“Las rodillas se me ablandaron, me pegó un fuerte dolor de cabeza y hasta casi me da un infarto del susto; es una grosería lo que están haciendo conmigo”, relató en medio del llanto Santos Digna Canales García al diario La Tribuna que se edita en la capital hondureña.
Canales García sobrevive vendiendo productos de maquillaje por catálogo. “Menos mal que tengo un poquito bien mi cabeza, porque esto me preocupa tanto que casi me tomo una pastilla para curar frijoles”.
Sin contener el llanto, calificó a la ENEE “como un tiburón que se come a la gente viva”, pues en su casa en la colonia “Cheverry” de Santa Cruz de Yojoa, Cortés, únicamente tiene un foco para alumbrar la entrada.
La fémina desafió a las autoridades para que realicen una inspección en su vivienda, indicando que para ahorrar energía no tiene luz en el interior de su dormitorio ni en la sala, no plancha su ropa y cocina en una vieja estufa de gas.
Admitió que tenía una recamara de refrescos para vender entre los vecinos, pero que del susto que recibió de la ENEE, ya le pidió a la empresa distribuidora de refrescos que se la llevaran.
Mostrando sus recibos, explicó que es puntual para pagarlos, ya que por su situación económica no puede darse el lujo de dejárselos “encaramar” uno tras otro.
En marzo canceló 251, en abril 231 y en mayo le salió el recibo de 16,862.52 lempiras que la tiene al borde de la locura y la desesperación.
La ama de casa juró que “no le tengo miedo a los pandilleros ni a los ladrones, porque en 20 años de andar entre El Progreso y Santa Rita Yoro, nunca me han hecho nada, pero a estos de la ENEE si les tengo un terror”.
La mujer puso la denuncia el lunes anterior en la Fiscalía de El Progreso, Yoro, y hoy se apersonó a la Fiscalía del Consumidor de San Pedro Sula, para agilizar las investigaciones.
La humilde vendedora suplicó a las autoridades de la ENEE para que “por favor vayan a arrancarme ese contador de mi casa, porque no quiero morirme de un susto, soy una mujer pobre y no puedo pagar eso que me están cobrando, ni que fuera empresaria”.
Recomendó a los de la empresa energética que “si quieren asaltar a mano limpia, primero miren a la gente, porque uno de humilde de dónde va a pagar eso”.