Esta época del año, cuando conmemoramos el nacimiento de nuestro Redentor y cuando esperamos con optimismo la llegada de un nuevo año, está llena de grandes expectativas. A pesar de lo que la dura realidad nos diga, queremos pensar que a partir de la Navidad y el año nuevo todo mejorará. Este ha sido un año duro, repleto de inseguridad, de COVID, de manifestaciones y tomas, de inundaciones y deslizamientos, de noticias negativas sobre la economía (la última nos habla de una caída del veintidós por ciento en la inversión extranjera directa, lo cual nos asegura que aumentará el desempleo), de la considerable alza en los precios de la canasta básica y de la persistencia de la crisis en Hondutel y ENEE. Sin embargo, justo cuando todo parece ser negativo, irrumpe la noticia de la firma del Memorándum de Entendimiento entre el gobierno y la Organización de las Naciones Unidas, ONU. Pero antes de celebrar, antes de lanzar las campanas al aire, analicemos el Memorándum y veamos qué podemos concluir nosotros.
En primer lugar, ubicada entre los Considerandos del documento aparece la siguiente frase, “Reconociendo la naturaleza no vinculante de este instrumento”. A mi entender, al no ser vinculante el documento las partes no están obligadas a su cumplimiento, lo cual obligaría a preguntar por qué se firmó entonces. No obstante, supongamos que mi interpretación es incorrecta y prosigamos con el análisis del documento.
Más adelante el documento dice que se “inician los trabajos relativos al establecimiento de un mecanismo internacional, imparcial, independiente y autónomo contra la corrupción y la impunidad en Honduras”. Ese es el propósito del esfuerzo conjunto, y las cuatro características, “internacional, imparcial, independiente y autónomo” se mencionan reiteradamente en el documento. Debemos suponer que ese es el compromiso de ambas partes, y suponiendo que así es, me parece que contaríamos con el mecanismo que añoramos los hondureños.
También nos dice el Memorándum que el trabajo se hará en dos fases y que la intención de la primera fase es que “el gobierno asiente los cimientos necesarios para el establecimiento de un mecanismo internacional, independiente, autónomo e imparcial, demostrando el compromiso y voluntad política de las autoridades en el fortalecimiento de un sistema de justicia independiente.” Para esto se propone el envío de un equipo de expertos de la ONU “compuesto inicialmente de personas expertas en el sistema penal, en la adopción e implementación de reformas legales, en el análisis de información – incluida la información financiera – y en el sistema jurídico nacional hondureño.” Agrega que “el equipo de expertos brindará asistencia técnica para iniciar la investigación, enjuiciamiento, y combate contra la impunidad y la corrupción.”
El documento continúa diciendo que la primera fase busca, primero, “evaluar instrumentos, instituciones y capacidades nacionales”. Segundo, “brindar apoyo en la formación y el entrenamiento del personal a cargo de la investigación, enjuiciamiento y combate contra la impunidad y la corrupción”. Tercero, “determinar actuaciones, fortalezas, y debilidades del Ministerio Público y el Sistema Judicial”. Cuarto, “identificar, en conjunto con el Gobierno, las reformas constitucionales necesarias para el buen funcionamiento del mecanismo internacional, imparcial, independiente y autónomo. Quinto, “realizar reformas al marco que regula el delito de enriquecimiento ilícito y lavado de activos, la abrogación del Decreto 116-19, y la modificación de las regulaciones de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros”, entre otros. Finalmente, el Memorándum menciona que para iniciar la primera fase será necesario acordar los Términos de Referencia para el envío del equipo de expertos y que “paralelamente las partes negociarán los términos del convenio para establecer el mecanismo”.
En resumen, la primera fase es fundamentalmente asistencia técnica para el Ministerio Público y el Sistema Judicial, así como un análisis de las reformas constitucionales y de otra legislación y regulación que será necesario modificar para “el buen funcionamiento del mecanismo internacional, imparcial, independiente y autónomo”.
El documento es menos específico en cuanto a la segunda fase. No obstante, nos dice que habrá que obtener un mandato emanado de uno de los órganos de la ONU y un “dictamen favorable sobre la existencia de garantías y requisitos jurídicos” para el funcionamiento del mecanismo. La segunda fase comenzaría con la ratificación del Convenio Bilateral y será gradual, comenzando con la definición de los “Términos de Referencia para la selección de liderazgo idóneo”, con la selección del sitio para sus oficinas y la selección de los casos de alto impacto. Lo que debemos entender es que resta mucho trabajo para alcanzar la segunda etapa y que es posible que las partes no puedan acordar y proceder a implantar las medidas que estiman serían necesarias para el buen funcionamiento del mecanismo.
Tenemos pues un Memorándum “no vinculante”, que presenta un “mecanismo internacional, imparcial, independiente y autónomo”, que será logrado en etapas, una de las cuales, la primera, es definida en algún detalle, mientras que la segunda es tan solo ligeramente esbozada. En cualquier caso, queda mucho por hacer y no existe garantía alguna que se culminará exitosamente cualquiera de las dos etapas. Por otro lado, considerando que ha tomado un año para lograr firmar el Memorándum, que a todas luces es el paso más sencillo, es razonable suponer que nos tomará otro año para que el grupo de expertos se haga presente en nuestro país. Si a eso agregamos un año de trabajo de los expertos y otro año para negociar y hacer las reformas constitucionales y legales, concluiremos que, en el mejor de los casos, no será hasta el próximo gobierno que veremos operar el “mecanismo internacional, imparcial, independiente y autónomo”. De todas maneras, recordemos que más vale tarde que nunca. Sin embargo, también es probable que no se logre acordar las bases para la creación del mecanismo. Es posible que veamos frustradas nuestras operaciones. Así las cosas, dejemos por un rato los temas que nos agobian y preparémonos para recibir a nuestro Salvador. Pidamos a Dios que nos enseñe a amar como El nos ama, sin limitaciones y sin condiciones. Si caminamos en esa dirección, lograremos nuestra unión y encontraremos la solución de nuestros problemas. ¡Que el Señor nos bendiga en esta época tan especial y que nos conceda un mecanismo internacional, imparcial, independiente y autónomo!