Tegucigalpa – Los juicios que se conocen por el desfalco al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), apenas muestran cómo operaban las redes a lo interno de esa institución en una cadena de actores, donde cada segmento identificado parecía tener un “derecho a piso” para extraer de las arcas de esa institución recursos en detrimento de la salud de sus afiliados.
“Las redes corruptas que ahí han operado no tienen nada que envidiar a las redes del crimen organizado. Tienen en la impunidad el aliado incondicional para operar con la colusión de aliados internos y externos que les permiten moverse con eficacia”, indica una analista que ha estudiado a fondo la trama de corrupción en esa entidad.
Desde que iniciaron los juicios vinculados a la corrupción en el IHSS, encabezados por su ex director, Mario Zelaya, cada uno de ellos revela el montaje de redes y subredes que dimensionan el nivel de colusión y corrupción que se dio a lo interno.
Los casos de Afiliación al Migrante, el de “Las Coimas” y el de las “Empresas de fachada o maletín” han demostrado como en la ruta del dinero y de la ambición del poder, los operadores del Seguro Social compraron casas, remodelaron otras, se pagaron viajes, lunas de miel, bonos a sus súbditos, abrieron cuentas de cheques a discrecionalidad, desviaron el dinero para ir a parar a bancos de Estados Unidos donde compraron propiedades, entre otros hechos que no dejan espacio a la imaginación. Hasta sus motoristas fueron beneficiados como parte de la estrategia de comprar y contaminar.
De cómo crearon empresas fantasmas y otras de maletín para asaltar el sistema de Salud, desde el IHSS y otras instancias, es lo que se está probando en estos juicios, entre los cuales, sus responsables han sido condenados hasta por el delito de lavado de dinero y activos. El cuarto al hilo, ligado a estas empresas de maletín y otras empresas fantasmas, reproduce el mismo esquema de los anteriores: el reparto de las redes con derecho a piso.
Los pilares en el Seguro Social
En este ajedrez sin precedentes, se identifican claramente como los pilares de la corrupción entre corrupto y corruptor, amparados en la impunidad y la tolerancia social, ejercían su “derecho a piso” como una práctica normal en medio de una institucionalidad diezmada.
Se configuraron así, como señalan los expertos, los elementos de satisfacción de intereses políticos o económicos particulares afectando el cumplimiento de responsabilidades públicas de interés colectivo y de la moral social.
En el caso del Seguro Social, el desfalco ocurrido se asemeja precisamente a una confabulación entre redes de distintos estamentos que ejercían su derecho a propiedad.
Aquí el vínculo entre la corrupción y la calidad de vida fue perverso, pues mientras saqueaban a complacencia las arcas del IHSS, las víctimas, representadas por los pacientes padecían de carencia de medicamentos, atención de calidad, y, por ende, el derecho a la salud.
La corrupción en este organismo es el claro ejemplo de cómo un fenómeno de esta naturaleza afecta directamente la calidad de vida de las personas en un país. Aquí se refleja que las víctimas de la corrupción existen y son la gente de a pie y los afiliados a la seguridad social, entre otros.
De los testimonios en los juicios, se conoce que, en esta red de corrupción, montaron la red de asalto, familias y allegados.
Las redes identificadas
Solo en el caso de las empresas de maletín y empresas fantasmas, el Ministerio Público acusó que se lavaron 290 millones de dólares.
Los responsables pertenecen a la red de burócratas no electos, referente a aquellos que, sin correr en cargos de elección popular, son escogidos, no obstante. En esta red de burócratas no electos caen también los entes gremiales que a lo interno de las instituciones estatales y gubernamentales a cambio de prebendas callan el latrocinio o se hacen de la vista gorda.
En el Seguro Social, estas redes de burócrata no electos, se identifican bien en el libro “El manejo político y social de la corrupción en Honduras”, del Centro de Documentación de Honduras (CEDOH), donde varios autores exponen una visión amplia del estado de la corrupción en el país con mención especial al caso del desfalco en el Seguro Social.
Siguiendo esa línea de identificación de redes, la otra que aparece señalada en los juicios es la de actores privados y empresariales. De momento se está en la etapa de los actores privados en la figura de Óscar Laínez y Javier Herrera, identificados como “Los Tetos”, actores privados que están arrojando datos importantes de cómo sobornaron a esa red del seguro para obtener beneficios.
Pero falta en esa caracterización de las redes con derecho a piso que operaron en el IHSS, que aparezcan los privados de mayor influencia, los electos y los políticos. Esa al parecer podría ser la tendencia en los próximos juicios, de los 15 casos hasta ahora judicializados, pero faltan otras 40 líneas investigativas por judicializar.
De momento, todo indica que el Ministerio Público acompañado por la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), está presentado casos muy sólidos en el desfalco al Seguro Social.
Honduras ha entrado en una etapa en la lucha contra la corrupción que está poniendo a prueba a los operadores de justicia. En el caso del IHSS, por primera vez un funcionario del rango de Mario Zelaya ha sido condenado por corrupción en los últimos 15 años en la historia del país, mientras otros dos miembros de la entonces directiva del seguro, lo han sido por lavado de dinero. Dos hechos que indican una ruta que para el país puede ser irreversible.