Tegucigalpa, Honduras. La promoción del año lectivo 2023 lleva el nombre de «Juan Almendares Bonilla», doctor en medicina y cirugía, máster en ciencias, investigador, catedrático, poeta, escritor, analista, político, defensor ambiental y de los derechos humanos, promotor de la paz y una persona ejemplar inspirada en la ciencia, la medicina y el humanismo.
«Fue difícil porque no tenía recursos ni dinero para comprar libros, esperaba a que mis compañeros se durmieran para estudiar», confiesa. Sus esfuerzos rindieron frutos con su nombre siendo reconocido en el ámbito académico, honrando una vida dedicada a la enseñanza y el altruismo.
En su primer trabajo como practicante en un hospital privado ganaba L 25 al mes y ese fue tan solo el inicio de una vida profesional en donde la recompensa no sería monetaria, sino humanitaria, pues no cobraba sus consultas médicas y siempre ha buscado cómo auxiliar a sus pacientes proporcionándoles medicamentos gratis.
«Ser pobre es una de las peores violaciones a los derechos humanos», dice.
Un hondureño con el más alto valor ético, formación humana y social que encontró el elíxir de la sabiduría a muy temprana edad.
«Si hay una cosa que aprendí es tratar de investigar y ser coherente con la verdad».
Fue director ejecutivo del Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Víctimas de Tortura y sus Familiares.
«En la tenebrosa noche
la tortura
se oculta en su propia oscuridad
con el ropaje
de la democracia».
Fungió como exdecano de la Facultad de Medicina y exrector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde desarrolló la idea de la investigación científica y primó su objetivo de acercar la academia al pueblo.
«Mi filosofía está enfocada en el respeto de la vida y la idea de compartir, de servir, en eso soy coherente, porque me formé como médico».
Pacifista incansable:
«Derrotar el miedo
sin violencia,
sin armas, sin ejércitos,
con la fuerza de la palabra
es la esperanza
que surge del lenguaje desnudo,
en la noche de la inocencia,
tras el silencio».
Ambidiestro de escritura y socialista-humanista de ideología: «mi lucha es porque construyamos una política de paz».
Estratega y visionario, ve la política como el arte de servir respetando y manteniendo, ante todo, la dignidad de las personas: «aquí se habla de seguridad militar, pero no hay soberanía militar; se habla de seguridad alimentaria, pero no hay soberanía alimentaria, no hay soberanía en nada; la soberanía significa la capacidad que tengamos de decidir qué nos conviene, de autodeterminarnos, de tener dignidad», expresó hace algunos años.
Siempre ha buscado desarrollar la sabiduría de nuestro pueblo para promover un cambio humano y social.
«Aprendí que la justicia,
crece en los huesos
de los pobres».
Ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ciencia «José Cecilio del Valle», Medalla de Oro otorgada por el Consejo Mundial de la Paz, Premio en Derechos Humanos brindado por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Premio Paulino Valladares, entregado por la Asociación de Prensa Hondureña y el Premio Mundial Bárbara Chester Award, dado en Estados Unidos a médicos que han trabajado sirviendo a víctimas de la tortura.
«Nunca podrá el torturador callar la voz,
ni el sicario asesinar la palabra».
Es un hombre que con su accionar nos ha enseñado el pecado de «vivir sin vivir», y a sostenernos sobre principios firmes para ser «absolutamente incorruptible». De los hondureños más honorables e intachables de estos tiempos, sin duda, un inigualable merecedor de que su nombre se incluya en esta promoción escolar y que él siga en este mundo para ser parte de esta honra no suya, sino nuestra.