la Alianza llevará a cabo un gran ejercicio en el Báltico, mientras que para 2015 preparará uno aún mayor, con miles de soldados, que acogerán España, Portugal e Italia.
La práctica, que supondrá el despliegue de fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, será según fuentes aliadas la mayor llevada a cabo por la organización desde la Guerra Fría.
El objetivo principal de la iniciativa, que ha recibido el respaldo del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, es que los grupos puedan ofrecer de forma conjunta capacidades o desarrollar de manera coordinada otras nuevas, para responder así a las carencias detectadas en los últimos años en la Alianza.
Desde su misión en Libia en 2011, la OTAN ha insistido en numerosas ocasiones en que los miembros europeos deben dotarse de más y mejores equipos militares para dejar de depender de Estados Unidos, con prioridades como el repostado de aviones en vuelo, las tecnologías de inteligencia y las municiones inteligentes.
La idea alemana seguiría, en cierto modo, el modelo utilizado en Afganistán, donde las grandes potencias de la OTAN se reparten la responsabilidad en el país y cada una cuenta con el apoyo de otros Estados más pequeños en su área.
Los ministros discutieron hoy la propuesta por primera vez y acordaron seguir trabajando en ella, indicó Rasmussen en una conferencia de prensa.
Rasmussen aseguró que el plan es «un nuevo ejemplo de cómo los aliados y otros socios pueden cooperar más estrechamente para adquirir y desarrollar capacidades militares muy necesarias».
Sin embargo, admitió que, «obviamente, hay muchas preguntas que deben ser respondidas».
La iniciativa, de hecho, ha sido recibida con escepticismo por algunos países, principalmente Francia, pero también España, según fuentes diplomáticas.
El Gobierno francés teme que una organización en grupos pueda ir contra la soberanía nacional de cada uno de los socios y llevar a una excesiva especialización de sus capacidades, que les dejaría cojos en otras áreas.
Mientras, España tendría dudas, entre otros puntos, sobre el papel que correspondería a los países «medianos» dentro de esas estructuras.
En el grupo de los más favorables, el responsable británico de Defensa, Philip Hammon, aseguró que la propuesta «tiene potencial para evitar algunos de los retrasos que hemos tenido en los procesos de la OTAN en el pasado».
La propuesta de Berlín profundizaría en la estrategia de «Defensa Inteligente» de la OTAN, con la que la organización ya trata de impulsar la cooperación entre sus socios en la compra y desarrollo de costosas capacidades militares.
La discusión se produce en pleno proceso de debate sobre el futuro de la Alianza Atlántica, que a finales del próximo año sufrirá un cambio dramático con el fin de su misión de combate en Afganistán.
Tras años con miles de efectivos desplegados en el país asiático, la OTAN pasará a ser en 2015 una organización que, principalmente, deberá ocuparse de estar lista para actuar con rapidez en caso de necesidad.
La Alianza Atlántica del futuro, según Rasmussen, será una «OTAN que se mantenga preparada para todas las eventualidades».
Para ello, los Estados miembros han acordado intensificar sus ejercicios y trabajos conjuntos, que deben asegurar que los distintos ejércitos siguen siendo capaces de operar de forma coordinada.
El mes próximo la Alianza llevará a cabo un gran ejercicio en el Báltico, mientras que para 2015 preparará uno aún mayor, con miles de soldados, que acogerán España, Portugal e Italia.
La práctica, que supondrá el despliegue de fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, será según fuentes aliadas la mayor llevada a cabo por la organización desde la Guerra Fría.
