«A la OEA lo que le corresponde comentar es la decisión colectiva de reintegrar a Honduras a la organización en virtud de los parámetros de la Carta Democrática Interamericana. Las decisiones de las relaciones bilaterales son de otra índole, siempre lo han sido», afirmó Insulza.
El secretario general señaló que por esa razón hay que distinguir entre el reconocimiento al Gobierno de Lobo por parte de los países y la decisión de la OEA sobre el futuro de Honduras en su seno.
Explicó que en el caso de Honduras hay una situación «anómala», pues ningún país cree que «el Gobierno del presidente Lobo no sea el Gobierno de Honduras», pero sigue siendo una cuestión, en algunos casos, «si le asignan legitimidad o no».
«Otra cosa es el retorno de Honduras a la OEA, en el cual se le reconoce como Gobierno que cumple los requisitos mínimos en materia de democracia» y «yo me preocupo de lo segundo», recalcó.
Isulza se mostró optimista sobre el posible regreso de Honduras al organismo interamericano al afirmar que «en unas semanas» los países miembros tomarán una decisión sobre su futuro.
El viernes, el canciller chileno, Alfredo Moreno, anunció el regreso a Honduras de su embajador en ese país, lo que supone el reconocimiento de la administración de Lobo, basándose en el informe que emitió la comisión de alto nivel de la OEA sobre ese país y que fue entregado el jueves a los Estados miembros.
Santiago considera que este documento «refleja claramente los avances que ha habido en materia de institucionalidad democrática y también en materia de defensa de los derechos humanos en Honduras».
México también decidió después de la publicación del informe normalizar sus relaciones con Honduras y anunciar el regreso a la capital hondureña de su embajador, asegurando asimismo que se detectan «avances significativos» en la situación de Honduras.
Además de Chile y México, han normalizado sus relaciones con Honduras todos los países centroamericanos, salvo Nicaragua, y otras naciones como EE.UU., Perú y Colombia.
Honduras aseguró, antes de la decisión de Chile y México, contar con el apoyo de unos 24 países para reintegrarse a la OEA.