Tegucigalpa – El ser humano por su propia naturaleza no es eterno, es mortal, dijo el Cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez, en el mensaje de la homilía dedicada a los santos difuntos este domingo 2 de noviembre.
Recordó que desde el principio de la creación del mundo y por la desobediencia a Dios, lo cual es el pecado, el ser humano perdió el don de la inmortalidad.
No obstante, destacó que “Dios es Dios y por eso perdona”, al añadir que “con la resurrección de Cristo, la muerte de todo ser humano ha sido remediada y ese es el sacrificio de Dios hecho hombre, muriendo en la cruz”.
El líder católico también destacó que existe diferencia entre la solemnidad de todos los santos que se celebra el primero de noviembre y la conmemoración de todos los difuntos cada dos de este undécimo mes.
Intercedió que en la fiesta de todos los santos “les pedimos que intercedan por nosotros ante Dios porque ya gozan de su visión”.
Mientras que “en la conmemoración de los fieles difuntos, somos nosotros los que oramos por ellos y ofrecemos al señor el sacrificio de la santa eucaristía para que puedan alcanzar la santidad y tener acceso a la visión de Dios”.
Rodríguez Maradiaga refirió que “la muerte humana es un momento doloroso en el que experimentamos la fragilidad de nuestra vida”.
En base a lo anterior, dijo que “el recuerdo de nuestros difuntos no sólo es para llorar o para depositar una flor en sus sepulcros, es para que pensemos también en la muerte que todos vamos a experimentar tarde o temprano”.
“Tarde o temprano, la muerte visita nuestros hogares y nos separa de nuestros seres queridos”, expuso el máximo líder católico de los hondureños.