No es de extrañar que constantemente nos estemos quejando de nuestra suerte o anhelando las oportunidades y ventajas que más de algún conocido tiene o disfruta aun sin merecer desde nuestro punto de vista.
¿Nos cuestionamos porque a mí? No es justo, ¿porque la vida se empecina en ponerme pruebas tan difíciles? Si analizamos bien, ¿la expresión más justa y que nos mueve a la acción probablemente sería… para que a mí? ¿Qué debo aprender? ¿En qué estoy fallando y como puedo mejorar?
Las crisis, aunque usted no lo crea son magníficas oportunidades de crecimiento no solo personal, en muchas ocasiones este crecimiento se extiende a nuestras familias e incluso a la misma sociedad que se ve beneficiada con mejores personas, más enfocadas en las oportunidades que en los problemas, más ambiciosas, con hambre de éxito y desde luego más creativas. Son las crisis las que nos mueven de nuestra zona de confort y nos obligan a buscar algo más, a salir de esa comodidad a veces mal sana y conformista que nos tienen en ocasiones estancados en pobreza, en vida rutinaria, monótona y hasta aburrida, pero como jamás vimos la necesidad de movernos, pues fácilmente nos adaptamos al hambre, nos adaptamos a relaciones toxicas y enfermas, a un trabajo que trunca sus sueno y que incluso detesta, se imagina usted el tipo de esclavitud mental en el que voluntariamente está atrapado? a veces llegamos a ser víctimas de ese sentimiento tan dañino de conmiseración en donde el “pobrecito yo” es nuestro consuelo para justificar nuestra negligencia y falta de acción.
¿Cuál podría ser entonces su motivación si no tiene trabajo? ¿No tiene dinero? ¿Si está enfermo? ¿Si se está divorciando? ¡En fin… si siente que en este momento la vida se le cae a pedazos, si cree que por más que lo desea no logra ver la luz!
¿Cree usted que necesitaría más motivación o razones para accionar que todo lo que le acabo de mencionar?
Es que más que desearlo debemos intentarlo, debemos actuar, reinventarnos y crear, es en tiempos de crisis en donde nuestra única alternativa para no dejarnos llevar por la corriente es volvernos creativos y perder el miedo a intentarlo.
Los más grandes proyectos, las mejores historias de éxito de la humanidad han sido precedidas por múltiples caídas y fracasos, han surgido en momentos en los que la gente creyó que ya no había más nada que hacer y decidieron reinventarse e intentarlo una vez más.
Hoy por hoy, la humanidad en si atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su historia con diversas crisis, políticas, sociales, sanitarias, laborales, familiares y demás. Es deber de todos aprender y desarrollar habilidades personales que nos permitan adaptarnos a los cambios y sacarles provecho, con esto no solo mejoraremos nuestra calidad de vida sino también desarrollaremos más sensibilidad humana, esa misma que se desarrolla a partir del dolor, de las pruebas que la vida nos presenta y que tienen como propósito forjar nuestro carácter y ser mejores seres humanos.
¿Y usted? ¿Cómo está manejando sus crisis? ¿Está sentado esperando que su suerte cambie o está decidido a levantarse y crear usted la oportunidad para salir de ese lugar o situación que tanto le atormenta? La decisión es suya, solamente suya, no es culpa de su suerte, esa la crea usted con su actitud y sus acciones.