Miami – Mario Alcerro, un hondureño cuyo caso atrajo amplia atención de los medios del sur de la Florida, fue deportado a su país de origen la semana pasada a pesar de las protestas de su familia y activistas que defienden los derechos de los inmigrantes.
– Mario Alcerro fue deportado por segunda vez la semana pasada luego de varios meses recluido en el centro de detención Krome.
– Había huido de Honduras con su familia por la creciente violencia de pandillas.
– La familia de Alcerro había protestado frente a Krome.
Karla Hernández y sus tres hijos -Carlos Mario, de 16 años; Karolay, de 12; y Mariano de 3- quedaron atrás en Miami y ahora buscan de alguna manera persuadir al gobierno federal de otorgarle a Alcerro una visa humanitaria para que pueda regresar – cosa que los expertos ven como posibilidad remota.
El caso renueva las críticas contra la política migratoria del presidente Barack Obama por indocumentados y activistas que defienden los derechos de los inmigrantes que insisten que las deportaciones resultan en la destrucción de familias.
Pero los activistas que buscan un control migratorio más duro dicen que todos los indocumentados deben ser deportados y que la frontera con México debe ser asegurada para que no entren más inmigrantes sin autorización. Alcerro, de 36 años, fue deportado después de haber regresado a Estados Unidos ilegalmente tras haber sido expulsado previamente por agentes de inmigración. Las deportaciones de inmigrantes que regresan después de haber sido expulsados anteriormente son prioridad para el servicio de inmigración, junto con extranjeros que han sido condenados por delitos penales.
“Es una injusticia”, dijo Hernández el sábado durante una entrevista con el Nuevo Herald en su hogar de Doral. “Ya teníamos, el y yo y nuestros hijos, nuestra vida hecha aquí y ahora la familia ha quedado dividida. Yo quisiera que las autoridades de inmigración tuvieran piedad por los niños”.
Alcerro fue deportado el lunes pasado luego de pasar varios meses detenido en el centro para inmigrantes de Krome en el oeste del Condado Miami-Dade.
Fue transportado de regreso a Honduras a bordo de un avión en el que viajaban otros hondureños que también fueron deportados al mismo tiempo. El avión aterrizó en San Padro Sula donde Alcerro fue recogido por un familiar que lo llevó a la capital Tegucigalpa.
“Mi esposo está desesperado”, dijo Hernández. “Dice que la situación de delincuencia en Honduras está muy mal. Su vida peligra ahí”.
Hernández dijo que cuando habló con su esposo por teléfono un día de la última semana pudo oír disparos de arma en el barrio donde se está quedando Alcerro luego de ser deportado.
La razón por la que Alcerro y su familia vinieron de Honduras en el 2011 luego que fuese deportado fue el empeoramiento de la delincuencia de las pandillas en Honduras que ha generado un éxodo principalmente de menores en años recientes.
Sus hijos recibieron amenazas por parte de pandilleros en Honduras y tal situación obligó a la familia a tomar la decisión de regresar a Miami a pesar de la deportación previa de Alcerro, dijo Hernández.
La pareja viajó en avión a la Ciudad de México y luego en autobús a la frontera. Cruzaron el Río Bravo en una pequeña balsa y entraron a Laredo.
La familia reanudó su rutina previa a la primera deportación hasta que Alcerro fue detenido de nuevo por las autoridades de inmigración a principios del año.