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Juicio JOH: Yo soy tu padre

Por Yanivis Melissa Izaguirre | Periodista, Honduras

Tegucigalpa, Honduras. «Las puertas se van abriendo y uno va pasando». (Ramón Matta Ballesteros, al ser consultado sobre cómo logró escapar de una cárcel).

Años después, esas puertas se siguen abriendo «mágicamente» para habilitar y facilitar el trasiego de droga por varios departamentos de Honduras.

El dinero abre las puertas. Los sobornos, a través del financiamiento de campañas políticas son la llave, ya lo han señalado narcotraficantes confesos, quienes por medio de erogaciones han «apoyado» a candidatos a cambio de «favores» que en su mayoría tienen que ver con seguridad, protección e información.

Esos testimonios coinciden con la nula incidencia de las fuerzas del orden cuando la droga se la pasan «por las narices», sin que en ningún momento haya habido reportes de cargamentos incautados en Honduras durante los periodos que citan los testigos que, dicho sea de paso, se dedicaban a ese «negocio». El permiso fue dado.

El nudo de esta historia, en donde se construyen personajes y conflictos se está desenlazando. Aún con algunas imprecisiones, todo encamina a un entramado de conspiraciones que van desde participaciones directas hasta un «dejar pasar».

Esta semana el debate fue entre la verdad y la traición, con las declaraciones del convicto Fabio Lobo, hijo del expresidente hondureño, Porfirio «Pepe» Lobo (2010-2014), quien -curiosamente- ha sido más mencionado en la Corte del Distrito Sur de Nueva York que el mismo acusado.

Las declaraciones de Fabio causaron conmoción por la frialdad con la que él confesó que su papá estaba al tanto de las actividades vinculadas con el narcotráfico y que, incluso, recibió sobornos y una «contribución» de campaña por parte de Los Cachiros.

Fabio, quien aceptó colaborar con la Fiscalía para negociar una reducción de la pena, admitió que en el pasado trató de proteger a su padre, pero que las respuestas y la verdad va saliendo a medida que le van preguntando… Por su parte, «Pepe» Lobo dijo que no hay que creerle a un delincuente (haciendo referencia a su primer hijo).

«Es difícil hablar de tu padre», dijo Fabio, acto seguido «soltó» la información que se había reservado en declaraciones anteriores.

Aun así, con todas las historias que se cuentan en este proceso, para algunos -quienes están presentes en la sala- es un reto llevarle el hilo al juicio sin dormirse en el intento, y eso que hay que agradecerles a algunos testigos que en ocasiones -cuando la somnolencia ataca- salen con tremendos testimonios que ponen de nuevo al público en vilo.

La semana que viene será crucial, empezarán a desfilar los testigos de la Defensa que, por cierto, lo único que hay hasta ahora son especulaciones sobre quiénes podrían ser; ni siquiera sabemos el número, porque cuando se le consulta al abogado defensor, Raymond Colon, responde, «¡diez, cincuenta, muchos, los que el juez Castel permita» …

Hay quienes aseguran que a finales de la semana podríamos tener un veredicto sobre este caso que está moviendo al mundo. Lo cierto es que el juez Kevin Castel prometió agilizar estas etapas de testificaciones, interrogatorios y contrainterrogatorios, pues al mal paso, darle prisa.

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