Nos permitimos ser un poco personales en el inicio de este artículo, diciendo que nos preocupa el crecimiento de actitudes extremistas en muchos conocidos y amistades, en particular en aquellos con alta presencia en redes sociales. El cariño y aprecio me hacen mostrar esta preocupación. Se tratan de juicios, valoraciones que en muchos casos están influenciados por un entorno en el que existe una alarmante cantidad de información falsa y malintencionada.
¿Existirá una correlación entre las actitudes recalcitrantes y los patrones de consumo medial? No queremos entrar al nudo gordiano de la influencia de los medios, porque esta influencia es inasible por el momento de medir con precisión, ya que está determinada por una multiplicidad de variables. Sin embargo, es pertinente señalar algunos indicios preocupantes, cuando es evidente que hay una debilidad generalizada en la capacidad de todos de confirmar la veracidad de una publicación digital.
New York Times y CNN muestran recientemente su preocupación por el crecimiento de estas actitudes recalcitrantes entre los jóvenes con una presencia elevada en Internet, basados en un artículo del investigador Dale Beran.
Puede que en los jóvenes sea más visible, ya que son una población con un elevado tiempo de navegación, pero nos atreveríamos a especular que es un proceso que ocurre con cualquiera que tenga un alto consumo de redes sociales. No hay que olvidar la genial caricatura en la que un hombre maduro, sentado frente a la computadora le pregunta a su adolescente hija: “¿Cómo es posible que esto sea falso si es exactamente lo que yo pienso?”.
El libertinaje en Internet contribuye a crear confusión en este tiempo de transición en el que las reglas no están claramente establecidas y la tecnología rebasa nuestra capacidad de discernimiento. Por ejemplo, en las campañas de mercadeo digital es una práctica común contratar influencers que no tienen ninguna obligación por revelar que el contenido que difunden es pagado. ¿Cuál será la diferencia entre este tipo de influencer y un periodista tarifado que trastoca la función fundamental de orientación de los medios masivos? Puede que ninguna.
ChatGPT complica de forma alarmante la situación. El Foro Económico Mundial reporta que más del 90% de los Chief Risk Officers de diversas multinacionales consultados en una reciente encuesta dicen que la regulación de la tecnología AI debe ser acelerada. De hecho, miles de expertos han solicitado una pausa en el desarrollo de la AI a través de una carta pública, que también ha sufrido tergiversación, y que no parece haber encontrado ninguna respuesta concreta.
“Lo que realmente la carta dice es que hemos desarrollado esta tecnología que es muy poderosa pero no hemos desarrollado las regulaciones que deben de ir con ella. En este momento la tecnología se está moviendo bastante rápido y los gobiernos bastante lentos. Por tanto, necesitamos una pausa antes de liberar otros poderosos niveles para que las regulaciones se puedan actualizar”, dice Stuart J. Russell, profesor de Berkeley.
En la democracia las actitudes extremistas se minimizan por un entorno de saludable intercambio de ideas en el que los individuos enriquecen su conocimiento con posturas de diferentes tonalidades. Sociedades que han crecido en ambientes pluralistas tienen mejores índices de calidad de vida.
Aunque faltan más data al respecto, hay diversos estudios que muestran que las redes sociales y los patrones de los navegadores crean cámaras cerradas en la que los individuos encuentran repetidamente las mismas posturas alineadas a su visión de mundo.
Pero ha pasado desde siempre, con redes sociales o sin ellas, que diferentes personas se apasionan por ideologías o religiones. Vivimos la Guerra Fría en la que dos formas totalmente distintas de administrar el Estado se enfrentaron, y ambas bajo distintas vías generaron adeptos promoviendo alienación. Puede que esta post-guerra fría en la que estamos la situación continue con nuevas formas y denominaciones.
Un poco más atrás encontramos un ejemplo que calza mejor. El Nazismo, basado en la maquinaria propagandística de Goebbels logró un apoyo impresionante de Alemania, y en diversas partes del mundo (porque no hay que olvidar que inclusive en EUA esta ideología tenía y tiene innumerables partidarios), y el cual en buena medida se basaba en una atroz mentira:
El acuerdo de Sion, fraguado en “El Cementerio de Praga”, es bellamente contado por Umberto Eco en su libro, pero además al final muestra los documentos históricos que en definitiva prueban que este acuerdo fue una burda mentira que sirvió para justificar la expulsión y el despojo de las propiedades de los judíos y, décadas después, su exterminación. Claramente Steven Bannon asesor de Trump, enjuiciado y sentenciado en diversos procesos legales, usó argumentos parecidos a las técnicas de discurso nacistas, apelando a los sentimientos más bajos de la humanidad.
Con objetivos políticos, económicos o a veces imposibles de identificar, la técnica es simple: tocar las fibras más sensibles creando odio para generar adeptos. No es menester ofrecer ninguna opinión sobre estos temas capitales. Sólo queremos señalar la utilización de estos asuntos como estrategia de persuasión.
El racismo como expresión máxima de la otredad, el inmigrante (“que nos quiere sustituir”), los LGBT (“que nos quieren imponer su agenda perversa y destruir a la sagrada familia”), el aborto (“un asesinato que quieren popularizar”), las vacunas (“que causan esterilidad”), el Covid-19 (“que nunca existió”) etc. Todos estos argumentos están pasando y en la gran mayoría de los casos se usan técnicas explicitas o sutiles para señalar falsamente a contrincantes con pecados relacionados a estos temas.
Si los artistas de la falsedad encuentran una población de potenciales votantes que odian a la gente que usa pantalones cortos, los van a tratar de convencer que hay un partido contrario o una organización que quiere lograr la aprobación de una ley que obligue a todo el mundo a usar shores. Parece un ejemplo estúpido, pero recuerde que hay una activa comunidad que ha sido convencida que la tierra es plana.
Imposible olvidar el documental de HBO que muestra como la imagen de Hilary Clinton fue sensiblemente dañada asociándola a una pareja gay propietaria de una pizzería que ella frecuentaba, y que fue acusada en las redes de pedofilia, resultando toda una inmensa mentira.
Es decir, cabezas calientes de derecha o izquierda siempre han existido y siempre existirán. Lo que ahora otorga la tecnología es una capacidad de diseminación de sus ideas nunca vista. Por tanto, insistimos, se debe ser mucho más cauto al generar opiniones, paciente al escucharlas, confirmar dos o tres veces la información que se comparte, y aunque ya existen diversos gobiernos y organizaciones tomando el tema, es urgente un liderazgo local e internacional que genere las regulaciones pertinentes para controlar el libertinaje tecnológico que ya golpea nuestra cotidianidad.