Tegucigalpa – Los habitantes, transportistas y empresarios de la Villa de San Francisco, Morocelí y Cantarranas continúan a la espera que el titular de la Secretaría Infraestructura y Transporte (SIT), Octavio Pineda, cumpla la promesa del inicio de obras de construcción del tramo carretero que comunica ambas comunidades.
El ministro Pineda prometió hace una semana, en llamada al alcalde municipal de la Villa de San Francisco, Janio Borjas, que iniciarían los trabajos de construcción del tramo carretero entre Morocelí-Cantarranas, pero hasta el momento las comunidades siguen esperando que la promesa se traduzca en acciones concretas.
Los empresarios locales de los sectores turismo, transporte y agrícola, entre otros, junto a los residentes de dichas comunidades que todos los días enfrentan las consecuencias del estado deplorable de la vía no han visto avances en la obra prometida, ni siquiera observan presencia de maquinaria y personal que indiquen el inicio de las obras.

El deterioro de la carretera, que comunica los tres municipios de Francisco Morazán, continúa afectando gravemente la movilidad de los habitantes, la economía local y la calidad de vida de cientos de familias, por lo que exigen respuestas claras y acciones inmediatas, no compromisos verbales.
Por ello los habitantes de estas comunidades hacen un llamado urgente al gobierno para que atienda con seriedad la demanda, ya que dilatar la obra se volverá más costosa, recordando que la confianza ciudadana se logra con hechos y no palabras.
La comunidad ha recordado que ha dado muestras de paciencia y disposición al diálogo, pero señalaron que no pueden continuar enfrentando solos los efectos de lo que consideran una negligencia.
Recordaron a las autoridades gubernamentales que su inacción provoca altos costos de transporte y reparaciones, retraso en la distribución de productos y el aumento de accidentes en el tramo carretero, por lo que llaman a actuar con celeridad.
Por ello pidieron al gobierno que hoy más que nunca deben convertir sus palabras en hechos, señalando que ya no bastan discursos, sino soluciones reales que reflejen el compromiso con regiones que históricamente han sido olvidadas.