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Hambre, la asignatura pendiente en Honduras

Tegucigalpa – Mientras la clase gobernante y política hondureña se encuentra imbuida en la búsqueda de caminos que les permitan una reforma constitucional, la que para muchos analistas solo tiene como propósito abrir las avenidas para la reelección presidencial, en el último año más de 100,000 hondureños cayeron en “las garras de la pobreza”, según cifras oficiales.
 

Según los resultados de la trigésimo novena encuestapermanente de hogares hecha pública el jueves en el último año en Honduras “el pobre se empobreció más”, ya que sus ingresos se vieron reducidos, en vez de aumentar.

En mayo de 2009, el ingreso de las personas más pobres del país era de 390 lempiras al mes. En mayo de 2010 ese ingreso bajó a 380 lempiras, dice el estudio, que establece que la canasta básica familiar, incluyendo alimentos, alquiler y educación, para una familia de cinco miembros, equivale a 12,000 lempiras.

La misma fuente establece que más de tres millones de habitantes sobreviven con ingresos menores al costo de la canasta básica familiar.

Las cifras nacionales son coincidentes con las de organismos internacionales, como los de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que estima que un 12 por ciento de la población de Honduras sufre de hambre en esta nación centroamericana.

Esa población no se alimenta bien ni en cantidad suficiente ni en calidad idónea para su salud y bienestar, según el organismo internacional.

Según datos de la FAO, en todo el mundo son 925 millones de hombres, mujeres y niños los que sufren hambre. En Centroamérica, en 2009, eran casi 5,5 millones de ciudadanos.

En el marco de estas celebraciones, se conoció también el resultado de una investigación realizada por los Programas Especiales para la Seguridad Alimentaria (PESA) de la FAO, según la cual en Centroamérica existen un poco más de dos millones de hogares en los que se produce directamente granos básicos, principalmente maíz y frijol.

Estas familias presentan condiciones precarias en cuanto a la educación y a las características de la vivienda. El promedio regional de educación formal es de tres años, concluyó la investigación.

Agrega que cerca de la mitad de las casas tienen aún piso de tierra. También se revela que se ha producido un envejecimiento importante de los pequeños productores de granos básicos que ahora alcanzan una edad promedio de 49 años.

Concluyeron que si los pequeños productores y productoras de granos básicos de Honduras y Centroamérica lograran mantener su producción a pesar de las sequías y las lluvias torrenciales que degradan sus parcelas, o si consiguieran mejorar sus cosechas para que un mayor autoconsumo compense posibles aumentos de precios en el mercado, se podría conseguir una reducción real de su vulnerabilidad.

Durante las celebraciones del Día Mundial de la Alimentación en la zona sur de Honduras, una de las pobres del país, se dieron a conocer varias buenas prácticas que contribuyen a la seguridad alimentaria de las familias y que son promovidas por los programas y proyectos de la FAO junto con sus aliados.

Entre esas prácticas destacan los sistemas agroforestales para un mejor manejo de suelo y agua; cajas rurales, con las que los pequeños productores cuentan con un fondo para invertir en sus parcelas; huertos familiares, para la diversificación de la dieta y de ayuda en la economía familiar; y huertos escolares, para enriquecer la merienda escolar y educación nutricional.

En un comunicado, se informó que para la apropiación de estas buenas prácticas, FAO y sus programas de campo trabajan en base a alianzas estratégicas en un trabajo en colectividad para lograr esa visión de desarrollo y autogestión, que se refleja este Día Mundial de la Alimentación con la celebración en conjunto con autoridades locales, escuelas, Organismos no Gubernamentales, grupos de agricultores, y religiosos, entre otros.

En el sur del país, las celebraciones se llevan a cabo en los Municipios de Pespire, departamento de Choluteca y San Antonio del Norte, en el departamento de la Paz. Otros municipios han institucionalizado la celebración y hoy en día coordinan de forma autónoma ferias y actividades, entre ellos Amapala y San Lorenzo, en el departamento de Valle.

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