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Funcionarios ponen en jaque a la diplomacia israelí en un momento crucial

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Jerusalén – Los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel han puesto en jaque al Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, con una huelga indefinida que puede poner en serios aprietos a la diplomacia israelí en momentos cruciales.
 

La protesta para reclamar mejoras salariales, que comenzó de forma intermitente el año pasado y desde el pasado domingo se ha traducido en el cierre de todas las delegaciones israelíes en el mundo, sacude el entorno político local por el impacto que podría tener para el país en un momento en el que se desconoce hacia donde caminará el diálogo con los palestinos.

«Perjudicará a su economía, a la seguridad nacional, a toda la política exterior, a las visitas y a la lucha contra la deslegitimación de Israel en el mundo», aseguró a Efe uno de los diplomáticos israelíes que hoy participó en una manifestación frente al Ministerio y prefirió no ser identificado.

Como ejemplo, recordó la cancelación de la histórica visita que Netanyahu tenía previsto hacer a tres países de América Latina en abril, la primera a esa región por parte de un jefe de gobierno israelí en décadas.

O el también suspendido viaje a Italia del ministro de Defensa, Moshé Yaalón, para cerrar varios contratos de defensa.

Los manifestantes han echado el cerrojo a la sede central en Jerusalén, a oficinas y agencias de cooperación, y a 103 consulados y embajadas.

Sólo la Sala de Emergencias sigue funcionando en un ministerio al que los diplomáticos bloquean la entrada para forzar la intervención del primer ministro.

«El Ministerio de Finanzas decide solo y no tiene en cuenta los costes de la vida en otros países», lamentó la fuente, que recordó el posible impacto de la huelga en la visita que el papa Francisco tiene previsto realizar a la zona a finales de mayo.

Esta visita se mantiene por ahora en la agenda, pero ya han sido canceladas las llegadas de otros mandatarios extranjeros previstas a principios de abril.

El contencioso laboral gira en torno a la depreciación de salarios en los últimos doce años, que ha llevado a una disparidad sustancial -en algunos casos hasta el doble- entre lo que cobra un diplomático israelí y uno europeo que sirven en el mismo destino.

El Ministerio de Finanzas alega que el sueldo promedio de un diplomático es de unos 21.000 shékels al mes (6.040 dólares o 4.366 euros), si bien las nóminas hechas pública estos días revelan cifras muy inferiores: unos 10.000 shékels de promedio (2.876 dólares o 2.079 euros).

Además, los diplomáticos denuncian que, por la naturaleza de su función, los cónyuges no pueden trabajar ni acumular derechos a una pensión, agravantes por los que, a su juicio, deberían ser compensados.

«Ser diplomático es un gran privilegio, pero es también un suicido económico», apuntó otro funcionario de Exteriores que después de 13 años ingresa al mes unos 6.800 shékels (1.950 dólares o 1.410 euros).

Las partes llevan negociando desde hace siete meses sin hallar una solución a un conflicto laboral que amenaza ahora con dejar a Israel sin voz en los principales foros internacionales, y en momentos en que el proceso de paz con los palestinos pasa por momentos críticos.

De no lograr EEUU una prórroga a las negociaciones, el 29 de abril Israel se podría encontrar frente a una ofensiva diplomática palestina en la ONU y otros organismos.

«Yo espero que eso no ocurra, que las conversaciones sigan adelante, pero si ocurriese la situación de Israel sería muy mala a menos que entonces se haya resuelto la crisis laboral», consideró la primera de las fuentes.

Con algo más de 2.000 funcionarios entre diplomáticos y personal administrativo, el de Exteriores es el Ministerio con menor presupuesto de todos los del Gobierno israelí: unos 1.600 millones de shékels (461 millones de dólares o 334 millones de euros), de un total de 400.000 millones (0,4%).

Sin embargo, políticamente es el tercero en importancia después de la jefatura del Gobierno y el de Defensa, este último con un 14 por ciento del presupuesto.

«La huelga es causa de gran preocupación para el país, para sus ciudadanos, nuestras relaciones exteriores y para los propios empleados que han desempeñado una labor crucial», dijo hoy el presidente, Simón Peres, que siendo jefe de la diplomacia israelí debió recortar hace más de una década el presupuesto del Ministerio.

Para el actual titular de Exteriores, Avigdor Lieberman, este paro general, el primero en la historia de Israel, es «miserable» y no sólo daña a «inocentes» que han perdido el pasaporte en el extranjero, sino a los intereses del Estado.

En cuestiones cruciales, el primer ministro ha alistado a los servicios secretos para hacer de puente con gobiernos extranjeros, pero su alcance geográfico y político es muy inferior al del cuerpo diplomático y no contempla el acceso a los foros de la diplomacia internacional.


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