Tegucigalpa – En reconocimiento a la importante labor realizada en el país, para estrechar los lazos de amistad entre Honduras y Estados Unidos, el gobierno hondureño condecoró en las últimas horas a la ministra consejera de la embajada de país en Tegucigalpa, Julie de Torres.
En vista de que fue reasignada a una nueva función en el Departamento de Estado, en Washington, Torres fue galardonada con la Orden Francisco Morazán en el Grado Comendador, en una ceremonia que se realizó en el Palacio José Cecilio del Valle, sede del Poder Ejecutivo.
El acto protocolario fue encabezado por el ministro de Coordinación General de Gobierno, Jorge Ramón Hernández Alcerro, en representación del presidente Juan Orlando Hernández, y también participaron el embajador de Estados Unidos, James Nealon, miembros del Gabinete de Gobierno e invitados especiales.
Una vez impuesta la condecoración, Hernández Alcerro destacó que la dedicación empeñada por Julie de Torres, durante su gestión como ministra consejera de embajada de su país, no se limitó a velar por los intereses estadounidenses, sino que “tuvimos en usted a alguien que verdaderamente se ha preocupado por el progreso de Honduras, por lo que le estaremos eternamente agradecidos”.
“Desde que empezamos a trabajar juntos, primero con la embajadora Lisa Kubiske y luego con el embajador Nealon, se marcó una relación entre nuestros países que en muy pocas áreas podría ser mejorado, lo que responde a un alineamiento de intereses, así como a la calidez, la franqueza y la empatía con la que hemos trabajado en estos últimos años”, manifestó el funcionario.
Enfatizó el importante papel que jugó Julie de Torres en la formulación de la estrategia de desarrollo que hoy se conoce como la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica, instrumento de desarrollo que tiene todo el potencial de marcar un antes y un después, “tanto en nuestra relación bilateral, como en el progreso de Honduras”.
Por su parte, la galardonada agradeció el reconocimiento de que fue objeto por parte del gobierno, en su condición de funcionaria diplomática, y por la población hondureña en el aspecto personal, pues su estadía en este país le permitió conocer la idiosincrasia hondureña y llegar a identificarse con ella.
Afirmó que deja Honduras con un profundo sentimiento de tristeza por las relaciones de amistad particular que logró establecer, tanto ella, como sus hijas, quienes quisieran quedarse en estas tierras.
Por otra parte, elogió los esfuerzos que realiza el gobierno de Honduras, tanto en la lucha contra la violencia y la criminalidad, como contra la corrupción y la impunidad, que de una u otra manera tienen cierto grado de vinculación.
Reiteró su convicción de que el pueblo hondureño continuará avanzando en la persecución de sus grandes derroteros, hasta alcanzar el progreso y el bienestar al que tiene derecho.