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«Hacer lo mismo, hoy nos cuesta un poco más», advierte directora de MSF en Latinoamérica

Santiago de Chile.- La directora general de Médicos Sin Fronteras ( MSF) en Latinoamérica, Nancy Guerrero, lamentó de que las mismas operaciones que hacían meses atrás “cuesten ahora más”, pero advirtió que el esfuerzo de su organización en el continente no va a cesar pese a los duros recortes impuestos por el presidente de EE.UU., Donald Trump.

En una entrevista concedida a Efe, la responsable lamentó, igualmente, que otras muchas organizaciones, normalmente con menos recursos, tengan que abandonar los territorios por la misma razón, dejando un vacío complejo de llenar y que pone en riesgo a miles de personas y comunidades, que dependen en exclusiva de esta ayuda.

En el caso de MSF sobrevivir es más sencillo porque el 98 % de su financiación proviene de fuentes privadas (donaciones individuales e instituciones privadas), y los recortes no le afectan de forma directa, pero sí indirecta.

“Hacer las mismas operaciones que estábamos haciendo hasta hace unos meses, hacer lo mismo, hoy nos cuesta un poco más…. Muchas organizaciones salen de los territorios y MSF en muchas ocasiones es el único actor”, explicó Guerrero.

«Ante la ausencia de otras organizaciones o de fondos que antes estaban cubiertos, nuestras operaciones se han encarecido», y el esfuerzo debe ser mayor, argumentó.

Algunos ejemplos son la adquisición de vacunas, de alimentos terapéuticos para niños e incluso vuelos humanitarios a través de los cuales los miembros de la organización se desplazaban a diferentes lugares de emergencia.

“Ya era un sistema bastante estrecho, por las necesidades que había y la capacidad para abordarlas y acompañarlas”, apuntó la directora. “Ahora, teniendo menos fondos disponibles y menos organizaciones, (la situación) se recrudece aún más, sobre todo para poblaciones vulnerables. Hay en el mundo muchas comunidades que dependen al 100 % de esta ayuda humanitaria”, advirtió.

Estados Unidos ha sido históricamente el mayor donante en salud global y asistencia humanitaria, responsable de alrededor del 40 % de la financiación total contabilizada por la ONU en 2023 -un capital que representaba menos del 1 % de su presupuesto federal anual-.

Estos recortes forman parte de una agenda política más amplia, que impacta profundamente a personas con acceso limitado a atención médica, como «pueblos indígenas, afrodescendientes, poblaciones aisladas o migrantes».

MSF trabaja en más de diez proyectos en las rutas migratorias de América Latina, siendo testigos de las “graves afectaciones que tienen las personas migrantes, en temas de extorsiones, torturas, violencias extremas y violencia sexual”.

“En los últimos tiempos -detalló Guerrero- atendimos más de 3.000 personas sobrevivientes de violencia sexual (en rutas migratorias), que en muchas ocasiones están sujetas a grupos de tratas de personas”.

Flujos inversos de migración

En el último año se observó una reducción del flujo migratorio del sur hacia el norte, iniciándose un “flujo inverso de migración”- del norte hacia el sur- que ha obligado a reestructurar los proyectos de ayuda humanitaria de la organización en la zona.

Las políticas de deportaciones de Donald Trump también han afectado notablemente al medio millón de haitianos refugiados en EE.UU. que huyen del grave conflicto armado y de la crisis humanitaria de su país.

Haití está actualmente sumida en una situación límite en la que impera la violencia y la inseguridad, con 2.680 muertos por violencia armada entre enero y mayo de este año -según datos de la ONU- y más de un millón de desplazados, la mitad de ellos menores.

“En Puerto Príncipe – la capital del país- más del 60 % de las instalaciones de salud están cerradas o funcionan a medias por causa del aumento de la violencia. Hemos tenido personal sanitario herido”, lo que reduce la posibilidad de salvar vidas, lamentó Guerrero.

Pese a la inseguridad y las malas condiciones, MSF realizó en el pasado año “más de 72.000 consultas de salud” en Haití relacionadas con la maternidad, tratamientos de emergencia y, especialmente, violencia sexual -hasta 4.000 casos en 2024, cifra que se ha cuadruplicado desde 2021, cuando atendieron unos 1.100 casos-.

Recursos limitados

MSF se está viendo sobrepasado en muchas zonas, fruto de las políticas restrictivas de los Estados en materia de financiación humanitaria y movimientos migratorios y también al “recrudecimiento” de los conflictos en todo el mundo.

“Tenemos un recurso limitado y estamos revisando las prioridades -puntualizó Guerrero- siempre basándonos en las necesidades médico-humanitarias de las poblaciones para ver cómo nos enfocamos en las cuestiones más urgentes”.

“Nosotros estamos haciendo nuestra tarea de revisión interna para retomar esas intervenciones que son críticas para salvar vidas, porque ese es nuestro mayor objetivo”, concluyó.

Actualmente, MSF cuenta con 516 proyectos en más de 70 países, brindando atención médica, humanitaria y psicológica en poblaciones afectadas por catástrofes naturales, conflictos armados, epidemias y enfermedades olvidadas, sin discriminación por raza, religión o ideología política. EFE/ir

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