spot_img

Innovación disruptiva en educación

Roberto Flores Bermúdez, Ex canciller

Desde hace varios años la educación a distancia ha estado en pleno desarrollo. Desde el momento en que la tecnología permitió acceso a herramientas pedagógicas, se abrió el espacio para la transferencia del conocimiento por la vía remota. A esta tecnología se sumaron otros espacios virtuales como las redes sociales, con un potencial enorme de comunicación, aunque a menudo han sido objeto de abuso. Las plataformas de trabajo conjunto en línea han contribuido a marcar una nueva manera de cooperación creativa entre las personas. No obstante, las actitudes profesionales del docente se mantenían bajo patrones pedagógicos tradicionales. Se correspondían con una enseñanza tradicional sin dar todavía un paso significativo hacia la llamada Educación 4.0 donde el mundo digital y el físico se integran para una mayor eficacia en el desarrollo de competencias. Esta renovada capacidad de lo virtual permite la comunicación, la interacción, la investigación y la promoción del conocimiento, como jamás había ocurrido en la historia de la humanidad.

Es de reconocer que las grandes oportunidades se originan a partir de grandes desafíos. En el caso de varios países como el nuestro, el gran disparador de la educación en línea ha sido la pandemia del COVID-19. La necesidad de no perder más tiempo con la suspensión del trabajo de los centros educativos a todo nivel académico, ha motivado un fuerte interés en la una educación virtual, moderna y eficaz.

En varios países en condiciones similares se dan dos desafíos principales. Uno es la pobre infraestructura en tecnología y serias restricciones para la conectividad al internet.  Esas carencias dificultan la investigación, la preparación de documentos y el uso de plataformas para el trabajo compartido en línea. Con esas limitantes el rendimiento académico se ve muy disminuido. La brecha del conocimiento prácticamente va paralela con la brecha tecnológica.

Corresponde al Estado y a la sociedad en general procurar resolver el distanciamiento adicional que se genera hoy en día entre los que cuentan con la tecnología —y por lo tanto el acceso a la educación virtual—  con quienes no tienen la tienen y permanecen relegados del conocimiento vital para superarse. Si ya existía una brecha de acceso a la educación por razón de ingreso familiar, la brecha bajo estas circunstancias de educación virtual será mucho mayor.

El otro desafío es el de la configuración de modelos pedagógicos ajustados a nuestra realidad. La tecnología, como herramienta, requiere de sistemas y personas que la puedan administrar a su máximo potencial, de lo contrario se convertiría en una caja polvorienta llena de oportunidades perdidas. Y ello aplica a los centros educativos, a los estudiantes y a los docentes. En un camino de triple vía.

Dicho lo anterior, la educación virtual ha demostrado contar con metodologías pedagógicas superiores a la educación presencial. Si bien el COVID-19 fue un factor disparador para aplicar estas tecnologías, no se vislumbra el abandono de las técnicas virtuales propias de la pedagogía moderna una vez que se supere la pandemia. Al contrario, la sinergia entre estudiantes y educadores propias de la educación virtual no tiene comparación. El docente tradicional en nuestro país posee normalmente funciones estáticas de planeación, mediación y evaluación del proceso didáctico. El profesor digital capacitado, además de esas funciones, crea contenidos institucionales para la educación en línea; promueve el diálogo, interacciones y colaboración entre los estudiantes y el educador; y genera en el estudiante la autogestión de la información y el conocimiento. También son beneficios importantes el equilibro que se alcanza entre las actividades individuales y el trabajo colectivo, así como la motivación del pensamiento crítico en el proceso educativo.

En la sociedad globalizada del siglo XXI el entorno del aprendizaje se ha transformado. Su futuro radica en el desarrollo continuo de enfoques y metodologías didácticas interconectadas, así como la equidad en el acceso a la información, con miras a un mejor desarrollo de las competencias integrales de los estudiantes.

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_imgspot_img