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Extitular del BCH no prevé una recuperación en Honduras hasta 2022 por polarización

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Tegucigalpa – La recuperación económica de Honduras posterior a la pandemia de la covid-19, que ha dejado en el país cerca de 135 mil casos y 3 mil 368 muertes, y los daños de las tormentas Eta e Iota tardará unos dos o tres años por la polarización política, dijo a Efe el exministro hondureño de Finanzas, Hugo Noe Pino.

«Realmente el nivel de deterioro es tan fuerte que se requerirán, bajo las mejores condiciones y las mejores políticas, al menos dos o tres años para recuperarse», enfatizó Pino, que fue presidente del Banco Central de Honduras de 1994 a 1997.

El economista afirmó que no ve «en el horizonte cercano» que Honduras pueda tener políticas ni condiciones para avanzar en la recuperación económica.

En Honduras existe una “crisis humanitaria”, con alrededor del 70 % de la población sin la posibilidad de tener un trabajo digno, lo que les obliga a abandonar el país en caravana de migrantes, subrayó.

Las pérdidas causadas por el parón provocado por la covid-19 y los efectos de Eta e Iota en el país superan los 4 mil 140 millones de dólares, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Central de Honduras (BCH).

Los daños suponen una caída de alrededor del 9 al 10 % del Producto Interno Bruto (PIB) y representan un impacto económico superior a las pérdidas que dejó el huracán Mitch, a finales de 1998, y la crisis política de junio de 2009, cuando fue derrocado el expresidente hondureño Manuel Zelaya, cuando promovía una consulta popular para reformas constitucionales que la ley le impedía, de acuerdo al BCH.

PANORAMA INCIERTO

La pandemia y las tormentas tropicales que golpearon a Honduras han agudizado la crisis económica que ya tenía el país centroamericano, subrayó Pino.

A inicios del año 2020 Honduras ya tenía «grandes desafíos» en materia económica, pues el crecimiento del país disminuyó de 4.8 % en 2017 al 2.7 % en 2019, señaló.

En 2019, Honduras también registró una deuda pública «muy alta», de alrededor de 12 mil millones de dólares, lo que equivale a casi el 50 % del PIB, y se prevé que en el primer trimestre de 2021 aumente a 16 mil millones de dólares, añadió.

«El panorama de 2021 es muy complejo, muy incierto, y no abona desde el punto de vista político al mejoramiento de la actividad económica», subrayó Pino, quien es precandidato a diputado por una corriente del Partido Libertad y Refundación (Libre, de izquierda).

Aseguró que la polarización política que se vive en Honduras hace difícil reactivar la inversión y avanzar en la reactivación de la débil economía, aunque cree que el nuevo gobierno que asuma en enero de 2022 podría disminuir la crisis.

El presidente que salga electo en los comicios generales de noviembre de 2021 podría reducir la polarización política y «concitar voluntades» para mejorar la inversión pública y privada, siempre y cuando las elecciones sean «democráticas, justas y transparentes», subrayó.

«Solamente la posibilidad de un nuevo gobierno a partir de 2022, que va encontrar una situación muy compleja, pudiera en determinado momento sentar las bases de reducción de la polarización con políticas económicas y en general que permitan que la recuperación económica pueda ser más rápido de lo que los números anticipan», explicó.

SITUACIÓN DRAMÁTICA

En su opinión, Honduras está a las puertas de lo que denomina un «consejo consultivo», conformado por un grupo de países donantes, que ante la «situación tan dramática» que vive el país desde el punto humanitario, podría «hacer aportes en diferentes campos, ya sea con préstamos blandos, renegociación o alivio de deuda, donaciones».

Sin embargo, Pino considera que la no continuidad de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), y la vinculación a casos de narcotráfico en Estados Unidos del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, hace pensar que «es muy difícil que exista una voluntad en los (países) donantes de seguir apoyando» al país.

El mandato de cuatro años de la MACCIH, bajo un convenio suscrito en enero de 2016 en Washington entre Hernández y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, concluyó en enero pasado, luego de que el Gobierno hondureño y la secretaría general del organismo continental no lograron un acuerdo para la continuidad de la Misión en Tegucigalpa.

VULNERABILIDADES

La pandemia y las tormentas tropicales han «desnudado las vulnerabilidades del país», señalo Pino, que lamentó que en los dos mandatos del presidente Hernández se ha reducido el presupuesto a Salud y Educación.

Destacó la importancia de combatir la corrupción en Honduras para «liberar recursos» que financien proyectos de salud y educación, y erradicar la desigualdad a través de políticas tributarias equitativas y progresivas.

También es necesario disminuir el «peso de la deuda externa» y reducir la pobreza, el desempleo y la violencia que afectan a Honduras, un país con 9,3 millones de habitantes.

Para reducir la pobreza, la población debe tener acceso a una educación de calidad, salud preventiva y un puesto de trabajo, señaló el exministro de Finanzas.

Pero para generar empleos, indicó Pino, el Gobierno debe garantizar un marco «adecuado de clima de negocios, es decir, seguridad jurídica, seguridad ciudadana, de tal forma que el inversionista nacional y extranjero sienta que no tiene que andar pasando por aduanas políticas para que se le resuelva un problema». 

JS

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