Por: Otto Martín Wolf
Un observatorio ruso captó una señal –aparentemente originada en el espacio exterior- provocando una ola de especulaciones entre aficionados y fanáticos de la vida extraterrestre.
La comunidad científica mundial, razonablemente, se mantiene escéptica mientras se analizan todos los datos y se obtiene mayor información.
La pregunta sobre si existe vida extraterrestre ha sido formulada por millones de personas durante largo tiempo, especialmente desde que la tecnología comprobó, con el primer astronauta (Yuri Gagarin, ruso, 12 de Abril,1961), que se podía viajar al espacio.
Pero, el cosmos es más grande de lo que el ser humano puede entender. Para una idea rápida, la Tierra gira alrededor de un sol… como hay más de mil millones en la Vía Láctea, nuestra galaxia.
Existen más de cien mil millones de galaxias registradas y quién sabe cuántas aún por descubrir, la cantidad de planetas similares a la Tierra debe ser enorme.
Pero, para mí al menos, la pregunta sobre vida extraterrestre sólo es verdaderamente apasionante si se refiere a vida inteligente reconocible.
Claro que sería interesante saber que en algún lugar existen vegetales o alguna clase de animales, pero para mi interés personal, no sería suficiente.
Qué maravillas tecnológicas tendrá una civilización que nos lleve mil años o, por qué no, un millón de años.
El problema es que siendo el cosmos tan grande y descartando sistemas fantásticos tipo Hollywood, la posibilidad de viajes tripulados con seres vivos es muy remota y casi lo mismo sucede con sondas y robotS; por el factor tiempo.
Para una idea, la Tierra envió al espacio EN 1977 la sonda Voyager, a la que le tomó aproximadamente 38 años salir del Sistema Solar, que en distancia cósmica es como ir a la vuelta de la esquina.
Pasarán millones de años antes de que se aproxime a otro sistema solar donde -y sólo con mucha suerte- quizá pueda encontrar un planeta habitado por alguna civilización capaz de entender de lo que se trata.
Si una sonda similar hubiera visitado la Tierra hace apenas 10 mil años, cuando aún no se iniciaban los grandes imperios, a lo mejor los primitivos que hubieran encontrado la nave la habrían elevado a la estatura de dios o algo parecido y ya para nuestro tiempo sería tan sólo una leyenda.
“A veces la tecnología se puede confundir con la magia”; nada más imagine lo que pensaría un hombre de la Edad de Bronce (entre 1000 a 3000 años AC) al ver un avión o una simple linterna de mano.
Todas estas conjeturas, basadas en la realidad del cosmos, nos hacen comprender que la comunicación con otras inteligencias tiene que ser por medios electrónicos: señales de radio, televisión, rayos x, etc.
Inclusive quizá no podamos captar sus comunicaciones, que pueden ser por sistemas diferentes e inidentificables para nosotros. Las hormigas, como un ejemplo, se comunican por mensajes químicos.
O qué tal si “ellos” han desarrollado su tecnología de otra manera, una que no conocemos –digamos que por telepatía o algún sistema electrónico incomprensible para nosotros- jamás captaríamos sus mensajes y tampoco entenderían los nuestros.
Debe haber vida inteligente, el cosmos es demasiado grande para que no la haya, pero detectar y comprender sus comunicaciones es otra historia.
Con ansias esperaré más informes sobre esa señal.