spot_img

“KINGPIN”

Por:

Compartir esta noticia:

Por: Otto Martin Wolf
En boliche, el primer pin es también llamado Kingpin, pues golpeado en el ángulo correcto, la bola tira todos los pines  de un solo golpe.

En 1995 el  Presidente Clinton de los USA emitió una ley para combatir el lavado de activos, la cual recibió el apodo de Kingpin .
Antes de ella,  los narcotraficantes y otros miembros del crimen organizado, ponían a salvo sus ganancias al formar o invertir en empresas que no estaban directamente relacionadas con el negocio ilegal.
Esas compañías podían o no estar en el país donde se llevaba a cabo el delito, inclusive algunos delincuentes invertían en los mismos Estados Unidos.
Ese fue el origen del término lavado o blanqueo. El dinero sucio se convertía en legítimo y nadie podía hacer nada al respecto.
La Ley Kingpin fue diseñada especialmente para evitar esas prácticas. Cuando se aplica, los delincuentes no pueden esconder el dinero mal habido detrás de empresas limpias.
Y, siendo los Estados Unidos el país más importante de las finanzas y los negocios mundiales, la Ley es especialmente dura para aquellas empresas norteamericanas que tengan relaciones con “el pin número uno”; si cae éste caen todos, esa es la idea.
Ningún norteamericano honrado se atreve a negociar con empresas fachada del crimen organizado o que se presten para el blanqueo de dinero. Esto corta les inmediatamente el “dolarducto”, aislando y prácticamente liquidándolas.
Para llegar a tener una idea de cuánto necesitan los narcotraficantes y el crimen organizado de los lavadores de dólares, recordemos que no hace mucho en Honduras se encontraron once millones de dólares enterrados en un patio en la zona de Copán y,  dos o tres años atrás – en México- un narcotraficante de origen asiático tenía más de doscientos millones de dólares en efectivo en un cuarto de su casa.
Por eso están dispuestos a pagar grandes sumas a quien les “lave” el dinero, porque de muy poco les sirve tener billetes que, si no los pueden usar, son sólo papel.
No estoy hablando de dólares para el  gasto diario, me refiero a cantidades con las que se puede comprar una isla, un gobierno y hasta un país.
Por eso mucha gente cae en la tentación, empujados por la codicia o, en algunos casos, por la necesidad.
El original y real  “Señor de los Cielos”, el colombiano Carlos Lehder Rivas, de quien se dice llegó a tener una fortuna de más de veinte mil millones de dólares y que actualmente guarda prisión en los Estados Unidos, fue el primero que utilizó avionetas para llevar droga a ese país y también de los primeros en encontrarse con el problema de tener tanto papel y de idear la manera de “legalizarlo”.
Su fortuna fue invertida impunemente en Panamá, donde hizo negocios con el entonces presidente Manuel Noriega (también en prisión por narcotráfico).
Su creatividad y poder le llevó a comprar una isla en Bahamas, terreno propio para repostar avionetas y desde donde dirigía  su “lavandería”.
El dinero del “Señor de los cielos” y otras agrupaciones del crimen organizado, fueron los que finalmente condujeron a la creación de la Ley Kingpin, nunca tan fuertemente aplicada como en la actualidad.
Uno puede entender (aunque jamás aceptar) que alguien de origen humilde se dedique al narcotráfico, pero lo que es intolerable es que éste sea dirigido  -o su dinero blanqueado- por empresarios, políticos o gente poderosa.
Todo lo que se haga por evitarlo está justificado.
spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img