Los restos de Morazán, prócer hondureño que murió fusilado en San José de Costa Rica el 15 de septiembre de 1821, cuando luchaba por la unión de Centroamérica, descansan en el Cementerio General de San Salvador.
El propio Morazán decidió que al morir le enterrasen en El Salvador, país que después le honró bautizando a uno de sus 14 departamentos con su nombre.
Aprovechando la visita que Saca hizo hoy a Tegucigalpa, Zelaya dio a conocer una carta que le dirigió para formalizar la solicitud del préstamo de los restos de Morazán para rendirle un homenaje con ocasión de los 217 años de su nacimiento en Tegucigalpa, que se recordarán el 3 de octubre próximo.
Zelaya dijo que hará llegar copias de esa carta al Parlamento Centroamericano, la Corte Centroamericana de Justicia y el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) para que la conozcan todos los presidentes de la región.
La idea de Zelaya es que los restos de Morazán recorran los seis países centroamericanos -Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá- con Saca como su abanderado y principal promotor, por designación del Gobierno hondureño.
Para entonces Saca ya no será presidente de El Salvador, donde el 1 de junio próximo asumirá Marucio Funes, líder del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que ganó las elecciones de marzo pasado.
El secretario privado del presidente de Honduras, Eduardo Enrique Reina, dijo a Efe que hasta ahora el proyecto se centra en un recorrido de los restos de Morazán por Centroamérica.
Agregó que se desconocen los detalles sobre cómo sería el recorrido y si los restos del general Morazán serán llevados en una urna o un ataúd.
«Se trata de un homenaje a Morazán para promover la integración centroamericana», indicó Reina, quien confirmó que, cumplido el homenaje al prócer, sus restos retornarán a El Salvador.
Zelaya dijo que Centroamérica está escribiendo una nueva historia, y como ejemplo citó el hecho de que en la ceremonia de recibimiento a Saca en la Casa Presidencial, entre los invitados figuraba el ex presidente hondureño Oswaldo López, quien gobernaba cuando se produjo la guerra entre Honduras y El Salvador, en julio de 1969.
Ese conflicto bélico de 100 horas, que se conoció como «La guerra del fútbol», se debió por problemas limítrofes y migratorios entre Honduras y El Salvador.
Mientras se celebraba la reunión entre Saca y Zelaya en la Casa Presidencial, en las afueras de la sede del Ejecutivo de Honduras decenas de indígenas tolupanes que viven en la pobreza, entre los departamentos de Francisco Morazán y Yoro, reclamaban respeto a sus tierras y otras demandas sociales.
