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La centenaria tradición de Goascorán y el Día de todos los Santos

Tegucigalpa.- A casi dos horas y media de Tegucigalpa, en la carretera que conduce al sur del país, en la frontera con El Salvador, se encuentra el municipio de Goascorán, cuyos pobladores desde 1876, mantienen viva la tradición de festejar con alegría el Día de Difuntos, época que aprovechan para mostrar a propios y extraños su cultura gastronómica y los rituales religiosos y folclóricos alrededor de la fe cristiana.
 

Sus calles empedradas, acariciadas por las altas temperaturas de la zona, son típicas de las regiones rurales de Honduras, donde prevalecen aún las casas de pared doble hechas a base de adobe, las viviendas de ladrillos y algunas construcciones más modernas; ahí se junta la arquitectura tradicional con la moderna.

Con una población de 15 mil personas, de las que unas cinco mil viven en el casco urbano, Goascorán, está situado a la derecha del Río que lleva el mismo nombre. De acuerdo a la historia, el origen de su nombre viene de la palabra Uaxcallan, que en mexicano significa “Entre las casas de los Guajes”.

Fue fundada en 1686 bajo el nombre de San Jerónimo, muy cerca de la costa de Los Amates, pero las frecuentes invasiones y ataques de los piratas, obligaron a trasladarse al lugar que hoy ocupa.

Se caracteriza por la producción de camote, la agricultura y la elaboración de alfarería lenca. En la entrada del pueblo se halla el monumento de una mujer que simboliza el trabajo de la cultura lenca, muy fuerte en el sur de Honduras.

El verdor del invierno

Las aguas del Río Goascorán que le rodean, permiten en esta época de fines de invierno, mantener el verdor de sus imponentes montañas, mientras se aprecia a lo lejos el pastoreo del ganado. Camino a Goascorán, el turista puede observar la belleza oculta de la naturaleza del sur de Honduras en época de invierno, la cual contrasta en el verano, cuya estación del año se marca muy fuerte en estas zonas.

Jonás Juárez, de la Asociación de Amigos de Goascorán residente en Tegucigalpa, relata a ProcesoDigital que este municipio es el único de los 298 con que cuenta Honduras, que mantiene viva la tradición de celebrar “con otros ojos” el Día de Difuntos. La tradición la impuso la Iglesia Católica.

Todos los Santos es una fiesta dedicada al recuerdo de los antepasados. Una costumbre de esta celebración es la visita a los cementerios, el festejo con música de las bandas regionales y la degustación de comida.

“Goascorán mantiene viva esta tradición y usted verá en el Día de los Muertos cómo llegan al cementerio cientos de personas, incluso de otras partes del país con raíces en Goascorán que vienen a rendir un tributo a sus antepasados”, comenta el profesor Jonás Juárez.

Un espacio para socializar

La tradición de ir a los cementerios es para arreglar y adornar las tumbas de los parientes, de conocidos o de amigos. Mientras se pasea por el camposanto para visitar otras tumbas, la gente siempre se encuentra con viejos amigos o conocidos que quizá no veía desde hace 20 años.

De acuerdo a la tradición, la fiesta de Todos los Santos y el día de difuntos tiene un claro sentido doméstico: la familia se reune y recuerda a sus parientes, mientras come rosquetes, pan de casa y reza un rosario, limpia la tumba, cuenta anécdotas, con la intención de prolongar al más allá la protección de la familia a sus miembros y pedir el amparo de los antepasados, percibidos como protectores del hogar y del linaje.

México es un país que vive muy intensamente el Día de los Difuntos; pero Goascorán tampoco se queda atrás. Cuando se inició con esta tradición, hace más de cien años, se hizo acompañada de una banda regional musical que hoy se conoce como La Banda de Goascorán, que de generación en generación es una de las expresiones folclóricas y populares más arraigadas en ese municipio sureño.

Cuna de ex presidentes y músicos

La banda no solo ameniza el día de los muertos con música que le piden los parientes, también anima las ferias de los pueblos y hasta ha sido contactada para rendir tributo a la Virgen de Suyapa, en las alboradas que preparan sus fieles creyentes.

En Goascorán se encuentra la casa del ex presidente que dio paso a la asamblea constituyente de 1982 y héroe de la guerra entre Honduras y El Salvador, en 1969. Se trata del extinto ex general Policarpo Paz García. Hoy la casa donde nació es una clínica médica privada.

Originarios de ese municipio son dos reconocidos conjuntos musicales que viajan para sus presentaciones dentro y fuera del país. Estos grupos musicales son la banda de “Los Silver Star” y “Los Hitsong”, últimos que se han afincado en Choluteca.

Elvia Velásquez, es una fans de la banda de Goascorán y de su pueblo. Ella reside en la ciudad de El Progreso, Yoro, y desde ahí viajó junto a su familia integrada por hijos, nueras, yernos, hermanos y sobrinos para enseñar las costumbres “ y que no se pierda la herencia cultural”, comenta sonriente mientras persigue a los músicos para que canten una canción del recuerdo que gustaba a su difunta madre.

Otras familias llegan de Villanueva, Cortés e incluso algunos residentes en Estados Unidos, llaman ese día para escuchar, desde el cementerio, vía teléfonica, las canciones de sus parientes. Uno de ellos pagó más de 2,500 lempiras por una hora de música.

El Día de todos los Santos es en Goascorán una especie de feria patronal, mucho color y ambiente festivo. Las tradicionales coronas hechas a base de espelma, la cera de las candelas, siguen siendo la sensación, así como una que otra corona de ciprés de pino adornada con flores de cera de diversos colores.


Una relación de proximidad

A mediados y fines del siglo XX, con los nuevos espacios de sociabilidad, esta costumbre de visitar y coronar a los muertos se ha ido perdiendo; en las ciudades el tumulto de los carros, el congestionamiento vial y la prisa con que camina la gente para llegar a su trabajo o a su casa, hace que el rito a los muertos no esté tan marcado como en los pueblos del interior de Honduras, en especial en Goascorán.

Goascorán con su festejo del día de difuntos, en el fondo, mantiene viva esa relación acerca de la concepción de la muerte que tenían los antepasados al considerarla algo inevitable y natural. Como en toda sociedad, la muerte de los viejos se acepta con menos dramatismo que las accidentales o de las parejas jóvenes; no obstante, actualmente según expertos, la sociedad ha dejado de tener una relación próxima con la muerte cotidiana, al punto que se reclama la necesidad de nuna nueva pedagogía.

La muerte natural se ha convertido en algo que se oculta, que sucede fuera del entorno diario, que puede pasar desapercibida para los niños, mientras las muertes catastróficas se muestran mas seguidas en la prensa, opinan expertos en historia y cultura.

Pero en Goascorán, la comunidad de resiste a abandonar sus costumbres de más de un siglo y ahora se prepara para festejar en febrero de 2011, su feria patronal, en donde buscan resucitar antañonas costumbres pueblerinas como los juegos del palo encebado, las carreras de cintas a caballo; los concursos de cuerda y de bicicletas, entre otros.

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