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Justicia aborta reapertura iniciada por Río de Janeiro sin llegar al pico

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Río de Janeiro – Un juez brasileño derogó este lunes parte de los decretos por los que la Alcaldía y el Gobierno estatal de Río de Janeiro iniciaron procesos de desescalada de las medidas de distanciamiento social para frenar el avance del COVID-19 sin que la región hubiese alcanzado el pico de la curva de contagios.

El titular del juzgado séptimo de Hacienda Pública del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, Bruno Bodart, en decisión provisional requerida por el Ministerio Público y la Defensoría Pública, suspendió parte de los efectos de los decretos que flexibilizaron las medidas de aislamiento.

Entre los artículos derogados destacan los que permitían la reapertura de centros comerciales, templos religiosos, restaurantes y bares, así como el reinicio de las competiciones deportivas con público.

El alcalde de Río de Janeiro, el pastor evangélico Marcelo Crivella, autorizó el pasado martes un proceso gradual de reapertura con seis fases de quince días cada una, por lo que todas las medidas serían levantadas hasta agosto.

Inicialmente autorizó la apertura de tiendas de muebles, decoración y automóviles, así como la apertura de iglesias y templos.

El gobernador del estado de Río de Janeiro, Wilson Witzel, fue aún más lejos y, en un decreto publicado el pasado viernes, autorizó la apertura de restaurantes, bares, centros comerciales y templos religiosos, así como la normalización del transporte intermunicipal y de las competiciones deportivas.

Este lunes, en el primer día hábil tras el decreto de Witzel, los autobuses de Río de Janeiro circularon con gran aglomeración de pasajeros.

La reapertura fue inmediatamente criticada por científicos y especialistas, que consideran que la flexibilización precipitada puede agravar la situación de la pandemia en Río de Janeiro, el segundo estado más afectado por el COVID-19 en Brasil.

Ello debido a que las curvas de contagios y muertes aún están en fuerte tendencia ascendente y el pico sólo es esperado en julio, y a que tanto el estado como el municipio aún corren riesgo de enfrentar un colapso hospitalario por la alta demanda de camas de unidades de cuidados intensivos.

Brasil es el segundo país con más casos en el mundo de coronavirus, con 691.758 contagios contabilizados hasta el domingo, y el tercero con más muertes, con 36.455 decesos.

Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil con 46 millones de los 210 millones habitantes del país, es el más afectado por la pandemia, pero en segundo lugar se ubica Río de Janeiro, que es el tercer estado más poblado. Río sumaba hasta el domingo cerca de 70.000 casos y 6.781 muertes.

El Ministerio Público solicitó este mismo lunes que los decretos de la Alcaldía y de la Gobernación fueran totalmente derogados, pero el juez que recibió la denuncia prefirió suspender provisionalmente los artículos más cuestionados.

Para el Ministerio Público, los procesos de reapertura tan sólo pueden ser autorizados cuando las autoridades presenten un informe técnico «debidamente sustentado con datos científicos y análisis sobre la situación de salud, vigilancia sanitaria, movilidad urbana y asistencia social».

«El riesgo de grave daño irreparable exigido para la concesión de una decisión cautelar está presente teniendo en cuenta que la flexibilización inadecuada de las medidas de aislamiento social puede causar una aceleración del contagio del COVID-19 de difícil reversión», respondió el juez al justificar su sentencia.

El magistrado estableció una multa de 50,000 reales (unos 10,000 dólares) en caso de que las autoridades incumplan la decisión.

Witzel justificó la flexibilización ante «las demandas sociales y económicas» de empresas que han quebrado o están a punto de quebrar y de miles de trabajadores que perdieron sus empleos o están impedidos de ganarse el sustento como autónomos.

Bodart admitió que «no se puede ignorar el drama sufrido por los comerciantes y trabajadores cuyas actividades vienen siendo restringidas como forma de retardar la expansión del contagio del COVID-19», pero aclaró que «lo que está en juego son vidas humanas» y que Río de Janeiro ya perdió cerca de 7,000.

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