Él es un chileno que coordina un proyecto para la conservación y protección de tiburones en América Latina. Su nombre es Maximiliano Bello y es el representante para esta región del Programa Ambientalista Mundial (Pew, por sus siglas en inglés). Esta organización se dedica a proteger los océanos y dentro de ellos, a los tiburones. Bello estuvo en Honduras en un acto de conmemoración del primer año del santuario y la quema de aletas de tiburón confiscadas a grupos pesqueros, en vista que en este país es prohibida la caza de tiburón. Su compañero, es Stephen Box, un biólogo marino inglés que radica en Honduras y forma parte del Centro de Ecología Marina con interesantes estudios sobre la riqueza marina que encierra esta nación centroamericana. Ambos dialogaron con Proceso Digital acerca de la importancia de los tiburones y la existencia en aguas hondureñas del primer santuario bioceánico en América.
Pese a sus problemas, Honduras es un país con un potencial marino impresionante y valioso para el equilibrio de los ecosistemas y el corredor biológico mesoamericano. Es pues, un país vital para la ecología marina, su hábitat y la humanidad. Hace un año, el presidente Porfirio Lobo decidió crear y declarar sus aguas que conforman los océanos Atlántico y Pacífico, en un santuario para la protección del tiburón en su pesca, comercialización y exportación. A partir de ahí, la comunidad científica marina tiene sus ojos puestos en esta nación centroamericana que encierra también una belleza exuberante incalculable.
Las aletas de tiburón, son una especie de comida gourmet, que en regiones como Asia, se cotizan a precios altísimos, aunque no representen ningún tipo de nutrición proteínica, como el resto del tiburón. Para algunas zonas del continente asiático, las aletas de tiburón son sinónimo de estatus, pues eran parte del exquisito menú de la monarquía y sus allegados. Los que la consumen, creen que con ello logran también ese estatus real, aunque para ello, un tiburón se desangre en el mar.
Pero según Maximiliano Bello y Stephen Box, los tiburones son mucho más que aletas. Son los “leones del mar” porque mantienen su equilibrio, si ellos se extinguen, el sistema marino colapsa, aseveran.
De éstas y otras acciones orientadas a proteger y valorar la riqueza marina que tiene Honduras, nación que ha logrado llamar la atención del mundo científico a nivel mundial, es que conversan con Proceso Digital estos expertos:

R. En el mundo existen siete santuarios, comenta Maximiliano Bello, de Pew. Los santuarios están destinados a proteger a los tiburones porque son animales muy vulnerables, son animales que no son como cualquier otro pez, tienen larga vid y pocas crías. Se reproducen a los 18 años y apenas llegan a tener tres crías. Llegan tardíamente a la madurez. Todas esas características hacen que sean vulnerables a la sobrepesca y eso es lo que está pasando ahora, los tiburones en el mundo están desapareciendo. Más del 30 por ciento se encuentra en un estado de conservación cerca o al borde de la extinción y necesitamos medidas para proteger a estas especies que han estado por más de 400 millones de años nadando en los océanos.
P. ¿Dónde están los otros santuarios?
R. Se encuentran en Las Bahamas, las Maldivas, las islas Marshall, Palao, Dominica, Tokelau y ahora en Honduras, señala el biólogo marino Stephen Box, del Centro de Ecología Marina.
P. ¿Cuál es el mensaje de Honduras con este santuario, cómo interpretar que un país tan pequeño y tan pobre como Honduras opte por una decisión de esta naturaleza?
R.- Los países que han tomado la decisión han sido por lo general países de pocos recursos, países con características muy similares a las de Honduras, pero hay un movimiento muy fuerte en otros países, porque en el fondo, saben que proteger sus recursos es muy importante para ellos, por lo tanto no es algo poco común. Yo creo que es una decisión valiente porque debemos mirar al futuro, normalmente las decisiones son cortoplacistas, una decisión es sin duda de largo plazo. Honduras, ha tomado una decisión de largo plazo, asegura Bello.
P. ¿Cuál es la importancia del tiburón en el mantenimiento del ecosistema?
R.- Los tiburones, son el tope de la cadena, es decir, están arriba de la cadena alimenticia y del ecosistema. Significa que ellos son los controladores del ecosistema y mantienen el equilibrio. Si uno pudiera hacer la comparación, son como los leones del mar. Ellos capturan o cazan otros animales, otros peces que en forma descontrolada podrían afectar el ecosistema. Si los tiburones no están o desaparecen, el ecosistema podría colapsar. Los tiburones tienen la capacidad, por ejemplo, que capturan animales que están enfermos y esa extracción produce que esa población mejore también. Ellos hacen labores de limpieza, como otros depredadores, explica el representante de Pew.

R.- ¡Sí!—acota Stephen Box–hicimos una evaluación en la costa norte y sur del país. Hay muchos y de diversos tipos de especies. En el sur, en el Golfo de Fonseca, está el “tiburón martillo” y es un área de cría, pues están muchos muy jóvenes para usarlo como un área de protección. Ellos pueden cazar, buscar su comida y buscar profundidad. Cuando estén más grandes, ellos pueden salir e internarse en las aguas de los océanos. El Golfo de Fonseca es muy importante para este tipo de tiburón martillo. En la costa norte, hay tiburón toro y martillo también, hay “mako” (de aleta corta y muy veloces), arrecifes, nodrizas, grises, tigres. Hay muchos, en el sur, estamos evaluando las poblaciones juveniles, en el norte es más complicado porque estos animales se mueven tanto, es complicado científicamente hacer estudios de sus poblaciones.
Normalmente—prosigue Box– con las pesquerías se usa el dato que ellos tienen para evaluar la población. Estamos buscando opciones de cómo podemos recoger mas datos. Hay una especie muy importante, muy interesante, que es el tiburón de profundidad que vive como dos mil pies abajo del mar, se le llama tiburón de seis agallas, y eso está al lado de Roatán, en la parte norte, y lo encontramos cuando íbamos en un submarino para hacer video. Es enorme, es de 16 pies, ¡es muy grande! Honduras tiene recursos marinos inmensos, tiene un mar territorial que es cuatro veces más grande que su territorio, tiene todo tipo de hábitats: manglares, áreas de poca profundidad, arrecifes de coral, cañones de mucha profundidad como de seis mil pies, con tanta diversidad, podemos tener todo tipo de tiburones. Tiene esta riqueza de ecosistema y por eso podemos tener muchas diferentes poblaciones de mar.
P. ¿De las especies encontradas, cuál es la que presenta mayor riesgo de extinción?
R. Los tiburones martillo son uno de los que se encuentran en mayor riesgo, en gran parte por la demanda de las aletas, sus aletas son por ahora las mas codiciadas en el mercado asiático junto al tiburón blanco. El problema—interviene Bello– es que aproximadamente el 40 por ciento de las mil especies que existen en todo el mundo, no hay datos que te indiquen cuántas hay de cada cual. Muchas de las especies puede que estén en una situación muy grave, por ejemplo, en el golfo de México, el tiburón blanco o jaquetón, se sabe que ha disminuido en un 99 por ciento y todas las especies muestran disminución.
Así es, acota Box, del Centro de Ecología Marina. Un punto muy importante, es que no hay experiencia de tiburón sostenible porque ellos crecen muy lento, tienen una edad de madurez muy tardía y para la pesquería se quieren especies que crecen muy rápido y que se reproducen mucho, donde su población se puede mantener y sostener. El tiburón se da al revés, es casi imposible sostener eso, entonces no sabemos exactamente como están las poblaciones pero podemos decir por algunos datos y tendencias que su población ha disminuido en las aguas del mundo.

El estudio elaborado por el Centro de Ecología Marina, permitió visitar las comunidades y fue interesante constatar que en la mayor parte de las comunidades nadie está pescando tiburones de una manera dirigida, porque no es parte del consumo cultural nacional. La gente quiere comer pescado, no tiburón, éste no tiene un mercado fuerte acá, pero en algunos lugares, en algunas comunidades están todavía pescando tiburón porque ellos están buscando otras opciones, y ahora, con el mercado negro, las aletas podrían, tener una alta demanda. También ellos están convirtiendo el lomo del tiburón en pescado seco, salado, en cecina que venden en Semana Santa. La carne de tiburón es peligrosa para el consumo humano porque contiene mucha concentración de mercurio, eso afecta la conexión biológica, más que todo en mujeres embarazadas y los niños. Queremos hacer una campaña contra la venta de cecina de tiburón porque es un peligro para el consumo humano. Con las comunidades, estamos trabajando en eso.
En La Mosquitia, que tiene mas dependencia del tiburón y de las pescaderías en general, estamos tratando de reorientar este trabajo y hacer que sea más sostenible sin afectar las especies en extinción, buscando especies que si son sostenibles, que protejan sus áreas de pesca en contra de la pesca ilegal. Vamos a conectar el santuario de tiburón con una pesca responsable. Con este mensaje las comunidades están con expectativas porque nadie de ellos quiere romper las leyes.
P. ¿Buscan con el santuario evitar o controlar ese mercado negro?
R.- Correcto, de hecho en los santuarios esto funciona muy bien porque es un control total. No se puede pescar, por lo tanto no debería haber tiburón en el mercado. Cuando tú haces un cierre total te aseguras que no debe haber tiburón total en el mercado. Acá tenemos santuario completo, no pueden pescarlo, no pueden usarlo, botarlo, ni exportarlo, es completo, cualquier movimiento de tiburón es ilegal, asegura Stephen Box.
P. ¿Si la carne de tiburón no es recomendable, por qué son tan codiciadas sus aletas?
R. Cuestión de estatus, afirma Maximiliano Bello. En China, agrega, sucedía que los reyes y la gente de alrededor de la monarquía, consumía aleta de tiburón como algo muy especial, en algunas ocasiones. Sin embargo, el crecimiento económico y la explosión del crecimiento económico en Asia ha llevado a que mucha gente pueda tener acceso ahora a cuestiones que antes no tenían porque eran exóticas. Por ejemplo, de aquí a cinco años, esa población que consume tiburón en China, va aumentar enormemente. Se estima que un promedio de 73 millones de tiburones mueren para el mercado de aletas. La sopa de aletas de tiburón es una cuestión muy de lujo, se usa principalmente en las festividades para mostrar estatus, principalmente en los matrimonios y fiestas donde se invita a otras gentes. Pero una sopa de aletas de tiburón puede llegar a costar, dependiendo de la especie, de donde se compre y de donde venga, puede llegar a costar hasta 750 dólares una sopa.

R. Esa es una de las cosas lamentables, señala Bello. Las aletas no tienen ningún valor nutricional, las aletas no tienen sabor porque es colágeno básicamente. En el proceso que hacen la dejan como una gelatina que le da consistencia a la sopa, pero no tiene ningún valor nutricional. Hay estudios experimentales que intentan buscar propiedades curativas, pero nada de ello ha resultado por ahora.
P. ¿Cómo van a medir el seguimiento a la protección del santuario bioceánico en Honduras?
R. Estamos pensando en una estrategia de coordinación en los diferentes entes públicos, el gobierno está interesado en continuar. Se va a entrar a un proceso de educación, de seguimiento, conscientes que los cambios no se producen de la noche a la mañana.
De acuerdo al biólogo del Centro de Ecología Marina, una de las acciones que pretenden es aumentar los ingresos turísticos por medio del buceo. En Utila, el buceo deja a la economía de la zona un 15 por ciento de las visitas turísticas que van a esa isla para ver el tiburón ballena. En Roatán hay un buceo con tiburones que también tiene una fama a nivel mundial y se busca aumentar ese potencial.
A nivel de las comunidades, los expertos desarrollan opciones para ejecutar planes de pesca responsable y sostenible. En el Golfo de Fonseca, buscan reorientar la pesca para que no capturen tiburones, el desarrollo de una campaña de conocimiento de la importancia de los tiburones.
Al término del diálogo, tanto Bello como Box indican que los hondureños deben sentirse orgullosos de la importancia de sus océanos, ya que muy poca gente sabe que el país cuenta con un mar tan inmenso y “espectacular”, en donde las comunidades pesqueras también se han vuelto guardianes de los mares, contribuyendo así a preservar naturaleza y la riqueza marina hondureña.