El ascenso de la influencia internacional de China en lo económico, militar y político, impacta fuertemente en la composición de fuerzas de la multipolaridad actual. En este periodo de secuela de la guerra fría, con conflictos armados en la frontera occidental de Rusia y en el Medio Oriente, así como tensiones agudas en la península de Corea entre otros, el temor de la posible hegemonía del adversario conduce hacia la confrontación. En vista de que nada provoca alianzas con mayor eficacia que el enfrentarse con un contendiente fortalecido, estas circunstancias traen consigo grandes oportunidades.
La mayoría de los países centroamericanos, al dar por terminada su complacencia diplomática con Taiwán, agotaron la política de “soft containment” de Estados Unidos hacia la China Popular en lo que a esta región se refiere. En el contexto del acomodamiento internacional de influencias, Latinoamérica se convierte, cada vez más, en una intersección de intereses entre la China Popular y los Estados Unidos. Ello ha derivado en la proposición de programas de asistencia norteamericana con miras a fortalecer las relaciones de interdependencia entre Latinoamérica —incluida la región ístmica desde luego— con el país del Norte.
El proyecto de la “Ley de comercio e inversiones de las Américas” tiene ese propósito. En su presentación en marzo de este año, el senador demócrata Bennet dijo: “Ninguna región tiene mayores vínculos con Estados Unidos que el hemisferio occidental…(esta ley) crea una oportunidad para que Estados Unidos renueve nuestras asociaciones en América Latina y el Caribe, fortalezca el estado de derecho, profundice la prosperidad económica y adopte nuestros valores en una lucha compartida por la democracia”.
La puesta en marcha de la ley daría lugar a que aquellos países latinoamericanos que reúnan condiciones de democracia, comercio y estado de derecho, eventualmente formen parte del “Tratado de libre comercio entre los Estados Unidos, Canadá y México” (TLCAN). La ley igualmente prevé préstamos concesionarios de Estados Unidos y contaría con un fondo de hasta $70 mil millones a fin de promover, entre otros, la tercerización cercana (nearshoring) de la producción que se da actualmente en China. Se trata del mayor proyecto de asistencia en comercio e inversión de los últimos tiempos.
El desafío global de la guerra fría trae consigo, en efecto, grandes oportunidades. Preparémonos para aprovecharlas.