Rodas, uno de los más connotados especialistas forenses del país, participó junto a expertos hondureños y extranjeros en las autopsias practicadas a 360 reclusos que murieron la semana pasada en la cárcel de Comayagua, víctimas de quemaduras y asfixia por inhalación de humo.
El especialista manifestó que en el caso de en la granja penal de El Porvenir, Atlántida, el 5 de abril de 2003, donde murieron 69 personas, 63 privados de libertad y tres visitas, le tocó a él participar en el levantamiento de los cadáveres, trasladarlos a San Pedro Sula y exhumarlos.
“Se encontraron lesiones compatibles con heridas con armas de fuego, heridas por arma blanca y heridas por objeto romo y en cada uno fue descrito si fue por uno o por los tres mecanismos, se hizo el juicio y los tres responsables están en la cárcel porque nosotros lo que vemos, lo plasmamos y el que no lo haga es sometido a un proceso y si se le encuentra responsabilidad, no es que va a ser despedido, es llevado a prisión”, explicó.
Señaló que el caso del penal de Comayagua es igual y de hecho muchos de los forenses que participaron en el caso de El Porvenir también participaron en las autopsias que se han practicado en Tegucigalpa a los reclusos fallecidos la semana pasada.
“Somos del mismo grupo yo dirigí el caso de la cárcel de El Porvenir y la actual directora de Medicina Forense, Lucy Marder, era la segunda al mando y lo que dijimos fue éste tiene lesiones por esto y lo sostuvimos en el juicio y ahora hay condenados por ese caso”, reiteró.
Añadió que en los cadáveres no sólo se toman fotos a las lesiones sino también donde no hay daños para documentar que lo que está diciendo es cierto.
Recordó que una de las medidas que se toma en casos como el de esos penales, es poner las armas de los custodios en resguardo para que estén a disposición de las autoridades en caso que se constate que en los cuerpos hay heridas de bala, arman blanca o golpes material contundente y luego hacer un cotejo.
Relató que llegaron al lugar del siniestro en la granja penal de Comayagua, esperaron dos horas para que bajara la temperatura y se aseguraron las estructuras que estaban por caer, ingresaron y después se hizo el levantamiento de cada uno de los cadáveres en los cinco módulos.
“Lo que vimos fue personas que habían muerto y la impresión era que la causa de muerte era por quemaduras de cuarto grado, calcinamiento y unos 30 cadáveres o menos que no presentaban tanto daño, se podían reconocer y a los cuales se les mandó a hacer la prueba de intoxicación por humo, para determinar quienes murieron por efecto directo del fuego y quienes intoxicados por el humo”, explicó.
Indicó que al momento de llegar a la escena del siniestro sintió presión porque había que hacer el levantamiento no sólo de los cadáveres y sino de las pertenencias asociadas porque ayudan a la identificación.
Añadió que como humano, primero estaba estupefacto porque sus ojos no daban crédito a lo que estaba viendo al contemplar el amontonamiento de cadáveres que se fueron a refugiar hacia sitios que consideraron más seguros y quedaron ahí en grupos de 80 y 100 cuerpos.
“Son escenas que yo sólo las había visto en películas sobre Adolfo Hitler, nunca creí que las iba a ver, pero tenía que actuar y empezamos a sacar cadáveres, a tomar fotografías y a ponerles su identificación y después de varias horas me pregunté ¿porqué no lloro? ¿es que ya no siento?, ¿ya no soy humano?”.
En ese sentido, Rodas informó que esta tarde todos los forenses y patólogos que participan en las autopsias e identificación de los cadáveres de los muertos en el penal de Comayagua serán sometidos a un proceso para expresar y canalizar las emociones con un experto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) porque son imágenes que se quedan grabadas.
