La aventura, la locura y el reto llevaron a la hondureña Raudales a la cima del Everest

Tegucigalpa – El pasado 20 de mayo la hondureña Dora Raudales se convirtió en la primera hondureña en escalar el Monte Everest, el más alto del mundo, con 8.848 metros sobre el nivel del mar, lo que para ella fue una mezcla de aventura, locura y reto.

«Fue una aventura increíble en la que yo me pude ver en situaciones maravillosas, experimentar en la montaña más alta del mundo, ver paisajes divinos y conocer a las personas con las que pude convivir durante todo este tiempo», dijo Raudales a EFE en Tegucigalpa.

Raudales, quien desde hace 18 años reside en Monterrey, México, inició su aventura al Everest el 3 de abril, cuando salió hacia Nepal. El día 7, de Katmandú viajó a Lukla, en helicóptero, y desde ahí comenzó una caminata de unos doce días que le llevó hasta el campamento base, lo que constituyó un entrenamiento para los montañistas que iban hacia el Everest.

«Fue una locura, porque soy una señora de 43 años y tengo tres hijos; uno de 17 años, una de 15 y una de 11. Soy casada y era una locura para una mamá hacer esto», subrayó la alpinista, licenciada en Lenguas Extranjeras por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

En su opinión, para escalar cualquier cima «no importa la edad, ni el estatus social», y como mujer tenía la aspiración de escalar el Everest, «aunque pareciera una locura», para la que tuvo todo el apoyo de su familia.

«También fue un reto porque tuve que estar preparada mentalmente para algo tan grande, que fue más grande de lo que yo misma me imaginé y tenía que estar preparada físicamente», subrayó Raudales.

Su primera cima más alta en México fue el Pico de Orizaba

Hace dos años, antes de decidirse a subir al Everest, Raudales estuvo escalando montañas de mediana altura en México, y en esa idea de ir subiendo más cada vez, llegó a la cima del Pico de Orizaba, que supera los 5.610 metros sobre el nivel del mar.

«Al escalar el Pico de Orizaba -el tercero más alto de Norteamérica-, se me vino a mi cabeza, si estoy en lo más alto de México y tengo este rendimiento tan hermoso de estar acá, ¿qué se sentirá entonces estar en la cima del mundo?», dijo la deportista hondureña, quien previamente practicó el CrossFit, un entrenamiento funcional de alta intensidad para fortalecer el músculo y la mente.

Escalado el Pico de Orizaba, Raudales pensaba que el Everest era «un reto para personas muy experimentadas y profesionales».

«Entonces me puse a investigar de qué manera podía llegar a un logro como ese y así fue como me empecé a sumergir en el montañismo», señaló Raudales, quien mide 1,63 metros de estatura y pesa unas 132 libras (60 kilos).

Parte del aprendizaje para su aventura, escalar el Everest, lo que hasta ahora solo lo han logrado cinco mujeres centroamericanas, dos guatemaltecas, una salvadoreña, una costarricense, y ella, según Raudales, fue haber visto un documental del montañista nepalí Nirmal Purja, quien tiene el récord de haber coronado las catorce cumbres más altas del mundo, en menos de siete meses.

Un equipo de expertos de Purja, en Nepal, al conocer el interés de Raudales y que había escalado el Pico de Orizaba, le recomendó que antes hiciera la cumbre del Aconcagua, de Argentina, de 6.962 metros de altura, para lo que la hondureña se preparó durante un año.

Un mes después de haber llegado a la cumbre del Aconcagua, Raudales se alistó para llegar a la cima del Everest, para lo que también contó con la ayuda de los sherpas, quienes son «ángeles que nos ayudan a caminar hacia la cima y nos traen de regreso».

Su próximo objetivo es escalar el Denali o monte McKinley, en Alaska, de 6.190 metros sobre el nivel del mar, en otra mezcla de aventura, locura y reto, aunque vuelva a exponer su cuerpo a temperaturas de más de 30 grados bajo cero.

En 2022, Ronald Quintero fue el primer hondureño en escalar el Everest. EFE

RO

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