«Hubo que cavar hasta un metro y medio de profundidad en terreno arcilloso y bajo un sol de justicia para que apareciera, ante los ojos maravillados de los especialistas, la osamenta prácticamente completa de un bisonte», indicó Mijaíl Golovachov, taxidermista jefe del laboratorio de esa institución.
Según el taxidermista, a juzgar por las capas geológicas del yacimiento, el animal habitó el territorio de Nízhnoye Povolzhe hace 300.000 años.
Se trata de un ejemplar adulto bastante grande, cuya altura era en vida de no menos de dos metros, aunque todavía falta por determinar si se trata de un macho o una hembra.
«Probablemente el animal murió ahogado en el pantano tal y como lo demuestra la postura poco natural del esqueleto y la buena conservación de los huesos», agregó.
Según Golovachov, el esqueleto del bisonte requiere una restauración urgente, para la cual el museo carece de medios suficientes.