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Honduras no puede vender avión presidencial, otra promesa no cumplida

Tegucigalpa – La promesa de campaña de la presidenta Xiomara Castro de vender el avión presidencial enfrenta un nuevo obstáculo: irregularidades en la documentación del aeromotor. Así lo confirmó este jueves Luis Sosa, director ejecutivo de Bienes del Estado, quien detalló que los papeles del aparato presentan borrones y apenas dos firmas no legibles, lo que imposibilita su subasta tanto a nivel nacional como internacional.

El funcionario destacó que existe la instrucción de la presidenta Xiomara Castro de vender el avión presidencial, pero a causa de las irregularidades en la documentación no se ha procedido a una subasta nacional o internacional.

Reveló que tras varias investigaciones han logrado identificar que anteriormente el avión presidencial de Honduras era utilizado por 10 personas que no son políticos, empresarios o personas conocidas.

Actualmente el avión presidencial no está siendo utilizado, pero tampoco se puede inscribir como un bien del estado ya que es un avión que tiene más de 3 mil horas de vuelo y solo se pueden inscribir bienes sin uso.

Aunque es una promesa de campaña de la presidenta Xiomara Castro, es difícil que esta promesa se cumpla, expresó Sosa.

Expuso que la única solución es que a través de un decreto se coloque un valor al avión presidencial y se ordene su inscripción como patrimonio del Estado y después de eso se puede proceder a su venta.

Sin embargo, el tema ha cobrado un matiz más polémico en los últimos días. Versiones no oficiales señalan que el avión, en lugar de avanzar hacia su venta, habría sido sometido a un proceso de remozamiento por instrucciones directas de la Presidencia. Se asegura que fue pintado con vistosos colores y modernizado con un presupuesto proveniente de Defensa: 93 millones de lempiras en total, de los cuales 63 millones se destinaron a mejoras y mantenimiento, y 30 millones a cubrir misiones de vuelo.

 El contraste no pasa desapercibido. Mientras en campaña la mandataria prometió desprenderse del avión como símbolo de austeridad y cambio, en la práctica su venta parece más lejana. El discurso de desprenderse de los lujos del poder convive con la realidad de un aparato costoso que sigue generando gastos, sin cumplir la promesa de ser subastado y convertido en recursos para las urgencias del país. PD

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