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La eficiencia y transparencia en precario durante la pandemia en Centroamérica

Tegucigalpa – Un estudio regional sobre el manejo del COVID-19 por los gobiernos centroamericanos demostró que ningún país “estaba listo para enfrentar y erradicar en el corto plazo esta pandemia”, pero diferenció las reacciones de un grupo donde los escándalos de corrupción fueron mayores a otros, como Costa Rica, donde las tasas de recuperación y de letalidad fueron menores que la media.

El informe destaca que la eficiencia y transparencia del uso de recursos, como la adquisición de los equipos y materiales sanitarios ha sido precario en la región centroamericana durante la pandemia del COVID-19.

Lo anterior es una de las conclusiones de un estudio elaborado por el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) que destacó que el recrudecimiento de la crisis hospitalaria fue grave en Guatemala, Panamá y Honduras, aunque señala que todos los países sufrieron la presión de sus sistemas sanitarios debido a la pandemia del COVID-19.

Se destacó que no solo la salud se vio afectada, sino que todas las naciones vieron que la crisis se extendía a la economía y la educación.

Informe

Bajo la pregunta ¿cómo utilizaron los recursos públicos los Estados para contrarrestar la COVID-19?, el Consejo Nacional Anticorrupción presentó este lunes en Tegucigalpa el informe titulado “Medición de la Eficacia y Transparencia en Centroamérica”.

En dicho informe se hace un análisis de cómo se manejaron los recursos económicos en los países centroamericanos a excepción de Nicaragua que no participó en el estudio, durante la pandemia.

En ese sentido, el estudio concluye que Honduras se encuentra entre países con mayor presupuesto, pero menos resultados durante la pandemia.

De acuerdo al estudio del CNA, El Salvador es el país que más fondos destinó para contener la pandemia con cuatro mil 116.80 millones de dólares, Honduras es el segundo país que más recursos destinó con tres mil 762.53 millones de dólares.

Le siguen Panamá con dos mil 99.61 millones de dólares, Guatemala mil 187.09 millones y Costa Rica con mil 390.12.

Honduras encuentra un punto de valoración media en temas como compra de ventiladores mecánicos y mascarillas KN95 y mascarillas quirúrgicas durante la pandemia.

“Honduras adquirió ventiladores a un precio que se encuentra en medio de la proyección, sin embargo, el señalamiento constante es que gran parte de estos equipos no son aptos para la atención de pacientes positivos del nuevo coronavirus, similarmente, la demora para llegar al país y posteriormente a cada centro asistencial, es decir,  se han erogado cantidades millonarias  de dinero  por equipos que al mes   de diciembre del 2020 no habían sido entregados en su totalidad a la Sesal y de los suministrados, no todos son aptos para hacer frente a esta pandemia”, subraya el informe.

De igual manera, en el renglón de mascarillas destaca que “Honduras pagó cantidades millonarias de lempiras por mascarillas  que no cumplen el objetivo de proteger del COVID-19 al personal sanitario, sino que brinda una falsa percepción de protección al mismo”.

Al respecto, se establece que pagó un precio cuatro dólares con 10 centavos de dólar (102 lempiras) por cada mascarilla KN95 que compró, mientras que en la compra de mascarillas quirúrgicas Honduras es país que más caro pagó el precio por unidad (90 centavos de dólar, 22 lempiras con cincuenta centavos de lempiras).

“Honduras está muy por encima en comparación a las demás regiones que son objeto de análisis en este estudio; pese a esta situación, el Consejo Nacional Anticorrupción logró identificar ciertos actos de corrupción y aparente sobrevaloración en la adquisición de estos insumos, en virtud de que, al momento de que el Estado adquirió por medio de Invest-H y la Secretaría de Estado en los Despachos de Salud (Sesal) mascarillas descartables, fue a través de un análisis comparativo de precios que se logró determinar que hubo sobrevaloración en la adquisición de estos insumos de bioseguridad. Simultáneamente, de acuerdo con lo aquí proyectado, se puede inferir que producto de estos procesos de compras irregulares, Honduras figura como el país que más caro adquirió este tipo de mascarillas”, subraya el informe presentado en la capital hondureña.

Entre otras conclusiones generales se destaca que de los cinco países que fueron el principal y único objeto de investigación, ya que se han visto fuertemente afectados por la pandemia provocada por el COVID-19, principalmente, los estado de Guatemala y Panamá, mismos que tienen una cantidad de fallecidos mayor a los demás países centroamericanos, son los países que tienen mayor cantidad de casos confirmados; sin embargo, Honduras, pese a no tener la misma cantidad de casos registrados, tiene una menor tasa de recuperación, ya que en Honduras no se ha contado con un sistema de salud debidamente robustecido para poder hacer frente a esta emergencia sanitaria, debido a una letargia institucional por parte de los gobiernos que en los últimos veinte años, poco o nada han hecho por alcanzar un mejorado nivel  para atención de la salud pública.

“De acuerdo con el análisis comparativo sobre los presupuestos destinados por cada Estado de la región centroamericana, es lamentable saber que uno de los países que más recursos económicos ha obtenido para poder enfrentar la crisis sanitaria es Honduras, cuando ha sido evidente que estos no se han utilizado de forma adecuada, puesto que las irregularidades enmarcadas dentro de nuestro país son las que demuestran tal hecho. Por tanto, resulta desalentador conocer cómo en medio de tan grave crisis, los gobernantes sean incapaces de sacarle el máximo provecho a los exiguos recursos de los que se dispone y continúen no solo dilapidándolos, sino también dejando a Honduras más endeudada que nunca”, subraya el estudio.

En Honduras, ni la economía, ni la educación, ni la salud crecen, todo lo contrario, todas van por el camino de una constante degradación, en cambio, el endeudamiento sí va en peligroso ascenso, sin importar lo que la población tenga que pagar al respecto, agrega.

Por lo que se refiere al precio promedio de compra de mascarillas KN95 en los países objeto de este estudio, Honduras se encuentra en un punto de valoración media, con un valor promedio de 4.10 dólares, sin embargo, han surgido numerosas críticas por parte del personal médico y de la ciudadanía en general en contra del actual Gobierno de Honduras, por el hecho de haber adquirido equipos que no cumplían con los estándares mínimos de bioseguridad para uso médico, sino que eran para uso común o industrial. Dicho de otra manera, Honduras pagó cantidades millonarias de lempiras por mascarillas que no cumplen el objetivo de proteger del COVID-19 a la ciudadanía, sino que brinda una falsa percepción de protección a la misma; sin dejar a un lado, que se evidenciaron otras irregularidades como es el caso de Invest-H que autorizó compras de tipo de mascarillas, a precios sobrevalorados por los del mercado, desglosa.

En relación con el análisis, conviene señalar que en cuanto al promedio de costos en la compra de ventiladores mecánicos para equipar las unidades  de cuidados intensivos para la atención y manejo de pacientes contagiados  de COVID-19 por parte de los países que fueron el principal objeto de estudio,  Honduras adquirió dicha instrumentaria a un precio que se encuentra   en medio de la proyección, sin embargo, el señalamiento constante es que gran parte de estos equipos no son aptos para la atención de pacientes positivos del nuevo coronavirus. Similarmente, la demora para llegar al país   y posteriormente a cada centro asistencial fue bastante cuestionada por la población, ya que se erogaron cantidades millonarias de dinero por equipos que no fueron entregados al Estado de manera oportuna, incumpliendo los términos de entrega pactados, añade.

“Con base en la información analizada, se logra observar que la tasa de letalidad en Honduras es alarmante en comparación a Costa Rica, y respecto a los casos de personas recuperadas en la hermana República, son aún mayores que en Honduras, por lo que, se puede inferir que un factor predominante en esta amplia diferencia es el control de los Estados al flagelo de la corrupción. Estamos frente a una ponderación que nos indica como una nación puede resurgir de una situación de emergencia,  cuando las acciones se ejecutan en el marco de un deber legítimo y no en el aprovechamiento de la excepción de ciertos controles legales para llevar a cabo procesos de compra,  eludiendo    la publicidad y transparencia de los procesos, lo que genera un desapego al cumplimiento de las necesidades públicas”, subraya el escrito de 166 páginas.

Cada una de las situaciones aquí plasmadas, refleja una vez más que la corrupción sigue generando ineficiencia y distorsiones considerables. Como consecuencia de lo anterior, en muchos países genera abstención y pérdida del interés por la política por períodos prolongados, y es justamente lo que ha sucedido en países como Honduras, en donde la democracia cede frente a los intereses de aquellos para quienes lo público es un fértil territorio de impunidad y codicia patrimonial. Es difícil en tales circunstancias tender hacia un sistema efectivo de libertades, armonizado por la igualdad de derechos y oportunidades. En fin, el Gobierno hondureño ha afrontado la crisis del coronavirus estando lastrado por aparatos institucionales con graves problemas de funcionamiento, sumidos en un fuerte deterioro institucional, sin liderazgo social y de rodillas ante una nueva crisis económica de enorme magnitud, finaliza. (RO)

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