Miami, (EEUU) – Exiliados cubanos están indignados con una estudiante sobreviviente de la masacre de un colegio del sur de la Florida por vestirse de miliciana cubana en un mitin en Washington.
Los dardos van contra Emma González, de un colegio de secundaria en Parkland (Florida), por haber aparecido como principal oradora, en una masiva manifestación por el control de las armas en la capital, con la bandera cubana cosida en el hombro de su chaqueta verde olivo.
Gonzalez, de origen cubano, sobrevivió la masacre en su colegio por parte de un ex alumno, NIkolas Cruz, donde murieron 17 estudiantes y profesores.
González, de 18 años, apareció, junto a otros cuatro compañeros suyos, en la portada de la revista “Time” la semana pasada, bajo el título “ENOUGH” a las armas, con la cabeza rapada y pantalones rotos.
Emma González durante un programa en CNN durante el cual intervino junto otros jóvenes del movimiento contra las armas en Estados Unidos.
Con su perfecto inglés y manera agresiva de expresarse, ha sido la sobreviviente más mediática de esa tragedia.
La han entrevistado todas las principales cadenas de televisión, hasta Wikipedia le ha abierto una página biográfica y tiene más un millón de seguidores en su cuenta de Twitter.
La escritora cubana Zoé Valdés no escatimó epítetos denigratorios cuando en su cuenta de Facebook, además de insinuar su orientación sexual, la llama “machorra” (marimacha en Cuba), que “va de revolucionaria, con la carcajada o lagrimita fácil, según lo que toque en el teatro del absurdo”.
“Lo único que le había faltado por gritar al final de su discurso enardecido, no faltaba más: Pioneros por el comunismo, somos como el Che”, según Valdés.
EMMA González en su memorable intervención en Washington “Seis minutos y 20 segundos”, el tiempo que tuvo el asesino en su escuela de Parkland, Florida para asesinar a 17 personas.
En las redes sociales, muchos cubanos de Miami se muestran de acuerdo con Valdés, pero otros la critican ferozmente.
El editor de cine Ricardo Acosta escribe que una “cubana ya muy mayorcita, madre, buena poeta y escritora, dedica su veneno a tratar de asesinar el carácter de la aguerrida Emma y su público rabiosamente la aplaude y vomita oprobios homofóbicos, en un bochornoso acto de repudio”.
Acosta se refiere a las rabiosas críticas que ha recibido González por su personalidad bisexual, activista contra las armas y por vestir como si fuera una más de la rebelión estudiantil de 1968 contra la guerra de Vietnam.
Una que ha salido, sorpresivamente, en su defensa ha sido la congresista republicana cubana-americana por Florida Ileana Ros-Lehtinen, conocida también por su acérrimo anticastrismo.
Una joven observa desde un edificio a miles de alumnos, activistas y padres que marcharon en varias ciudades de Estados Unidos protestando contra las armas.
La congresista ha reaccionado a un mensaje en Facebook del congresista republicano Steve King criticando que González, en un mitin a favor del control de las armas, usara una banderita de Cuba en su chaqueta.
“Eso es lo que pasa cuando se reclama unos orígenes cubanos, no se habla español y cuando se ignora que sus ancestros huyeron de Cuba para escaparse de una dictadura que convirtió a Cuba en un campo de prisioneros”, escribió King.
Ros-Lehtinen dijo que el padre de Emma, José González, quería hablarle porque, según él, King y otros estaban interpretando mal porque su hija tenía una banderita cubana en su chaqueta durante la manifestación.
Alumnos de la escuela Round Lake High en Illinois, también salieron a protestar contra las masacres en las escuelas y colegios norteamericanos.
La congresista dijo que el padre le explicó que su hija está muy orgullosa de sus orígenes cubanos y que de “ninguna manera como iba vestida ese día era una muestra de apoyo a la dictadura de los Castro”.
“Muchas casas en Miami tienen en sus fachadas banderas cubanas”, dijo Ross Lehtinen, una crítica constante de Fidel y Raúl Castro.
La portada que dedicó la revista Time a Emma González y los demás jóvenes que encabezan el movimiento estudiantil contra las armas en Estados Unidos.
Una composición de Ricardo Acosta, Emma González y Zoé Valdés.
Emma González y la escritora cubana Zoé Valdés, radicada en el exilio.
