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James, intermitente pero decisivo

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Madrid – El gran partido del Athletic, que pudo dar un susto al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu, anuló a muchos jugadores blancos, que, aunque se llevaron la victoria por 4-2, tuvieron que ponerse el traje de obrero para derrotar a un equipo rocoso, valiente y que, por momentos, practicó un fútbol excelente muy directo y peligroso.

En un duelo de este tipo muchas veces el individualismo, la acción concreta o el instante que se congela en el tiempo, puede ser decisivo y el que marca el resultado de un choque. Y, en el Real Madrid-Athletic, ese momento lo protagonizó James Rodríguez.

Aunque el colombiano estuvo bastante desdibujado durante casi todo el tiempo en el que se empleó a fondo sobre el terreno de juego, su zurdazo, cuando la primera parte llegaba a su fin con empate a un gol, fue importantísimo para los hombres de Zinedine Zidane.

El técnico francés respiró aliviado cuando el centrocampista sudamericano recogió el balón más allá de la media luna del área rival para, con Lafuente delante, enviar hacia la meta de Gorka Iraizoz un golpetazo con rosca imposible de parar que puso por delante al Real Madrid.

James, que no está viviendo una temporada feliz, corrió como una liebre para celebrar su gol. Se golpeó el pecho unas cuantas veces durante una carrera que duró lo que tardaron sus compañeros en darle caza para felicitarle. Durante su celebración, soltó un par de tacos para desfogarse, para sacar toda la rabia que acumula desde que comenzó con mal pie una campaña extraña.

La causa, una lesión cuando empezaba a coger el ritmo y una relación con su anterior técnico, Rafael Benítez, que no cuajó. Después, la llegada de Zidane, desde el principio, tampoco fue salvadora para él. Al principio, el francés confió más en Isco, pero la lesión de Gareth Bale le ha dado otra oportunidad que trata de aprovechar.

Todavía no ha alcanzado su mejor estado y cuando vuelva Bale, Zidane tendrá que sacrificar a Isco o a James, si es que, como dijo en su presentación oficial, el galés tiene que jugar sí o sí. Frente al Athletic, el colombiano fue titular e Isco no. «Zizou» lo avisó antes del partido: quería dar descanso al internacional de la selección española.

Por eso, hasta ese momento en el que el James marcó un tremendo golazo, la presión que tenía encima para mostrar su mejor cara ante un futuro lleno de competencia era muy alta. Y, hasta ese instante que saboreó con mucho gusto, James prácticamente estaba desaparecido.

Pero no sólo estaba él fuera de combate. Prácticamente lo estaba todo su equipo, que en el acto inicial apenas era capaz de frenar las acometidas del Athletic, que justo antes del latigazo de James mandó un disparo al larguero por medio del incombustible Aritz Aduriz. No habría sido ninguna sorpresa que los hombres de Ernesto Valverde se hubiesen marchado al descanso por delante en el marcador.

Sin embargo, el gol de James marcó el futuro del choque y tal vez el suyo. Zidane observa y decidirá en momentos decisivos. Uno puede ser la próxima semana, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, cuando el Real Madrid se enfrente al Roma.

Seguro que el francés tomó nota. Deberá decidir qué hacer, si dar continuidad a un jugador estelar pero que últimamente se muestra excesivamente irregular, mantenerle junto a Isco, o sentarle en el banquillo para que el malagueño juegue en un esquema más conservador con Kovacic.

Pero, mientras elige su opción, y será difícil por la aparición estelar de Isco en los últimos minutos frente al Athletic, tendrá que dar las gracias a James porque, aunque hoy estuvo intermitente, fue decisivo.

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